Medir el impacto de los proyectos es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible
¿Qué tienen en común casi 200 CEOs de las empresas más grandes del mundo? Recientemente se comprometieron a administrar sus empresas de tal forma que sus acciones beneficien tanto a quienes hacen parte de ellas como a aquellas comunidades que los rodean. Esto incluye clientes, empleados, proveedores, y accionistas
Esta declaración pública es un reflejo del creciente interés en el mundo corporativo y de la inversión para lograr un impacto social y ambiental positivo, además de retornos financieros. Para ello, basta con observar al inversor institucional más grande del mundo, BlackRock, que ha comunicado a las empresas de su cartera que deben integrar tanto rentabilidad como sus aspiraciones en sus planes estratégicos.
Además de una mayor presión por una mayor responsabilidad social por parte de los clientes, los empleados y otras partes interesadas, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) constituyen un motor clave de esta transformación continua en el sector privado, y también son una orientación crucial para las inversiones del sector público. Desde que 193 miembros de Naciones Unidas acordaron cumplir los ODS en 2015, los gobiernos en todo el mundo han integrado los objetivos de los ODS en sus planes de gobierno, sus prioridades y sus políticas de desarrollo.
Se prenden las alarmas para estimular el progreso de los ODS
Sin embargo, ¿se está extendiendo esta transformación lo bastante rápido para traducirse en el nivel de acción y los recursos necesarios para cumplir con estos ambiciosos objetivos globales hacia 2030? En un informe reciente, Naciones Unidas dice que no, y advierte de la urgente necesidad de modernizar el sistema financiero global con el fin de cumplir con los ODS.
En este contexto global, ¿qué resultados arroja América Latina y el Caribe? Las circunstancias varían ampliamente según el país y los ODS pero, en resumen, a pesar del progreso, todavía queda mucho trabajo por hacer para cumplir los ODS en la región.
Por ejemplo, el ODS 6 (Agua potable y Saneamiento): al menos 60 millones de personas en la región carecen de acceso a servicios de saneamiento básicos de saneamiento y 20 millones carecen de acceso a agua potable (Unicef y OMS). Cerrar estas brechas y garantizar que el agua sea segura para beber y para fines higiénicos, va más allá de la capacidad de un solo actor. Aun siendo el proveedor más importante de financiamiento para el desarrollo en la región (incluido agua y saneamiento), el apoyo del Grupo BID para ayudar a casi 1 millón de hogares a tener acceso tanto a agua como saneamiento entre 2016 y 2018 queda empequeñecido por la magnitud de la necesidad.
Por esto, los gobiernos nacionales, las agencias para el desarrollo y el sector privado deben unir fuerzas para cumplir las ambiciosas metas de los ODS. Las Naciones Unidas ha prendido las alarmas sobre la necesidad de hacerlo rápidamente.
Se puede lograr más con la gestión de impacto
Entonces, ¿Qué se puede hacer para acelerar el progreso en los ODS en América Latina y el Caribe? Se ha dicho mucho sobre la importancia de aumentar el financiamiento y no hay duda de que el financiamiento adecuado es fundamental para cumplir con los ODS. Sin embargo, la otra cara de la moneda consiste en hacer el mejor uso posible de este financiamiento. Y hacerlo, de hecho, puede ayudar a atraer más recursos.
Por su parte, el Grupo BID mide los resultados y el impacto de los proyectos que financiamos en consonancia con los ODS, como se destaca en nuestro reciente Panorama de la Efectividad en el Desarrollo de 2019 y el sitio web de los ODS. Cada una de las entidades que conforman el Grupo BID utiliza una serie de procesos y herramientas para asegurar resultados durante el diseño del proyecto y para monitorear los proyectos a lo largo de su vida útil.
Al mismo tiempo, tenemos un Marco de Resultados Corporativos que mide los logros en la cartera y permite identificar los indicadores que no avanzan adecuadamente. Esto contribuye a priorizar los esfuerzos y entender dónde el Grupo BID tiene que corregir su curso para lograr un mayor impacto.
Más allá de medidas continuas de los resultados, el Grupo BID utiliza evaluaciones de impacto para cerrar las brechas de conocimiento y construir una base de evidencia en torno a los modelos más efectivos, con miras a aumentar la escala de aquello que funciona mejor.
Los marcos de resultados sólidos, las evaluaciones de impacto y otras herramientas contribuyen a asegurar a los gobiernos, los donantes y los inversores que su dinero tiene un impacto.
Las ambiciosas metas de los ODS hacen que conseguirlas sea una tarea sumamente difícil. Sin embargo, el liderazgo en los países de la región, junto con el financiamiento público para el desarrollo y una aceleración de los flujos de capital privado pueden contribuir a canalizar las inversiones -y producir los resultados- que la región necesita.
Para saber más sobre los proyectos financiados por el Grupo BID y las evaluaciones de impacto vinculadas a los ODS en América Latina y el Caribe, descargue nuestro informe anual sobre resultados e impacto, el Panorama de la Efectividad en el Desarrollo.