Acompañando el crecimiento urbano en las economías emergentes para ciudades más sostenibles y habitables

Todos aquellos comprometidos con el desarrollo de sociedades más justas y prosperas sabemos que el trabajo en ciudades es fundamental para lograrlo, ya que es allí donde se concentra la mayor población y las grandes transformaciones sociales y tecnológicas. Es por eso que desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), junto al Banco Africano de Desarrollo (BAfD), el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), impulsamos una conversación acerca de los desafíos y las oportunidades de nuestras ciudades para ser más lugares más habitables.

La población urbana mundial ha crecido de solo 750 millones en 1950 (el 31% de la población total) a 4,2 mil millones en 2018 (55% de la población total): un número que se estima que alcanzará los 5,2 mil millones en 2030 (60% de la población total). Si bien la mayoría de los principales polos económicos todavía se encuentran en economías avanzadas, el centro de la actividad económica se está moviendo hacia los mercados emergentes y en desarrollo. Asia y África representarán el 90% del crecimiento de la población urbana entre 2018 y 2050, con más de un tercio de este crecimiento en solo tres países: la República Popular de China (RPC), India y Nigeria. América Latina y el Caribe es la región en desarrollo más urbanizada del mundo, con 8 de cada 10 personas que viven en ciudades.

Si bien son aún grandes y dominantes, las megaciudades de más de 10 millones de personas y las capitales nacionales no son las áreas urbanas de más rápido crecimiento. Al contrario, las áreas urbanas con menos de un millón de residentes representan el 59% de la población urbana del mundo y están experimentando una tasa de crecimiento más rápida en todas las regiones. La urbanización ha dado muchos beneficios, incluida una mejor oportunidad económica y acceso a los servicios. Sin embargo, para extender estos beneficios es necesario repensar cómo los líderes y las instituciones urbanas deben fomentar ciudades inclusivas, sostenibles y prósperas para todos.

Los cuatro bancos regionales coincidimos en que queremos que las ciudades sean económicamente vibrantes, ambientalmente sostenibles y resistentes, así como socialmente inclusivas. También, encontramos que en las cuatro regiones (África; Asia y el Pacífico; Europa del Este, Asia Central, Mediterráneo Meridional y Oriental; y América Latina y el Caribe) las ciudades se enfrentan a importantes desafíos, tales como los déficits de infraestructura, los servicios urbanos sin capacidad suficiente de atender a toda la población urbana, y la falta de habilidades en el mercado laboral.

Una preocupación común es también el aumento de las vulnerabilidades de las ciudades a los desastres, mientras que las consecuencias del cambio climático están aumentando su estrés ambiental. Además, la desigualdad social y espacial generalizada entre los pobres y desfavorecidos y el resto de los residentes urbanos, las oportunidades económicas limitadas para las mujeres, las minorías y las personas con discapacidad, la falta de habilidades en el mercado laboral, y el continuo crimen y violencia están poniendo la cohesión social urbana en riesgo.

Las ciudades deben abordar las necesidades de las mujeres para mejorar la vida y la productividad urbana para todos. Al igual que en el resto del mundo, en América Latina y el Caribe las poblaciones pobres están desproporcionadamente compuestas por mujeres, entre las cuales la incidencia de la pobreza está aumentando. Esta tendencia se relaciona con el creciente número de hogares encabezados por mujeres, los cuales constituyen casi el 40% del total en Brasil y Uruguay, por ejemplo. A las mujeres aún se les dificulta más que a los hombres obtener crédito de vivienda debido a la discriminación y a la desigualdad en la remuneración salarial, lo que puede impedirles adquirir viviendas bien ubicadas y lograr arreglos habitacionales formales. Las mujeres están más expuestas a la violencia y al acoso sexual dentro y fuera del hogar, particularmente en el transporte público. En 2014, en la región hubo por lo menos 12 asesinatos diarios de mujeres víctimas de violencia de género. Si se quiere que los servicios y la infraestructura de las ciudades sean sostenibles y productivos, será necesario que se tengan en cuenta las necesidades específicas de las mujeres. Reducir el empleo informal para ellas es especialmente importante. Según estimaciones de 2017, las mujeres podrían agregar entre el 5% y el 25% del producto interno bruto per cápita en América Latina y el Caribe si trabajaran formalmente en el mercado laboral.

