Precios de los productos básicos alimenticios: perspectivas y riesgos posteriores al coronavirus
Después de un aumento a fines de 2019 debido a inquietudes respecto de la producción y un descenso a comienzos de este año dadas las noticias sobre suministros abundantes en la siguiente temporada, los precios de los productos básicos alimenticios se mantuvieron en general estables en abril y mayo, a pesar de la pandemia de COVID-19. Se prevé que el índice de precios de los alimentos del Banco Mundial se mantendrá estable en 2020, y aumentará ligeramente en 2021.
Los suministros son abundantes. La evaluación mundial de la próxima temporada, que comienza en septiembre de 2020, apunta a suministros abundantes. Según la actualización de mayo del Departamento de Agricultura de EE. UU., la producción mundial de los tres cereales principales —trigo, maíz y arroz— aumentará un 3,6 % en la presente temporada de cultivo (septiembre de 2020 a agosto de 2021). Si bien el consumo aumentará al mismo ritmo, se espera que la relación entre las existencias y el uso de la mayoría de los granos y semillas oleaginosas (una medida aproximada de la oferta en relación con la demanda) alcanzará niveles históricamente altos.
Los riesgos derivados de los precios crean un escenario complicado para 2020. Existen numerosos riesgos derivados de la recesión económica mundial debido a la pandemia de coronavirus: la trayectoria de los precios de la energía; el consumo futuro de biocombustibles; las fluctuaciones monetarias; las políticas comerciales y de asistencia interna, y las posibles interrupciones en las cadenas de suministro.
Se cree que la disminución histórica de los precios de la energía debido al coronavirus afectará de manera directa a los mercados de productos básicos alimenticios. La energía es un insumo clave para el cultivo de los granos y las semillas oleaginosas, y afecta la producción de manera directa a través de los costos del combustible e indirectamente mediante los fertilizantes y otros insumos químicos. Una debilidad prolongada de los precios de la energía y de los fertilizantes podría deprimir los precios de los productos básicos alimentarios, especialmente los granos y las semillas oleaginosas. Se espera que los precios de la energía serán en promedio un 45 % más bajos en 2020 en comparación con 2019. Del mismo modo, se proyecta que los precios de los fertilizantes, que también están estrechamente relacionados con los precios de la energía, caerán un 10 % en 2020. Si bien se cree que tanto los precios de la energía como de los fertilizantes se recuperarán (aunque modestamente) en 2021, la mayoría de los riesgos derivados del precio de estos dos insumos, especialmente el primero, presentan una tendencia a la baja (ver blogs anteriores sobre el petróleo [i] y el carbón y el gas [i]).
La disminución proyectada en la producción de biocombustibles podría dar como resultado una demanda moderada de ciertos productos básicos alimenticios. Los biocombustibles han sido una fuente fundamental del crecimiento de la demanda de algunos productos básicos alimentarios, especialmente durante el período comprendido entre 2005 y 2015. De hecho, los biocombustibles se citan a menudo como uno de los factores que impulsaron las alzas de los precios de los alimentos en 2007-08 y 2010-11. Sin embargo, el colapso en el sector del transporte como resultado de la pandemia implica un menor uso de combustibles y, por lo tanto, de biocombustibles. Según la rigurosidad de las restricciones para viajar, la disminución en el consumo de biocombustibles podría ejercer una mayor presión a la baja sobre algunos productos básicos alimenticios, en particular el maíz, los aceites comestibles y el azúcar.
Las condiciones macroeconómicas aumentan los riesgos de precios a la baja. Un mayor fortalecimiento del dólar estadounidense podría deprimir aún más los precios de los productos básicos. De hecho, la debilidad de los precios de algunos productos básicos durante el primer trimestre de 2020 puede atribuirse, en parte, a un dólar más fuerte. Las investigaciones indican que una apreciación del 10 % del dólar frente a las principales monedas se asocia con una disminución del 5 % en los precios de los productos que se comercializan en el mercado internacional. Del mismo modo, la perspectiva de los precios se verá afectada por la depreciación de la moneda de los países que representan una gran parte del comercio mundial de determinados productos básicos.
Las interrupciones en las cadenas de suministro como resultado de la pandemia constituyen otro riesgo para los mercados de productos básicos. Las restricciones para viajar ya han afectado a numerosos mercados de productos básicos, especialmente los de las frutas, las verduras y las flores. Por ejemplo, las exportaciones totales de flores frescas de Kenya se redujeron en casi un 80 %, mientras que sus envíos a los mercados de Europa occidental se redujeron en tres cuartas partes. Sin embargo, un riesgo más importante proviene de posibles interrupciones en el suministro de insumos clave (por ejemplo, los productos químicos, los fertilizantes y las semillas) y de mano de obra que podrían afectar negativamente la cosecha de la próxima temporada.