Reconstruir mejor después de la crisis provocada por la COVID-19
A pesar de las abrumadoras consecuencias de la pandemia, esta crisis mundial ha sido también un momento extraordinario para el aprendizaje. Estamos aprendiendo lo adaptables y resistentes que pueden ser los sistemas educativos, los responsables políticos, los profesores, los alumnos y las familias. En este blog (que forma parte de una serie que destaca las principales lecciones aprendidas de un estudio para comprender la eficacia percibida de las soluciones de aprendizaje a distancia, de próxima publicación) resumimos las lecciones aprendidas en diferentes países, presentando especial atención a los profesores y a cómo tuvieron que reimaginar rápidamente las conexiones e interacciones humanas para facilitar el aprendizaje. El papel de los profesores está evolucionando aceleradamente y es, en muchos sentidos, más difícil que cuando el aprendizaje se realizaba sólo en persona.
¿Cómo ha cambiado la pandemia el papel de los profesores?
Dos factores cruciales han cambiado debido a la pandemia. En primer lugar, las adaptaciones pedagógicas han resultado fundamentales, ya que los modelos tradicionales de enseñanza presencial no se trasladan a un entorno de aprendizaje a distancia. Independientemente del tipo de canal utilizado (radio, televisión, móvil, plataformas en línea, etc.), los profesores tienen que adaptar sus prácticas y ser creativos para mantener a los estudiantes comprometidos y captar su atención, ya que cada hogar se ha convertido en un aula -la mayoría de las veces- sin un entorno que apoye el aprendizaje. Algunos países están apoyando a los profesores en este sentido. En Sierra Leona, donde el principal canal de aprendizaje a distancia es la radio, hay una línea telefónica “en directo” y gratuita para que los alumnos llamen a los profesores con preguntas, y en los horarios de las clases transmitidas por radio dejan tiempo para que los niños ayuden a sus familias con las tareas diarias.
En segundo lugar, la pandemia ha recalibrado la forma en que los profesores dividen su tiempo entre la enseñanza, el compromiso con los alumnos y las tareas administrativas. En Brasil, según una encuesta realizada por el Instituto Península, el 83% de los profesores no se consideraba preparado para enseñar a distancia, el 67% tenía ansiedad, el 38% se sentía cansado y menos del 10% estaba contento o satisfecho. La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de flexibilidad y de tener más tiempo para la interacción entre alumnos y profesores. Por ejemplo, en Estonia se dio a los profesores autonomía para ajustar el plan de estudios, los las unidades didácticas y el tiempo asignado a cada actividad.
¿Cómo han apoyado los sistemas a los profesores en su nuevo rol?
Casi el 90% de los países que respondieron a la encuesta de los Ministerios de Educación sobre las respuestas nacionales a la COVID-19, realizada por la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial (2020), apoyaron a los profesores compartiendo directrices que destacaban la importancia de: proporcionar retroalimentación a los estudiantes, mantener una comunicación constante con los cuidadores e informar a las unidades educativas locales para hacer un seguimiento del aprendizaje. Otros gobiernos adoptaron un enfoque diferente: Costa Rica desarrolló una caja de herramientas digital con recursos pedagógicos como una guía para el trabajo autónomo, el estado de São Paulo en Brasil organizó frecuentes conversaciones de dos horas entre el Secretario Rossieli Soares y los profesores a través de la aplicación móvil desarrollada por el estado. Estas conversaciones y herramientas permitieron al gobierno tener una línea de comunicación abierta con los profesores para entender mejor sus preocupaciones y ajustar los programas de aprendizaje a distancia.
Conforme los profesores empezaron a poner en práctica estas directrices y recomendaciones, se encontraron con que tenían que compaginar la enseñanza y la retroalimentación de los alumnos a distancia, la cumplimentación de informes administrativos y el cuidado de sus familias. Algunos gobiernos reconocieron pronto que sus bienintencionados sistemas de apoyo a los profesores acababan generando agotamiento. El Ministerio de Educación de Perú estuvo abierto a recibir comentarios y reaccionó rápidamente cambiando las directrices para reducir la carga de trabajo administrativo de los profesores. El estado de Minas Gerais, en Brasil, desarrolló la aplicación móvil “Conexao Escola” para fomentar la interacción entre profesores y alumnos durante el tiempo designado después de cada clase, evitando que los alumnos se pusieran en contacto con los profesores a través de WhatsApp o mensajes de texto durante todo el día. En Uruguay, se esperaba que los profesores rellenaran la información administrativa, pero en lugar de pedirles nueva información, el gobierno decidió utilizar GURI, una plataforma digital que llevan utilizando los profesores uruguayos desde hace más de 10 años para comunicar información como la asistencia y las notas de los alumnos.
