Inteligencia Artificial ética como punto de partida y no como aspiración

Inteligencia Artificial ética como punto de partida y no como aspiración

Unos ven en su popularización una herramienta poderosa para mejorar resultados y potenciar talentos, otros la ven como una amenaza que se cierne más allá de la potencial pérdida de puestos de trabajo tradicionales. Hablamos de la inteligencia artificial (IA), una herramienta que se está utilizado de manera exponencial en prácticamente todas las industrias y sectores, y que está cambiando de manera drástica la manera en que trabajamos y nos relacionamos.

Según la más reciente publicación de BID Lab “Deep Tech: La nueva ola”, la IA puede suponer durante la próxima década en América Latina y el Caribe un aumento del 7% en el PIB regional y más de 100 mil millones de dólares en exportaciones de servicios basados en conocimiento utilizando IA. Además, según el Índice Latinoamericano de IA, en 2022 se movilizaron inversiones por 8.200 millones de dólares hacia la región (5% del monto global), un 40% concentrados en Brasil.

Lo que esta tendencia muestra es que, a pesar de que la IA está aún en un desarrollo incipiente en América Latina y el Caribe, cobra relevancia creciente en los ecosistemas de innovación, se utilizará por un número cada vez mayor de empresas en nuestra región y será la tecnología en la que se fundamente la mayoría de los nuevos emprendimientos dinámicos, tendencia que se observará también a nivel global.

Aprovechando el impacto positivo de la IA

Tenemos que aprovechar el potencial económico de la IA para una mayor equidad, acceso y calidad en temas apremiantes para nuestra región como los servicios a los ciudadanos, educación, salud, vivienda, inclusión financiera, desarrollo agrícola y resiliencia climática.

Para habilitar este impacto positivo de la IA es necesario abordar de manera proactiva elementos que están en el centro del quehacer de las agencias de innovación pública y del Grupo BID, como son el desarrollo del talento, las habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por su siglas en inglés), la transferencia tecnológica y un marco de políticas que permita el estímulo de la innovación en el sector privado, especialmente en términos de inversión, financiamiento de etapa temprana y aceleración de startups de base tecnológica. Paralelamente, debemos preguntarnos cómo asegurar que esta tecnología se despliegue de manera segura y confiable, no solo en el sentido de que cuente con datos suficientes y precisos para que los modelos funcionen de manera adecuada, sino también en cuanto a que sus resultados, recomendaciones y predicciones sean justos, transparentes, fiables y que no dejen a nadie atrás.

Por un uso y desarrollo ético y responsable de la IA

La iniciativa fAIr LAC del Grupo BID, nacida a fines de 2019 con el propósito de promover el uso y desarrollo ético y responsable de la tecnología, incluida la IA, busca, en el ámbito público, contribuir a la mejora de la prestación de los servicios sociales, mitigando la desigualdad y trabajando de la mano con los gobiernos nacionales y actores relevantes en el desarrollo de estrategias de IA, normativa, etc. En el ámbito privado, impulsa la promoción de un desarrollo y uso ético y responsable de la IA con los actores del ecosistema de emprendimiento como startups, inversionistas, fondos de capital de riesgo, incubadoras, aceleradoras, agencias de innovación, expertos y desarrolladores. También con quienes demandan estas tecnologías tanto en el sector público como en el privado.

Desde BID Lab, el laboratorio de innovación del Grupo BID, trabajamos en este contexto para dotar de herramientas, conocimiento y capacidades a los actores del ecosistema emprendedor, especialmente las empresas de etapa temprana que, apoyadas en IA, están desplegando modelos de impacto social y/o ambiental, para que incorporen principios de IA ética en sus modelos de negocios y operaciones. Al fomentar la ética en el desarrollo de tecnologías, se fortalece el ecosistema de innovación en la región, lo que permitirá el crecimiento sostenible de las empresas y una mayor competitividad en el mercado.

Basados en el marco que hemos denominado de las 3S (Solución, Sistema y Sociedad), en 2020 iniciamos la co-creación de una herramienta de autoevaluación ética de IA para emprendedores, denominada fAIr LAC 3S, que permite a las compañías de etapa temprana comprender en qué medida están equilibrados desde el punto de vista ético sus sistemas de IA y mejorarlos con recomendación experta. Hemos probado y utilizado esta metodología internamente en BID Lab, integrándolo en nuestros procesos de análisis y diligencia debida de financiamiento de proyectos, y a través de programas de aceleración en la región en México y Colombia.

Más recientemente, en el contexto del proyecto Algoritmos Éticos en Chile ejecutado por la UAI y Magical, co-creamos una herramienta similar para capital emprendedor (VC) llamada fAIr Venture que apoya a los inversionistas en sus fases de análisis y diligencia debida para identificar riesgos de la IA y establecer medidas proporcionales antes de invertir o financiar este tipo de tecnología.

La nueva ola de inteligencia generativa

Desde 2022 estamos siendo testigos de una nueva ola de IA, la IA generativa, que tiene la capacidad de generar contenido multimodal (texto, video, imágenes, audio) basado en un conjunto de instrucciones o indicaciones. Esta es una nueva fase en el desarrollo de la tecnología de IA que ha evolucionado rápidamente desde las redes neuronales recurrentes (RNN) hasta la memoria a largo corto plazo (LSTM) y la arquitectura actual basada en transformadores. Quizás sea este el avance científico más relevante de la década, no solo porque con esta arquitectura la tecnología es más eficiente y precisa en el procesamiento de datos secuenciales aplicable a tareas rutinarias como la traducción de idiomas, la generación de imágenes y el reconocimiento de voz, sino, sobre todo, porque es de amplio acceso y su uso y aprovechamiento ya no está restringido únicamente a profesionales de la tecnología.

Según un informe de McKinsey sobre el estado de la IA en 2023, la irrupción del negocio de la IA generativa será significativa con grandes cambios en las fuerzas laborales, a todo nivel, independiente del nivel de calificación y jerarquía.

Desde el BID y BID Lab sabemos que los principios éticos y responsables son clave para aplicar herramientas y el conocimiento si queremos maximizar los beneficios de esta y otras tecnologías emergentes, de manera que se puedan mitigar sus posibles efectos nocivos y compartir la prosperidad que prometen traer para todos. Por eso trabajamos para que la IA ética sea un punto de partida y no una aspiración.