Políticas de innovación para el desarrollo productivo sostenible
El caso de Paraguay
Los Gobiernos de América Latina y el Caribe trabajan con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde hace varias décadas en políticas que abordan los desafíos estructurales de ciencia, tecnología e innovación (CTI) a través de programas de Investigación y Desarrollo (I+D), el fortalecimiento de capital humano avanzado y el desarrollo productivo, entre otros. Un ejemplo es el caso de Paraguay. Este blog destaca los resultados alcanzados con el Programa de Innovación en Empresas Paraguayas (PROINNOVA) y los desafíos futuros para alcanzar un desarrollo productivo sostenible.
La apuesta por PROINNOVA
Buscando mejorar la productividad de la economía paraguaya a través de la inversión en CTI, en el 2016 se creó el Programa de Innovación en Empresas Paraguayas – PROINNOVA, bajo la dirección del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), con una inversión de US$10 millones. El programa se centró en fomentar el crecimiento de la inversión en investigación aplicada e innovación, y en aumentar la cantidad y calidad del capital humano avanzado para la innovación. Durante sus cinco años de implementación, el programa logró apoyar a más de 120 iniciativas, incluyendo la creación de empresas de base tecnológica y el desarrollo de proyectos de innovación en empresas.
Así, Paraguay ha logrado desarrollar soluciones de alto impacto socioeconómico a través de distintas empresas e iniciativas entre las cuales destacan:
- Biosyntech: una empresa liderada por mujeres que desarrolló la vacuna “SynVacc Procisafe“, que utiliza una levadura recombinante para expresar una proteína antigénica. Esta proteína genera inmunidad contra géneros asociados a enfermedades respiratorias en cerdos, incluyendo las bacterias Pasteurellaceae, una de las principales causas de pérdidas en la producción porcina.
- Optimus S.R.L.: propone un prototipo de planta móvil de potabilización de agua que utiliza tecnología de filtración de discos para garantizar la calidad del agua. La planta puede producir de 3.000 a 4.000 litros por hora, y aproximadamente 30 metros cúbicos al día. Está pensada para poblaciones con acceso restringido al agua potable, como es el caso de muchas comunidades del Chaco paraguayo.
- ViLAB: ofrece una solución innovadora para digitalizar muestras biológicas a través de microscopios convencionales, convirtiendo los teléfonos móviles en dispositivos de escaneo y análisis que facilitan diagnósticos colaborativos.
Además, con el programa se han formado 700 personas en gestión de la innovación empresarial, y capacitado a 200 personas para gestionar la innovación en el sector público.
Al mejorar la productividad e introducir nuevos productos y servicios al mercado, se ha logrado un mejor desempeño económico, contribuyendo a un crecimiento sostenido para el país. “La inversión realizada en estas tres iniciativas logra retornos de hasta siete o 16 veces más de lo que representó su capital inicial” señala Yenny Marín, directora de Innovación del CONACYT.
Fortalecimiento del sistema de innovación para el aumento de la productividad
Estos resultados son fruto de 15 años de implementación de políticas de CTI en Paraguay, las cuales han facilitado el fortalecimiento institucional de PROINNOVA (figura 1), han dado lugar a hitos importantes como la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en el 2006, y han permitido la complementariedad con otras políticas, tales como las Becas Don Carlos Antonio López (BECAL) , que financian estudios de posgrado, y el Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y Tecnología (PROCIENCIA), el cual apoya la investigación científica.
Estas políticas e iniciativas permitieron a Paraguay experimentar un notable avance en investigación, desarrollo e innovación. El gasto en I+D aumentó de 0,04% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2011 a 0,15 % en 2018; se duplicó el número de investigadores registrados (más de 1.600 en 2016); más de 3.000 jóvenes adquirieron becas para estudiar posgrados en el exterior a través del Programa BECAL; se incrementó el número de investigadores con doctorado de 10,7% en 2014 a 28,5% en 2018 y el número de publicaciones científicas aumentó de 63 en 2009 a 260 en 2017.
Retos persistentes para un Paraguay más innovador
Sin embargo, la economía paraguaya todavía es poco diversa y depende, en gran medida, de la producción de bienes primarios como la ganadería y la agricultura, lo que la hace vulnerable a los cambios climáticos. Se estima que el aumento de la temperatura podría resultar en la pérdida de hasta un 2% del PIB anualmente hacia finales del siglo XXI. Además, existe una alta informalidad de las empresas (61%), especialmente entre las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) que representan al 97% del tejido empresarial.
Adicionalmente, aún persisten diferencias en los resultados de las políticas de CTI en Paraguay con respecto a la región, especialmente por la falta de vinculación entre la academia, el gobierno y el sector privado. La limitada inversión en I+D constituye otro desafío: en 2021 el país invirtió $58 millones en I+D, representando el 0,15% del PIB. Aunque esta cifra triplicó la inversión de 2014, sigue siendo considerablemente baja en comparación con otros países de la región.
¿Cómo lograr un desarrollo sostenible desde la innovación?
Ante este contexto, es clave entender cómo la CTI puede intervenir en la adaptación y mitigación del cambio climático, el desarrollo sostenible de la producción y la inclusión social en Paraguay. En el camino hacia un futuro más innovador, próspero y sostenible, Paraguay tiene la oportunidad de consolidar y expandir sus capacidades en el ámbito de la CTI para orientarlas hacia la diversificación de la economía, y de esta manera hacerla más resistente a los efectos del cambio climático.
A la vez, el país está en posición de desarrollar procesos y productos con un criterio eficiencia en el uso de recursos y circularidad, asegurando sus resultados impacten en su desarrollo socioeconómico. Para lograrlo, es esencial continuar fortaleciendo capacidades en el sector público para impulsar políticas de CTI y fortalecer a instituciones como el CONACYT.
También es fundamental seguir invirtiendo en capacidades a mediano y largo plazo en los sectores público, académico y productivo, con un enfoque en el desarrollo de capital humano avanzado en áreas de vanguardia como inteligencia artificial o laindustria satelital, además de promover la colaboración entre la ciencia y el sector productivo. En este contexto, se destaca el caso de Uruguay, donde con el respaldo del BID y a través de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), se apoyan becas de posgrado en áreas STEM y proyectos que fortalecen la colaboración entre la academia y el sector empresarial.
El desafío actual radica en garantizar la continuidad de estos esfuerzos, que se han logrado a través de PROINNOVA y sus beneficiarios, gracias al trabajo institucional de CONACYT y de las otras instituciones que apoyan el desarrollo y la puesta en marcha de políticas de CTI. Para seguir avanzando en esta área, será crucial aprovechar las lecciones aprendidas e incorporar la visión de largo plazo que se requiere para seguir impulsando la CTI con enfoque en el desarrollo productivo sostenible de Paraguay.
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