Las perspectivas que hay para el comercio exterior colombiano durante el 2025
El comercio exterior colombiano durante este año se enfrentó a una serie de retos, especialmente en el sector de las exportaciones en el que en gran parte del 2024 se mostraron cifras negativas. Sin embargo, para el 2025 se proyecta mayor dinamismo, contando con que los factores externos beneficien este reglón.
De acuerdo con la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), se proyecta para el 2025 cerrar con exportaciones por encima de los US$50.000 millones, impulsadas principalmente por el sector agroindustrial y las manufacturas, pilares del crecimiento de las ventas externas no minero energéticas.
Sin embargo, el panorama internacional plantea desafíos significativos, particularmente en relación con Estados Unidos, uno de los principales socios comerciales del país. Según Javier Díaz, presidente de Analdex, existen dos temas que demandan atención prioritaria.
El primero es la posible huelga de estibadores en la costa Este de Estados Unidos, programada tentativamente para el 15 de enero, y el impacto de nuevas políticas arancelarias que podría implementar el presidente electo de EE. UU., Donald Trump, en caso de retomar medidas proteccionistas.
Por otro lado, el líder gremial destacó que para las importaciones, se prevé un aumento en 2025, reflejo de una posible recuperación de la economía colombiana. Este comportamiento sería clave para dinamizar sectores productivos que dependen de insumos y maquinaria del exterior.
En el plano interno, Diaz destaca que es necesaria la modernización aduanera de manera urgente para consolidar la competitividad de Colombia en los mercados globales. El sector privado ha señalado que la facilitación del comercio debe ser una prioridad en la agenda conjunta con el Gobierno.
En este contexto, preocupa el impacto del decreto 659, que busca implementar la declaración anticipada obligatoria para las importaciones. Esta medida, preocupa ya que podría generar retrasos y afectar a los exportadores que adquieren materias primas y maquinaria en el exterior.
Por el lado de la logística, se estima que este sigue siendo otro factor crítico. Para Javier Díaz, es importante poner la lupa en este renglón “para que estos costos no asciendan a casi el 18% del total de un producto. Esto debe venir acompañado por el transporte multimodal y mejoramiento de puertos para ser competitivos frente a los países de la región”.
Los posibles escenarios
Ahora bien, para el presidente de la consultora Araujo Ibarra, Martín Ibarra, el 2025 podría representar un punto de inflexión para Colombia en términos de desarrollo económico y su inserción en el mercado global.
En el escenario positivo, Ibarra destaca que se plantea la posibilidad de que Colombia se convierta en un actor clave del nearshoring en América Latina. Este fenómeno, impulsado por las tensiones geopolíticas y las estrategias de reorganización de cadenas de suministro, está destinado a movilizar inversiones y exportaciones por un valor estimado de US$78.000 millones en la región, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“La clave para este avance radicará en las acciones que Colombia pueda implementar para posicionarse como un destino atractivo para estas inversiones, particularmente si la relación comercial entre Estados Unidos y México se deteriora”, indicó.
Para lograrlo, será indispensable construir una alianza público-privada haciendo un trabajo conjunto entre el Gobierno y el sector empresarial para identificar oportunidades, eliminar barreras y promover estrategias coherentes.
Así mismo, detalla que es necesario generar estabilidad jurídica y tributaria ya que los inversionistas internacionales demandan seguridad en sus operaciones. “Mensajes claros y compromisos sostenidos en estos ámbitos atraerán mayores flujos de capital”, menciona.
Agrega que es importante aprovechar el mecanismo de zonas francas de exportación, ya que estos podrían convertirse en un factor competitivo clave, permitiendo que el país ofrezca condiciones fiscales similares a las de sus rivales en la región.
Este enfoque podría, además, facilitar una transición paulatina para sustituir las exportaciones minero energéticas, diversificando la economía y reduciendo la dependencia de sectores con un futuro incierto en el contexto del cambio climático.
Por otro lado, el panorama podría oscurecerse si Estados Unidos decidiera descertificar a Colombia en la lucha contra las drogas. Este acto, opina Ibarra, que implica la suspensión de garantías comerciales y de inversión, ya demostró sus devastadoras consecuencias durante el gobierno de Ernesto Samper, cuando las exportaciones y las inversiones se paralizaron abruptamente.
En este escenario, Colombia seguiría dependiendo de sus exportaciones tradicionales, perdiendo una oportunidad única para subirse al tren del nearshoring. Además, la descertificación enviaría una señal de inestabilidad a los mercados internacionales, alejando el capital necesario para fomentar el crecimiento económico sostenible.
Papel del dólar
La dinámica del dólar es la punta de lanza no solamente para la economía colombiana, sino también para el comportamiento del comercio exterior del país. De acuerdo con el director de la Escuela de Negocios y Desarrollo Internacional del Politécnico Grancolombiano, Sebastián Chacón Marín, en 2025, Colombia enfrentará el desafío de adaptarse a un entorno global incierto mientras aborda sus propios problemas internos.
Para el director, aunque los factores externos seguirán influyendo en el comportamiento del dólar, el país tiene la oportunidad de fortalecer su economía mediante una estrategia integral.
Esta debería incluir medidas para reducir la dependencia de exportaciones volátiles, fomentar la innovación en sectores clave y mantener la estabilidad política y social, elementos que generan confianza en los mercados internacionales.
“La economía colombiana tiene resiliencia y capacidad de adaptación. Si se logra aprovechar este momento para implementar reformas estructurales y diversificar la economía, 2025 podría ser el inicio de una recuperación más sostenible”, señaló.
Concluyó asegurando que por ahora, tanto las empresas como los ciudadanos deberán continuar ajustándose a la volatilidad del dólar, mientras observan de cerca los movimientos de las principales economías del mundo y las políticas locales que definirán el rumbo de la economía nacional en los próximos años.
Fuente: https://www.portafolio.co/