Si bien las ciudades son anfitrionas de muchos de estos desafíos, también son el semillero de soluciones innovadoras hacia mejores caminos habitables para todas las personas y nuestro planeta. Nuestra generación debe encabezar un cambio hacia una economía verde, mejorando la resistencia al cambio climático y la prestación eficiente de servicios a través de una mejor gobernanza y finanzas sostenibles. Las ciudades necesitan pasar a una economía digitalizada, utilizando soluciones basadas en datos para planificación, inversión y operaciones informadas. Además, las ciudades deben transformarse en una economía del conocimiento, adoptar una economía del conocimiento para apoyar continuamente la innovación, el espíritu empresarial, la participación de la comunidad y el desarrollo del capital humano.

El fruto de nuestras conversaciones fue recogido en una publicación conjunta: Creando Ciudades Habitables: Perspectivas Regionales. En este escrito presentamos las tendencias de urbanización en ciudades de economías emergentes y en desarrollo, como así, proporcionamos una perspectiva sobre el desarrollo urbano en África; Asia y el Pacífico; Europa del Este, Asia Central, Mediterráneo Meridional y Oriental; y América Latina y el Caribe. Al examinar los desafíos y oportunidades de la urbanización, también proponemos el desarrollo urbano a través de la planificación urbana integral con proyectos de infraestructura sólidos e inversiones. En este informe, reconocemos el papel de los bancos de desarrollo en su apoyo a los gobiernos nacionales y subnacionales, así como al sector privado y la sociedad civil, en la identificación de inversiones transformadoras, el fortalecimiento de los sistemas de planificación legal y regulatorios, el asesoramiento sobre políticas y estrategias, así como el desarrollo de capacidades de personas e instituciones para planificar y gestionar mejor las fuerzas de urbanización altamente dinámicas.

CLAVES PARA CIUDADES MÁS SOSTENIBLES Y HABITABLES

Catalizar los cambios propiciados por los patrones de urbanización, espaciales y poblacionales y canalizarlos hacia las labores que apuntan a crear un entorno sostenible. Las ciudades de América Latina y el Caribe todavía se están expandiendo, a menudo hacia áreas que son altamente vulnerables. Los hogares urbanos se están reduciendo y envejeciendo rápidamente. Las ciudades medianas están creciendo mucho más rápido que las megaciudades debido al aumento de los flujos de migración interna entre aquellas. La migración transfronteriza entre las ciudades de la región también está aumentando.

Reforzar el progreso logrado en materia de inclusión social para disminuir, si no erradicar, la desigualdad en la dotación de calidad y acceso total a los servicios urbanos. En los últimos 20 años, la pobreza urbana se ha reducido, lo mismo que el déficit de vivienda. Sin embargo, la segregación espacial y la desigualdad siguen arraigadas a lo largo de las líneas económicas: casi el 20% de la población urbana vive en barrios informales. Las ciudades deben ser más inclusivas, y por lo tanto es importante que su diseño y planificación respondan a los requerimientos de la igualdad y la diversidad de género.

Aprovechar el potencial de las instituciones urbanas para promover un desarrollo integral e integrado.

América Latina y el Caribe requiere nuevos modelos de gobernanza basados en herramientas innovadoras y datos que respondan efectivamente a los desafíos de la fragmentación territorial y de la inseguridad en las ciudades. También necesita planes territoriales integrados para áreas metropolitanas y corredores urbanos emergentes que promuevan enlaces funcionales a lo largo del espacio y faciliten el intercambio de servicios entre áreas urbanas y rurales.

Potenciar las ciudades mientras actúan como motores de crecimiento de América Latina y el Caribe para que puedan hacer frente a los numerosos obstáculos que frenan ese crecimiento. Las ciudades de la región proporcionan las bases apropiadas para lograr economías de escala y concentrar mano de obra calificada. Sin embargo, los beneficios de la aglomeración se ven comprometidos por el acceso limitado a los mercados, la infraestructura deficiente, los altos niveles de informalidad y los bajos niveles de productividad persistentes.

Insistir en abordar el cambio climático y los desafíos de sostenibilidad ambiental de las ciudades. Aunque las ciudades de América Latina y el Caribe contribuyen con una proporción relativamente baja (10%) de las emisiones globales totales, su vulnerabilidad a los efectos negativos es extremadamente alta en algunos casos. Los peligros naturales, a menudo exacerbados por el cambio climático, representan un riesgo importante para las ciudades de la región y su población más vulnerable. Al incorporar la gestión de riesgos de desastres en la planificación, diseño y ejecución urbana, las ciudades pueden promover una urbanización equitativa, reducir la vulnerabilidad y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.