Más allá de proporcionar directrices y herramientas, algunos gobiernos han aprovechado los programas de desarrollo profesional existentes que ya funcionaban antes de la pandemia. El estado de Edo, en Nigeria, formó en los dos últimos años a los 11.000 profesores de primaria que forman parte del programa Edo-BEST para que utilizaran eficazmente las tecnologías digitales en el aula; durante la pandemia, este programa de formación de profesores en activo pasó de ser presencial a ser a distancia. Del mismo modo, en Uruguay, el Instituto de Formación Docente en Servicio puso en línea un programa de entrenamiento existente para proporcionar apoyo pedagógico a distancia y Ceibal reforzó su programa de formación docente y su repositorio de Recursos Educativos Abiertos. Aunque más del 90% de los profesores uruguayos se mostraron satisfechos con la formación a distancia recibida durante la pandemia, algunos expresaron la necesidad de seguir formándose.
¿Qué impacto han tenido las tecnologías en este cambio de rol?
Ante la pandemia, los países han combinado enfoques de alta y baja tecnología para ayudar a los profesores a apoyar mejor el aprendizaje de los alumnos. En Camboya, por ejemplo, los responsables de educación diseñaron una estrategia que combina SMS, folletos impresos y comentarios continuos de los profesores, aprovechando la alta penetración de la telefonía móvil en el país. El enfoque va más allá de proporcionar materiales que requieren baja tecnología: da información sobre cómo acceder a los programas de aprendizaje, garantiza que los estudiantes accedan a materiales de aprendizaje en papel e incluye visitas a domicilio para supervisar las actividades de aprendizaje a distancia. También se espera que los profesores proporcionen semanalmente recursos en papel a los alumnos y se reúnan con ellos cada semana para entregarles sus hojas de trabajo marcadas y emitir otras nuevas para la semana siguiente.
La tecnología también ha mejorado el apoyo entre el gobierno y los profesores, adaptando los programas de formación existentes para que se impartan a distancia (como los casos mencionados de Nigeria y Uruguay), creando espacios para programas de apoyo entre pares (por ejemplo, la iniciativa Virtual EdCamps, creada para facilitar el aprendizaje entre pares de los profesores) o estableciendo líneas telefónicas de atención sobre EdTech (o tecnología educativa) para los profesores (como en Estonia, donde la HITSA -Fundación de Tecnología de la Información para la Educación- abrió una línea de información sobre tecnología educativa para resolver cualquier pregunta tecnológica que pudieran tener los profesores).
Las intervenciones tecnológicas deben facilitar las interacciones entre profesores y alumnos, mejorando el acceso a los contenidos, los datos y las redes, ayudando a los profesores a apoyar mejor el aprendizaje de los alumnos, como se establece en la Plataforma para Profesores Exitosos del Banco Mundial, donde el uso eficaz de la tecnología es uno de los principios clave para garantizar equipos de profesores eficaces.
¿Cómo pueden los responsables políticos apoyar a los profesores durante la reapertura de las escuelas?
Para volver a construir sistemas educativos más sólidos, los países tendrán que aplicar las iniciativas de enseñanza que han demostrado ser eficaces durante la fase de aprendizaje a distancia e integrarlas en el sistema educativo ordinario. Es fundamental empoderar a los profesores, invirtiendo en el desarrollo de las habilidades necesarias y en su capacitación para poder así explotar todo el potencial del aprendizaje a distancia e híbrido.
Igualmente importante es liberar el tiempo de los profesores de las tareas administrativas (como hicieron Brasil, Perú y Uruguay), centrarse en lo que es pedagógicamente eficaz y proporcionar apoyo socio-emocional a los profesores. La pandemia y los cierres prolongados de las escuelas han cambiado el papel de los profesores y la mayoría de ellos no estaban preparados para ese cambio; se necesita una estrategia global de seguimiento socioemocional y apoyo psicosocial para garantizar el bienestar de los profesores y evitar su agotamiento.