CAF financia recursos para el fortalecimiento de áreas protegidas en América Latina y el Caribe

CAF financia recursos para el fortalecimiento de áreas protegidas en América Latina y el Caribe

En 1781, en sus “Notas sobre el Estado de Virginia”, Thomas Jefferson escribió que “tal es la economía de la naturaleza, que no se registra instancia en la cual alguna de sus razas de animales se haya extinguido”. Más de doscientos años después, sabemos que esa observación no podía ser más errada: desde el inicio de la vida en el planeta se registraron cinco episodios de extinción masivas, con caídas abruptas en la biodiversidad, y los científicos señalan que debido al impacto del ser humano sobre el plantea podríamos estar transitando una “sexta extinción”.

Con el 50% de la biodiversidad global en sus 20 millones de kilómetros cuadrados, América Latina y el Caribe (ALC) no es ajena a este peligro. De acuerdo con el informe ImpactoCAF – Áreas Protegidas para una conservación sostenible e inclusiva de CAF, los ecosistemas de ALC y los servicios que proveen se encuentran en riesgo debido a la conversión de los hábitats, la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación producida por el sector agropecuario, la industria, la minería, el transporte y el turismo y la introducción de especies invasoras. Esto compromete la capacidad presente y futura de la región para generar bienes y servicios a partir de la naturaleza y para desarrollarse en un medio ambiente favorable para la vida humana. Y plantea costos para las economías a través de su impacto en la productividad, la salud y la resiliencia al cambio climático, los que han sido estimados en hasta 3% del PIB en Colombia y Perú.

Una de las principales políticas implementadas a nivel global y en la región para abordar este desafío son las Áreas Naturales Protegidas -áreas geográficas, terrestres y marinas con una delimitación clara, cuyo objetivo principal es la conservación de la naturaleza. Estudios recientes en ALC encuentran que el establecimiento de áreas naturales protegidas en zonas boscosas disminuye entre 50 y 72% la tasa de deforestación; y en zonas marinas, aumenta la cantidad, el tamaño promedio de los organismos y la riqueza de las especies de peces. También encuentran que las áreas protegidas reducen los niveles de pobreza de las poblaciones locales.

Pero para que las áreas protegidas funcionen es crítico que sean manejadas de manera efectiva. La Meta Aichi 11, una de las metas acordadas a nivel global para preservar la diversidad biológica, habla de “sistemas de áreas protegidas administrados de manera eficaz y equitativa”. Es decir, que logren los objetivos de conservación y que, a su vez, los beneficios de la conservación se traduzcan en beneficios socioeconómicos tangibles y equitativos para la población local.

Ahora bien, según el Informe Planeta Protegido 2020 una gestión efectiva comienza por una buena medición de la efectividad. De acuerdo con la Base de Datos Mundial sobre Efectividad de Manejo de Áreas Protegidas (GD-PAME, por sus siglas en inglés), a julio de 2023, de 50 países y territorios de América Latina y el Caribe, 32 han llevado a cabo al menos alguna evaluación de efectividad de sus áreas protegidas y solo 16 han cumplido el objetivo de evaluar el 60% de su cobertura (Meta Aichi). Así, 27% de las áreas protegidas de la región, las que por su tamaño equivalen al 29% de la cobertura de áreas protegidas, ha sido evaluados bajo alguna metodología de medición de la efectividad del manejo. Esto implica una mejora respecto a lo reportado por el Informe Planeta Protegido para 2020, año hasta el cual se habían evaluado solo 13,7% de las áreas protegidas, pero todavía existen grandes desafíos.

Lamentablemente, al igual que las áreas protegidas de otras regiones en desarrollo, las de ALC suelen enfrentar problemas en su gestión que atentan contra su efectividad. Según el informe “Áreas Protegidas para una conservación sostenible e inclusiva”, citado más arriba, parte de estos problemas se deben a la falta de recursos humanos y financieros. Las asignaciones presupuestarias que reciben las agencias gubernamentales, más el financiamiento internacional, solo cubren el 54% de las necesidades financieras básicas y el 34% de lo que se necesitaría para una gestión financiera óptima de las áreas protegidas.

Es por eso que CAF, con su compromiso de convertirse en el banco verde de América Latina y el Caribe, financia y moviliza recursos para la promoción y fortalecimiento de las áreas naturales protegidas de la región. En los últimos años, CAF ha movilizado USD 68,9 millones con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) y brindado asistencia técnica por USD 1,5 millones para fortalecer la gestión de las áreas naturales protegidas en la región.

En “La Sexta Extinción”, Elizabeth Kolbert argumenta que ninguna otra especie jamás ha tenido el poder de gobernar no solo su propio destino sino también el de todas las especies del planeta; y esa es una enorme responsabilidad. En CAF, contribuimos otorgando el valor y la relevancia que merecen la biodiversidad y los ecosistemas estratégicos en la región.