La dependencia de las materias primas en América Latina
Como región exportadora de materias primas, América Latina se ha beneficiado significativamente del auge de precios de las materias primas de los últimos diez años. Sin embargo, ante la posibilidad de una nueva recesión mundial, cabe preguntarse qué pasaría si este auge se convirtiera en una caída.
En la última edición del informe del FMI Perspectivas económicas: Las Américas se examina la dependencia de las materias primas en América Latina desde una perspectiva histórica. En nuestro estudio también analizamos el efecto de un fuerte desplome de los precios de las materias primas en las economías de mercados emergentes y las políticas que podrían proteger a los países de un shock de esa naturaleza.
Más dependiente pero también más diversificada
La importancia económica de las exportaciones de materias primas puede evaluarse viendo su tamaño en proporción del PIB (dependencia de materias primas), así como en relación con las exportaciones totales de bienes y servicios (diversificación de las exportaciones).
La primera relación nos indica el impacto potencial de un shock de precios de las materias primas en el producto bruto interno, mientras que la segunda nos da una idea de la capacidad de las economías para ajustarse a un shock de precios de las materias primas. Existen diferencias notables entre los países de la región desde el punto de vista de estas dos dimensiones:
América del Sur depende hoy de las materias primeras tanto (o más ) que 40 años atrás, siendo las exportaciones de bienes básicos aproximadamente 10 por ciento del PIB en 2018 (véase el gráfico 1, panel de la izquierda). Esto contrasta claramente con el patrón observado en México y América Central donde la dependencia de las materias primas se ha reducido considerablemente, y se logró un equilibrio en lo que respecta al comercio de estos bienes en 2010. También es una tendencia muy diferente de la observada en las economías emergentes de Asia, que se transformaron de exportadoras netas de materias primas en 1970 a importadoras netas en 2018.
Al mismo tiempo, América Latina en su conjunto es hoy más diversificada que hace 40 años, dado que las exportaciones no relacionadas con las materias primas han crecido más rápidamente que las exportaciones de materias primas en las últimas cuatro décadas, especialmente en México y América Central. Sin embargo, no todos los países han mantenido esta tendencia: los países exportadores de energía (Colombia, Ecuador y Venezuela) y metales pesados (Chile y Perú) han experimentado una mayor dependencia de las materias primas y una diversificación escasa o nula de las exportaciones, por lo que hoy son especialmente vulnerables a un desplome de los precios de las materias primas.
Los precios de la energía y los metales son muy sensibles al crecimiento mundial
Los precios de muchas materias primas han evolucionado de manera parecida durante el último ciclo, pero la magnitud de sus auges y su sensibilidad al producto mundial han variado de una categoría a otra (véase el gráfico 2):
Los precios de la energía y los metales se han triplicado desde 2003, y actualmente se encuentran en torno a los máximos históricos de la década de 1970. Sin embargo, estos precios son muy sensibles al producto mundial, como se observó durante la crisis de 2008–09 y todas las recesiones anteriores (la única excepción fueron los shocks del petróleo de la década de 1970).
El auge de los precios de los alimentos desde 2003, por otro lado, ha sido menos espectacular. Estos precios han aumentado alrededor de 50 por ciento, y esa escalada ha revertido solo en parte la pronunciada tendencia descendente que se observó antes, durante varias décadas. Al mismo tiempo, los precios de los alimentos son mucho menos sensibles al crecimiento mundial.
Las políticas importan
La historia de episodios de desplome de términos de intercambio en los últimos 40 años nos indica que estos shocks de precios pueden tener un impacto considerable en la región, y pueden ser aún más importantes que otros shocks externos. Pero su magnitud no logra explicar plenamente el desempeño económico de distintos países durante los episodios de shocks de precios.
En cambio, las políticas aplicadas durante los años de auge tienen un papel determinante en el desempeño económico subsiguiente de los países. En nuestro estudio encontramos que:
Los países que se comportan con más prudencia durante la fase de auge ―evitando el deterioro de la posición fiscal y la posición externa subyacentes― logran un mejor desempeño durante la caída.
La flexibilidad del tipo de cambio es un poderoso mecanismo de absorción de shocks, aunque con un efecto menor en las economías altamente dolarizadas.
En países con fundamentos económicos sólidos, un mayor grado de integración financiera con el resto del mundo también puede contribuir a amortiguar los shocks, ayudando a mantener el financiamiento externo.
América Latina ha cosechado los frutos de la escalada de precios de las materias primas de la última década. Para preservar estos logros es necesario adoptar, mientras persistan estas condiciones favorables, un conjunto adecuado de políticas que permita prepararse para hacer frente a un posible shock. Esto es especialmente importante en el caso de los exportadores de energía y metales, que son especialmente vulnerables a una desaceleración mundial.