Ofensiva latinoamericana de generación distribuida bajo escrutinio
Un número creciente de hogares y empresas en América Latina y el Caribe está recurriendo a la generación distribuida para acceder a energía más limpia y asequible y mejorar la confiabilidad del suministro.
Sin embargo, la incorporación de la tecnología ha generado preocupación debido al impacto en las operaciones de la red y los problemas relacionados con la sostenibilidad financiera de los proveedores de energía tradicionales.
Otro desafío es el que plantea un posible incremento de las disparidades entre quienes pueden adoptar estos sistemas y quienes no, según un nuevo análisis publicado por el BID.
“En países donde la desigualdad en la distribución ingresos y la pobreza son preocupaciones latentes, el diseño de incentivos y políticas de generación distribuida fotovoltaica requiere más que nunca estudios previos de impacto regulatorio que demuestren que estas políticas son neutrales en términos de distribución o incluso contribuyen a reducir las disparidades socioeconómicas”, destaca el estudio que analiza los países de Brasil, Chile y México.
Los investigadores concluyeron que los primeros en adoptar la tecnología en estos países son los consumidores que pertenecen a áreas urbanas con mayores recursos solares, altos costos de electricidad, y niveles elevados de ingresos y educación.
“De manera similar, las variables del vecindario sugieren que los adoptantes tienden a instalar antes si tienen vecinos cercanos que hayan instalado recientemente proyectos fotovoltaicos solares más grandes”, añade el informe.
Entre las recomendaciones destaca la necesidad de implementar políticas de equilibrio de equidad para hacer que la generación fotovoltaica distribuida sea accesible a un número más amplio de consumidores.
Otras barreras son la falta de información y un mayor desarrollo de instrumentos financieros, componentes y servicios especializados, afirma el estudio.