2021 trae esperanza para rebote económico de Latinoamérica tras pandemia
Hay tres indicadores que explican cómo América Latina profundizó sus crisis durante 2020. En cuanto el primero, tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estiman que habrá entre 20 y 30 millones de personas se suman a la pobreza. En otras palabras, habrá cerca de 220 millones de pobres.
El segundo indicador es que 47 millones de personas, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), han perdido sus empleos. La tercera cifra que ofrece una panorámica de la región es que -de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)- casi 3 millones de empresas en América Latina cerrarán por la crisis.
A finales de 2020 el Fondo Monetario Internacional (FMI) informó que el 62 % de sus préstamos se destinó a 21 países latinoamericanos. En diciembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a través de su informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe, detalló el crecimiento de la población en la región que sufría hambre. En paralelo, incrementó la inseguridad alimentaria.
Diversos estudios de instituciones internacionales como el FMI señalan que el golpe COVID-19 en Latinoamérica fue aún más agudo que en otros lugares del mundo por sus desigualdades y crisis anteriores.
Huracanes y elecciones, Centro y Norteamérica
En 2020 se venció el plazo para que Argentina reestructurara su deuda; Perú tuvo elecciones luego de un interregno parlamentario y, además, tres presidentes en menos de un mes, algo que entorpeció las negociaciones para conseguir suministros de vacunas. Chile continuó con las protestas del estallido social y tuvo el referéndum por una nueva Constitución y Colombia y Ecuador también lidiaron con una serie de diversas demandas sociales.
En Norteamérica, México pausó proyectos de desarrollo como aquellos que tenían que ver con energías verdes. Otros se detuvieron por eventos naturales, como la refinería en Dos Bocas y otros más por una lluvia de amparos, como el Tren Maya y el Aeropuerto en Santa Lucía.
Centroamérica no solo luchó con el coronavirus, agravando su situación de pobreza —con excepciones— sino también con huracanes y la persistente violencia que daña a la región.
“Vemos una debilidad en Centroamérica respecto de cómo financiar los altos déficits fiscales. En Costa Rica y en El Salvador han tenido déficits muy altos y van a aumentar; estimamos que para Costa Rica será del 9 % y un poco más para El Salvador”, menciona Carlos Morales, director de calificaciones de Fitch.
Detalla que los gobiernos tienen una menor capacidad de financiamiento porque el mercado local es menor, además, para emitir bonos al exterior se requiere, en ambos países, de una aprobación por parte del Legislativo. “Esto causa fricciones y mayores tasas de interés para financiarse; un ciclo vicioso: mayores tasas de interés, mayores pagos de interés y mayor déficit financiero”.
Morales añade que el cambio climático, por la afectación a la agricultura y el cierre de la actividad turística, son factores que también afectan el crecimiento de Centroamérica.
En cuanto a México, el paquete fiscal contiene un presupuesto muy reducido para atender la pandemia. “Es uno de los países con menos impulso comparado con otros mucho más pequeños; esto resalta las prioridades del Gobierno por mantener las finanzas públicas sanas. Es positivo en la medida en que no va a haber más deuda pública o incertidumbre, pero a largo plazo podría afectar la recuperación económica”.
De acuerdo con CEPAL, en la contracción del Producto Interno Bruto de los países de la región, Venezuela será el más afectado (-30 %), seguido por Perú (-12,9 %), Panamá (-11 %) y Argentina (-10,5 %). Al contrario, los que tendrán los impactos más leves serán Paraguay (-1,6 %), Guatemala (-2,5 %) y Haití (-3 %).
“Hay diversificación en cuanto al impacto económico. Lo que vamos a ver para el próximo año es un efecto base que va a generar un crecimiento en la región debido a que este año hubo muchas restricciones económicas, vamos a ver una mejora en el crecimiento”, concluye el director de calificaciones en Fitch.
Oportunidades de crecimiento
México tiene importantes posibilidades de crecimiento por su relación con Estados Unidos, especialmente por la firma del T-MEC. Detalla Carlos Morales que la política monetaria del país se ha conducido hacia una estabilidad macroeconómica.
Si bien preocupa que la reforma fiscal propuesta se deje de lado por las elecciones que vienen este año, las más grandes que se hayan organizado, ha sido una sorpresa que la administración haya recaudado ingresos por encima de las expectativas. “Podría explicarse con el combate a la evasión fiscal”.
En Centroamérica, la situación tendrá una salida en medida de que Europa y Estados Unidos se recuperen de la pandemia. Cabe recordar que Centroamérica realiza grandes exportaciones de productos agrícolas y textiles hacia E.E.U.U.
Perú: uno de los mayores afectados
Uno de los países que más preocupa es Perú. A mediados de noviembre cambió tres veces de presidente. Desde el inicio del último trimestre de 2020, reformas delicadas para el paquete presupuestal se han estado discutiendo, por ejemplo, el retiro de los fondos provisionales.
“Perú actualmente está en una situación política delicada, el presidente es interino, un gobierno de transición. Va a estar en el cargo hasta el 28 de julio del 2021. Sin embargo, se trata de un gobierno débil y además se enfrenta a un Congreso populista. Es una combinación difícil de manejar”, comenta Carlos Parodi, profesor principal del Departamento Académico de Economía de la Universidad del Pacífico.
Otras discusiones importantes han sido una reforma agraria y recientemente se habla de una reforma Constitucional.
Parodi detalla que en el marco macroeconómico se espera que la economía peruana caiga cerca del 12,5 % y se esperaría un rebote de entre el 7 % y 8 % para el 2021. “Esto es siempre y cuando la persona que gane en las elecciones mantenga la estabilidad macroeconómica que ha caracterizado al Perú en los últimos 20 años”.
El domingo 11 de abril habrá elecciones presidenciales. A pesar de la cercanía, no es posible adelantarse a un posible resultado. Además de que no hay una preferencia electoral marcada, la intención del voto en este país suele cambiar drásticamente en la recta final.
“El presidente que venga tiene que ser reformista. El gran problema que tiene Perú es que convive una bonanza macroeconómica, con un malestar microeconómico. Es decir, las buenas cifras no llegan a los ciudadanos, no se manifiestan en mejoras a la salud, educación o en la igualdad de acceso a oportunidades”, expresa Parodi.
De acuerdo con el académico, Perú va bien en las calificaciones de riesgo debido a que el nivel de deuda que tenía antes de la pandemia era del 26 % del PIB. Por esa misma razón se pudo endeudar en el último mes a tasas de interés muy bajas e inclusive a 100 años. “La fortaleza de la macroeconomía es real”.
En la recuperación de la economía peruana las claves son los sectores minería y construcción y la relación comercial con China. Cerca del 30 % de lo que Perú exporta va hacia ese país.
Para 2021 se espera que la política fiscal sea más restrictiva y es que el gobierno ha tenido que gastar por encima de sus ingresos. “La política fiscal tenderá a ser más restrictiva, más cuidadosa, más cautelosa”.