El financiamiento sostenible continua cerrando las brechas en América Latina y el Caribe
La manera de persuadir a los inversores de impacto para que destinen recursos a América Latina y el Caribe es una cuestión central para el futuro de la región.
Existen muchos fondos que buscan un cierto componente de sostenibilidad en sus inversiones. Son los que denominamos “inversores de impacto”, y la manera de persuadirlos para que destinen recursos a América Latina y el Caribe (ALC) es una cuestión clave para el futuro de la región.
Los inversores de impacto son actores financieros que buscan generar un impacto en relación con cuestiones como el cambio climático o el desarrollo social en ámbitos de género, diversidad e inclusión (GDI). Para ello, aplican sólidos principios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Los fondos de inversión, como el Energy Transition Fund de Brookfield, que recaudó US$15.000 millones para energía con fines de descarbonización y que actualmente está recaudando el segundo fondo con el mismo propósito, son ejemplos realmente notables del financiamiento de impacto que se encuentra disponible en el mercado.
Aunque estas plataformas y vehículos de financiación están en auge, las inversiones de impacto están teniendo menos repercusión en ALC debido, entre otras razones, a que no hay suficiente conocimiento específico del mercado y a que se percibe un mayor riesgo en las jurisdicciones si se las compara con la rentabilidad razonable obtenida especialmente en EEUU en la actualidad.
En este momento, ALC recibe menos del 4% de las inversiones de impacto mundiales. Esto pone de manifiesto la mala asignación de recursos, dadas las desigualdades sociales y las características naturales de ALC, que cuenta con los mayores bosques tropicales del mundo, importantes reservas de agua dulce, una abundante biodiversidad y otros capitales naturales. Estas son ventajas comparativas a la hora de alcanzar los objetivos de la inversión de impacto.
Creemos que actores multilaterales como BID Invest pueden contribuir a cerrar esta importante brecha, atrayendo inversores sostenibles/de impacto a la región y aprovechando nuestro sello de sostenibilidad o anclaje financiero para conseguir más liquidez para importantes proyectos de infraestructura.
En ese sentido, la cartera de infraestructura actual y sus bonos temáticos potenciales son particularmente prometedores para atraer inversores a la Región. Según el Centro de Finanzas Sostenibles de las Naciones Unidas, los bonos temáticos son instrumentos tradicionales de renta fija que permiten a los inversores financiar temas de inversión específicos como el cambio climático, la salud, la alimentación, la educación, el acceso a servicios financieros y apuntar a Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) específicos a través de la inversión.
La participación de BID Invest ha proporcionado un efecto catalizador clave para atraer a inversores hacia dichos bonos. Esto se hace de muchas formas, por ejemplo proporcionando una cantidad fija para cubrir, digamos, la mitad de la emisión de bonos, con la posibilidad de reducir la contribución si se obtiene más liquidez de otros inversores en el mercado. Este es un sistema comprobado que ha permitido recaudar fondos de segmentos locales con liquidez y nuevas cuentas en el extranjero. Las sólidas prácticas ASG de BID Invest y su profundo conocimiento de la región también son parte de nuestra propuesta de valor para los inversores que buscan oportunidades sólidas en ALC.
El año pasado, por ejemplo, el rol de BID Invest ayudó a obtener financiamiento en moneda local para la autopista Rumichaca-Pasto, a través del segundo bono social (bono temático en el que se consideran beneficios sociales como acceso a servicios, mayor productividad, mejores condiciones de vida o medidas de género, contabilizados como un beneficio en la estructura de financiamiento) emitido en el sector de infraestructura de Colombia y el mayor en moneda local, por un monto de US$260 millones equivalentes en pesos colombianos. BID Invest ancló la mitad de la emisión, y el resto del bono fue suscrito por inversionistas institucionales locales, y también por algunos nuevos inversionistas de impacto en la región, principalmente de Europa y EEUU.
Otro ejemplo muy valioso, también en Colombia, es el trabajo realizado en el Puerto Antioquia, en el que se utilizó un préstamo sindicado de US$390 millones para financiar un puerto totalmente nuevo en Antioquia, una región que durante 30 años ha necesitado el acceso comercial por mar.
En este caso, el diseño específico de un marco de integridad y reputación, la asociación con un experto local como la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), así como el cumplimiento de las normas ambientales y sociales más estrictas, fueron fundamentales para garantizar la inversión de impacto en un entorno crítico y frágil como el de Urabá. El trabajo innovador llevado a cabo en esas áreas permitió que los inversores ingresaran a la operación considerando no solo el aspecto de capital (con fondos de capital e inversores institucionales de renombre), sino también el de deuda, en este caso con los prestamistas locales en el tramo privilegiado y una firma mundial de capital privado en el tramo intermedio, lo que añade valor y liquidez al plan financiero.
Se espera que Puerto Antioquia genere 17.000 puestos de trabajo indirectos y contribuya al crecimiento económico sostenible de la región. La gestión adecuada de la integridad y de los riesgos ambientales y sociales ayudó a aportar liquidez a este proyecto estratégico, y abrió definitivamente la puerta a su refinanciamiento mediante una solución de mercados de capital en el futuro próximo, una vez terminada la construcción.
Se ha debatido bastante sobre si estos proyectos se benefician de una perspectiva particular de precio; es decir, un incentivo de precio que estos proyectos podrían recibir por sus características de desarrollo. Si bien el mercado parece estar de acuerdo en que esto aún no es así, es indiscutible que hay liquidez adicional para los proyectos sostenibles. Esa prima podría representar un beneficio en sí mismo y cumple el propósito fundamental de cerrar la brecha de infraestructura, especialmente en un momento en el que abundan las oportunidades de inversión en una región rica en recursos y en diversidad humana y natural, como lo es ALC.
En conclusión, existe una clara necesidad de inversión en la región, y en este momento están en pleno auge los fondos sostenibles/de impacto que tienen una fuerte inclinación por invertir en infraestructura sostenible. Una forma de atraer inversiones a ALC es mediante acuerdos sólidos que tengan marcos ambientales, sociales y de integridad avanzados y que se estructuren de manera flexible y creativa al ritmo que exige el mercado. Creemos que BID Invest desempeña un papel catalizador fundamental, puesto que aporta un sello de sostenibilidad a las operaciones, así como a las estructuras financieras innovadoras, y crea nuevas asociaciones para invertir en la región. Estén atentos a otras novedades.