Enseñanzas de Corea para ayudar a combatir la pandemia
La República de Corea (i) fue uno de los primeros países que abordó la crisis de la COVID-19. Ante un aumento rápido y exponencial de las infecciones después de identificar el primer caso positivo el 20 de enero, el país tomó medidas decisivas para contener el virus. Aunque el número total de casos es alto, los aumentos diarios disminuyeron de manera constante desde un pico de poco más de 900 contagiados a fines de febrero a unos 100 en la segunda semana de marzo (Gráfico 1). Los pacientes recuperados ahora superan con creces a los casos nuevos, y las muertes se han mantenido en apenas por encima de 100 al momento de escribir este blog.
Si bien las autoridades de salud permanecen en alerta máxima, muchos se muestran optimistas de que el país ha superado la etapa crítica. Corea proporciona un modelo para otros países que luchan contra la COVID-19 , como señaló recientemente la Organización Mundial de la Salud (PDF, en inglés).
Aplicando las enseñanzas extraídas del brote del síndrome respiratorio de Oriente Medio (SROM) ocurrido en 2015, Corea fortaleció su vigilancia y capacidad de respuesta ante enfermedades infecciosas. La legislación reciente estableció un marco integral para abordar este tipo de afecciones y proporciona al Gobierno mecanismos específicos para asignar recursos, recopilar datos y movilizar a las partes interesadas públicas y privadas con el fin de combatir las enfermedades infecciosas. Se asignaron responsabilidades claras en todos los niveles gubernamentales respecto de la prevención y el control, la respuesta sobre el terreno, y el tratamiento y la cuarentena.
También se mejoraron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea (KCDC, por sus siglas en inglés) mediante una mayor dotación de personal y capacitación, particularmente en epidemiología. Se crearon divisiones especializadas en evaluación de riesgos, operaciones de emergencia, comunicación de crisis y coordinación de asociados. Los hospitales fortalecieron, además, su capacidad de prevención y control de enfermedades infecciosas. Esto ha reducido los riesgos de infección para los trabajadores de la salud durante la crisis actual.
La COVID-19 activó el nivel más alto de alerta de enfermedades infecciosas en el país, por lo que el organismo denominado Central Disaster and Safety Countermeasures Headquarters que encabeza el primer ministro tuvo que planificar y dirigir los esfuerzos de respuesta. Los KCDC se coordinan con los Gobiernos provinciales y municipales, así como con los hospitales especializados. Se crearon centros subnacionales para contramedidas epidémicas en los Gobiernos locales, y esos trabajan de manera estrecha con las autoridades centrales.
Enfoque multidimensional
Corea gestiona la crisis de la COVID-19 poniendo énfasis en la transparencia y la comunicación abierta, las alianzas público-privadas, la implementación de medidas de salud pública basadas en evidencias y el uso innovador de la tecnología y los datos.
La transparencia y la comunicación ayudaron a calmar el miedo y evitar el pánico. El Gobierno llevó a cabo una campaña masiva de información pública sobre higiene personal y distanciamiento social. Realizó sesiones informativas de prensa dos veces al día, actualizó su información en línea de manera continua y envió mensajes de texto específicos. Con todo ello, además de la realización masiva de pruebas y la entrega de información sobre los resultados, se logró reducir el temor y la desinformación. La experiencia con el SROM también puede haber ayudado a los coreanos a estar mejor preparados para seguir las directrices de salud pública sobre la COVID-19.
El Gobierno limitó las grandes concentraciones de personas, cerró las escuelas y guarderías, y pidió a los empleadores que ofrecieran modalidades de trabajo flexibles. La ciudad de Daegu y tres condados en Gyeongsang del Norte fueron designados como zonas de atención especial y luego como zonas de desastre para que pudieran obtener recursos y profesionales de la salud adicionales. Pero el Gobierno evitó en gran medida restringir o controlar la circulación de personas, y las fronteras internacionales se mantuvieron relativamente abiertas para los viajeros de países afectados. Las únicas prohibiciones directas afectaron a los visitantes de la provincia china de Hubei.
El KCDC usó procedimientos de emergencia a fin de acelerar la producción de pruebas para detectar el virus. Corea puede realizar ahora hasta 18 000 exámenes por día y está exportando kits de prueba a otros países. El Gobierno está ayudando a hacer más asequibles los exámenes y ha usado innovadoras instalaciones donde las personas se pueden tomar la prueba sin salir de sus automóviles (Gráfico 2) para alentar al público a realizarse el análisis. Más de 316 000 personas fueron evaluadas (hasta el 20 de marzo), y Corea registra una de las tasas más altas de exámenes per cápita (Gráfico 3). Esto permitió una rápida identificación y aislamiento de los casos sin tener que restringir ampliamente la movilidad de las personas o cerrar los negocios. La alta tasa de personas que han sido sometidas a la prueba de detección del virus también puede explicar la baja tasa de letalidad del país, ya que incluso se ha tomado el examen y aislado de forma sistemática a los casos leves.
Corea utilizó los macrodatos, como datos de localización por GPS de teléfonos y automóviles, transacciones con tarjetas de crédito, historiales de viaje e imágenes de videovigilancia, y la inteligencia artificial para identificar casos de alta prioridad y monitorear los desplazamientos de las personas infectadas. Se utilizaron aplicaciones de teléfonos inteligentes para los viajeros internacionales que ingresaron al país y que están sometidos al periodo de autovigilancia de 14 días y para los posibles contagiados que se encuentran en autoaislamiento obligatorio. Al facilitar la autovigilancia y la comunicación de datos al Gobierno, se evitó la prohibición de entrada de visitantes internacionales. Los hospitales empezaron a realizar diagnósticos remotos de pacientes con síntomas leves, ayudando a dejar libres a profesionales médicos para que atiendan a los pacientes con síntomas más graves.
Asociarse en la preparación para enfrentar la crisis de salud pública
Como parte de la contribución del país con la agenda mundial de salud pública, el KCDC trabaja desde 2018 en proyectos relacionados con enfermedades infecciosas en conjunto con la Agencia de Cooperación Internacional de la República de Corea (KOICA, por sus siglas en inglés), el organismo de desarrollo bilateral del país.
Corea ha alentado también el establecimiento de alianzas público-privadas para aprovechar la tecnología en pro de mejores resultados sanitarios. Por ejemplo, KT, una importante empresa coreana de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), desarrolló una Plataforma de Prevención de Epidemias Mundiales (GEPP, por sus siglas en inglés), que está probando en Ghana y Kenya, y tiene previsto ampliarla a Asia oriental. Los usuarios de teléfonos inteligentes reciben a través de una aplicación alertas sobre brotes producidos cerca de donde se encuentren y pueden informar su estado de salud a las autoridades.
La GEPP de KT y otras tecnologías innovadoras fueron destacadas durante la Semana de la Innovación de Corea (i), que se realizó en la sede del Grupo Banco Mundial en febrero de 2020. Los asociados públicos y privados del país desean colaborar más en el ámbito de la salud mundial. De hecho, apoyarán al Grupo Banco Mundial a medida que pone en marcha un mecanismo de financiamiento por valor de USD 14 000 millones para ayudar a los países en desarrollo a enfrentar la crisis de la COVID-19 y crear capacidad para responder a futuras crisis.