ARTÍCULO: Impidamos la caravana de la muerte, no al aborto si a la vida
Es imposible para ente social alguno en el país permanecer indiferente a las amplias discusiones que ha generado el tema del aborto, relativas a la configuración de un criterio amplio o restrictivo del mismo en nuestro país. Inevitable admitir la complejidad del aborto desde el punto de vista ético-moral, científico, religioso, jurídico y filosófico situación que amerita por consiguiente dosis elemental de ecuanimidad y prudencia al momento de ofrecer un aporte que pretenda ser veraz, objetivo y sobre todo constructivo.
En el país tenemos el convencimiento de que el tema desde el punto de vista jurídico fue definitivamente cerrado en la Reforma Constitucional del 2010 en la cual el articulo 37 (previamente 30) estableció la inviolabilidad de la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte; esta redacción tiene unos efectos jurídicos que impiden establecer mediante ley la violación al derecho a la vida no solo después sino incluso antes de nacer, en otras palabras no se puede quitar la vida a ningún ser humano antes de nacer salvo la rigurosa excepción del estado de necesidad y luego de intentar salvar las 2 vidas. Diferente seria si hubiésemos acogido una redacción distinta como: “el derecho a la vida es inviolable desde el nacimiento hasta la muerte” modelo propuesto por el sector pro aborto durante la reforma constitucional, o la ambigua formula; “todo ser humano tiene derecho a la vida” consignada en la Declaración Americana de Derechos Humanos o, también la redacción de la Convención Interamericana de Derechos Humanos la cual reza; “Este derecho estará protegido por ley y en general a partir del momento de la concepción”, todas estas propuestas evaden intencionalmente establecer con claridad la concepción como punto de partida de la vida, las 2 últimas con el objeto de hacer compatibles dichos tratados internacionales a los sistemas legales inclusivos del aborto de una parte importante de los países del continente como; Estados Unidos, Cuba, Brasil, Argentina, Costa Rica entre otros, situación que es diametralmente opuesta en nuestro país que ha optado por definir un modelo restrictivo del aborto en la propia Constitución, que no da lugar a matices, atenuaciones o gradaciones a través del Código Penal o una ley especial, porque como ya indicamos la Supremacía Constitucional lo impide.
Todos los argumentos que los sectores en conflicto utilizan hoy son una reiteración exacta de los expuestos durante la reforma constitucional, por lo que es un monumento al absurdo que se debata con igual o más intensidad un tema definitivamente cerrado en el 2010. Al margen de las consideraciones jurídicas para que pueda entenderse la magnitud del aborto como causa de muerte en la especie humana basta saber que se estiman en 73 millones de abortos anuales (Guttmacher Institute) cifra que no es igualada por las muertes provocadas por el Sida, Cáncer, accidentes cerebrovasculares, infecciones respiratorias que de manera combinada suman apenas 35 millones (fuente Global Burden Of Disease), que en la 2da guerra mundial la más mortífera de la historia murieron 60 millones de personas en 6 años, es decir, la guerra donde se usaron 2 bombas atómicas en 6 años no puede igualar el potencial destructivo del aborto en 1 año; esto nos presenta una realidad tan sorprendente como desgarrante; el vientre materno es el lugar más peligroso e inseguro del mundo.
No podemos aceptar sin reaccionar indignados una sociedad y un mundo que condena la discriminación racial, genérica, religiosa y la tortura y al mismo tiempo acepta el holocausto más atroz contra seres indefensos, una sociedad y un mundo que permite la vida al violador y justifica asesinar a la criatura, que cuida a los deseados y desampara a los no deseados, que salvaguarda los sanos y entrega a la muerte a los imperfectos, a los mismos angelitos que nos conmueven en “Quiéreme como Soy”, me resisto a una sociedad en la que haya médicos que violen el mandato del Código Internacional de Moral Medica de preservar la vida desde el momento de la concepción, un mundo en que los hombres de leyes permitamos sentencias y leyes que literalmente masacran millones, y finalmente me opongo con vehemencia a un mundo que tolere que los hijos sean acribillados por su propia madre. Aceptar lo polémico del tema no debe ser un llamado a la desidia, reconocemos la crudeza de esta descripción que no obstante sin dudas es fiel a la realidad, respetamos el derecho a disentir de quienes promueven el aborto por convicciones no mercuriales (que son minoría) , sin embargo a todos ellos les exhorto a reflexionar sobre el hecho de que hoy pueden ejercer de modo apasionado el derecho de expresar sus ideas y fomentar el aborto, paradójicamente porque no fueron abortados…, en consecuencia les ruego que utilicen su demostrada elocuencia en favor de la vida, les imploro no nieguen a otros la oportunidad que hoy disfrutan…