Latinoamérica precisa un sistema fiscal en I+D estable para dar seguridad
Un estudio de varios organismos destaca la apuesta de Ecuador por la conexión tecnológicas-pymes y Brasil por la formación digital de los jóvenes
En todas las regiones del mundo la situación sanitaria derivada de la Covid-19 ha acelerado los procesos de transformación digital con el objetivo de superar la crisis actual y reactivar la economía. Desde el comienzo de la pandemia la innovación abierta ha sido clave en empresas grandes y pequeñas para identificar nuevas oportunidades, y ofrecer soluciones rápidas y prácticas en todas las cadenas de valor.
En el caso de América Latina, se ha detectado un gran número de sectores que han despuntado en el transcurso de estos meses, entre ellos proyectos basados en tecnologías de inteligencia artificial, plataformas de comunicación remota y educación online, microfinanzas y fintech, telemedicina, comercio online o ciberseguridad, según recoge el informe ‘Más Iberoamérica. Una apuesta decidida por la región’.
Este documento, desarrollado por la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), el Consejo de Empresarios Iberoamericanos (CEIB) y la Federación Iberoamericana de Jóvenes Empresarios (FIJE), estima que en 100 días han avanzado lo que estaba previsto para los próximos cinco años.
También se apunta a la necesidad de aprovechar este impulso para continuar con la digitación a través de la financiación, la formación transversal, la protección industrial y la compra pública innovadora.
Los autores del estudio señalan que es de vital importancia “contar con un sistema fiscal de apoyo a la I+D+i estable y uniforme, que aporte seguridad jurídica y que la Administración y las políticas públicas jueguen un papel tractor para su impulso, rol que deben ejercer también las grandes empresas sobre las pymes y los emprendedores”. En definitiva, que las grandes compañías ayuden a las pequeñas y medianas a digitalizar sus procesos e incorporar la tecnología en sus negocios como camino para ser más competitivos.
Programas para el cambio tecnológico
Algunos países han puesto en marcha programas orientados a pymes y emprendedores, que hacen posible la implementación de procesos de digitalización. En Argentina, la UIA (Unión Industrial Argentina) y la Cámara de la Industria Argentina del Software iniciaron en septiembre un ciclo de seminarios online sobre herramientas para la transformación tecnológica con la participación de corporaciones como Accenture, Globant, Google, Mercado Libre, Microsoft y Salesforce. Mientras que en Ecuador la plataforma Inclusivo-Cemdes busca conectar las grandes empresas y multinacionales con las pymes.
En Brasil han realizado una apuesta decidida por la formación de los jóvenes talentos con el programa Aprendizaje 4.0, impulsado por la Confederación Nacional de la Industria (CNI). El propósito es instruir a los recién llegados al mercado laboral para mejorar sus capacidades de cara a las futuras necesidades digitales de las empresas. En una línea similar trabaja la Confederación de la Producción y el Comercio de Chile (CPC), con la iniciativa público-privada TalentoDigital, para formar a 16.000 personas entre 2019-2022 y acelerar la transición digital del país.
Se trata de iniciativas que incluyen asistencia técnica, capacitación y apoyo en el desarrollo de pequeños productos digitales. De este modo no solo se logra un cambio tecnológico, también de cultura para promover nuevos modelos de negocio desde la innovación. En este sentido se celebra cada año IoT Innovatech Digital, el congreso de tecnología y negocios de América Latina. En la versión virtual de 2020, con Chile como país anfitrión, expertos de la región han aportado ideas y soluciones al nuevo escenario de pandemia.
A su vez, otros países de la zona llevan tiempo detallando programas que les permitan dar los primeros pasos hacia esa transformación. En Colombia se creó en 2016 la Vicepresidencia de Transformación Digital, mientras que en El Salvador su agenda digital recoge despliegue de 5G a partir de 2024-2025, un ecosistema de desarrollo de software y una autoridad digital que dicte la política a seguir, además de la construcción de una agenda público-privada que limite las brechas digitales.
En Iberoamérica las pymes representan el 99% del total de las empresas y dan empleo al 67% de los trabajadores. A pesar de esto, su contribución al PIB sigue siendo baja ya que tan solo un 10% de estas empresas exportan su producción. A raíz de la pandemia se han acelerado programas e iniciativas para mejorar esa imprescindible interrelación entre pymes, sector público, grandes empresas, universidades y centros de investigación para de forma coordinada llegar más lejos.