Cómo está América Latina frente a nuevas regulaciones ambientales en comercio internacional
En el escenario del comercio internacional, América Latina y el Caribe enfrenta un panorama de creciente regulación ambiental que impacta directamente en sus exportaciones agrícolas.
La reciente normativa de la Unión Europea sobre productos libres de deforestación, junto con medidas de sostenibilidad en acuerdos comerciales, han puesto a la región en el centro del debate sobre la viabilidad y competitividad de su sector agroexportador.
Justamente, normativas futuras que se tiene planeado implementar como el Pacto Verde Europeo han generado preocupaciones en países como Brasil, Argentina, Colombia, Ecuador y Paraguay. Estas economías, altamente dependientes de la exportación de productos como la soya, el café y la carne, enfrentan el desafío de demostrar la trazabilidad y sostenibilidad de su producción para mantener el acceso al mercado europeo.
Un informe reciente de la Ocde destaca que estas regulaciones han sido motivo de discusión en la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde países latinoamericanos han expresado sus inquietudes.
“Las medidas adoptadas por la UE imponen costos adicionales a los exportadores y pueden generar distorsiones en el comercio”, advirtieron representantes de la región en foros internacionales. No obstante, el bloque ha defendido la normativa argumentando que busca frenar la deforestación global y reducir las emisiones de carbono.
Brasil, el principal exportador de soya del mundo, ha manifestado su preocupación por los requisitos de certificación que impone la normativa europea. La Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja) afirmó que “el sector ha avanzado en la implementación de prácticas sostenibles, pero la nueva normativa impone barreras que pueden afectar nuestra competitividad”.
En el mismo sentido, Argentina ha señalado que el cumplimiento de estos requisitos representa un reto para los pequeños y medianos productores, quienes podrían quedar excluidos del mercado europeo por los altos costos de certificación.
Por otro lado, países como Colombia han tratado de aprovechar la situación para posicionarse como líderes en sostenibilidad. “Nuestra estrategia se basa en demostrar que podemos producir sin deforestar, garantizando un acceso preferencial a los mercados internacionales”, declaró un funcionario del Ministerio de Agricultura colombiano. Sin embargo, los exportadores han advertido que la falta de infraestructura y apoyo financiero dificulta la adaptación a las exigencias europeas.
Regulación de pesticidas
Además de la deforestación, las regulaciones sobre residuos de pesticidas en productos agrícolas también han sido motivo de preocupación. La UE ha reducido los niveles máximos de residuos permitidos en alimentos, lo que afecta directamente a las exportaciones de frutas y vegetales de países como Ecuador, Costa Rica y República Dominicana.
Según el informe de la Ocde, estas medidas podrían impactar significativamente las exportaciones latinoamericanas si los productores no logran ajustarse a los nuevos estándares.
En este contexto, los gobiernos de la región han tomado diferentes enfoques para enfrentar estos desafíos. Algunos han promovido alianzas estratégicas con la Unión Europea para facilitar la transición hacia modelos de producción más sostenibles.
En naciones como Chile y Perú, por ejemplo, se han implementado programas de certificación ambiental y tecnología agrícola para reducir el impacto de estas regulaciones en sus exportaciones.
“La clave está en la innovación y el apoyo al productor. Solo así podremos asegurar que nuestros productos cumplan con las exigencias internacionales”, señaló un representante del sector agropecuario chileno.
Otros países, sin embargo, han optado por una postura más confrontativa, denunciando las regulaciones europeas como barreras comerciales encubiertas. En foros internacionales, representantes de Brasil y Argentina han insistido en que estas normativas deben ser aplicadas con mayor flexibilidad para evitar que se conviertan en obstáculos para los países en desarrollo.
“Es fundamental encontrar un equilibrio entre sostenibilidad y comercio justo. No podemos permitir que se impongan regulaciones que perjudiquen a nuestros productores sin considerar la realidad económica de la región”, afirmó un funcionario argentino.
El impacto de estas medidas no se limita solo a la relación con Europa. Otros mercados, como Estados Unidos y China, están evaluando la posibilidad de implementar regulaciones similares en el futuro. La presión de los consumidores y organizaciones ambientalistas ha llevado a grandes cadenas de distribución a exigir estándares más estrictos en cuanto a sostenibilidad.
Esto significa que las empresas latinoamericanas deberán adaptarse no solo para cumplir con la normativa europea, sino también para garantizar su competitividad en un mercado global en transformación.
Economía sostenible
Desde una perspectiva económica, algunos analistas advierten que estas regulaciones podrían incentivar la diversificación de mercados en América Latina. “En lugar de depender exclusivamente de Europa, los países latinoamericanos deben explorar nuevas oportunidades comerciales en Asia, África y Medio Oriente, donde las exigencias ambientales aún no son tan estrictas”, sugirió el documento.
Sin embargo, esta estrategia requiere inversiones significativas en logística, infraestructura y negociaciones diplomáticas para establecer acuerdos comerciales sólidos con estos mercados emergentes.
A nivel global, la tendencia hacia la implementación de regulaciones ambientales en el comercio es cada vez más evidente. En los últimos cuatro años, se ha registrado un incremento en la adopción de medidas de acceso al mercado basadas en criterios ambientales, incluyendo certificaciones de producción sostenible y restricciones a productos con altos niveles de impacto ambiental. La Ocde subraya que “estas políticas reflejan una creciente preocupación por la sostenibilidad, pero también plantean desafíos para las economías en desarrollo”.
Mientras algunos países han optado por la cooperación internacional para mitigar los efectos de estas regulaciones, otros han planteado disputas comerciales en la OMC. En el caso de América Latina, la estrategia parece estar dividida entre quienes buscan adaptar sus sectores productivos y aquellos que consideran que las regulaciones imponen barreras injustas al comercio.
De acuerdo con el documento, el desafío para América Latina es encontrar un equilibrio entre sostenibilidad y competitividad. La inversión en tecnología, certificaciones y mecanismos de cooperación internacional será fundamental para que los países de la región puedan responder a los nuevos desafíos sin perder su presencia en los mercados internacionales.
Fuente: https://www.portafolio.co/