América Latina y el Caribe, región de soluciones al cambio climático

América Latina y el Caribe, región de soluciones al cambio climático

América Latina y el Caribe está llamada a liderar las soluciones contra el cambio climático. Esta afirmación, un tanto aspiracional (todavía estamos lejos de ser líderes ambientales a nivel global), se sustenta en el indiscutible potencial de la región.

Tenemos el 25% de los bosques del mundo, el 40% de la biodiversidad, un tercio del agua dulce, proveemos el 14% de la producción mundial de alimentos y albergamos al 33% de los mamíferos, al 35% de los reptiles, al 41% de las aves y al 50% de los anfibios. Además, los ecosistemas costeros y marinos de la región cubren una superficie de 16 millones de km2 y más de 70.000 km de costa.

Los ecosistemas naturales son una fuente importante de protección y adaptación al cambio climático, ya que contribuyen, entre otros, a moderar eventos climáticos extremos, a regular el clima y a absorber emisiones de carbono.

Y es aquí donde reluce el potencial de la región, con sus innumerables ecosistemas estratégicos como el Amazonas, el Caribe, los páramos argentinos y chilenos, la Patagonia, la Mata Atlántica, el Corredor biológico mesoamericano, los manglares, la corriente de Humboldt o el Gran Chaco, entre otros muchos.

Los bosques de América Latina y el Caribe, por ejemplo, tienen el potencial de representar dos tercios de las medidas de mitigación de todas las soluciones naturales. Esto se debe a su potencial para capturar carbono de la atmósfera; durante su crecimiento, los bosques absorben el CO2 y lo convierten en carbono que se almacena en su tronco, raíces y hojas. Teniendo en cuenta que América Latina y el Caribe tiene el 25% de los bosques y el 57% de los bosques primarios de todo el planeta, estamos ante una importante ventaja competitiva.

A nivel agrícola, un sector que ya está sufriendo los impactos del calentamiento global en forma de degradación del suelo (el 14% de esta ocurre en la región), de reducción de cultivos deseados o de proliferación de malas hierbas y pestes, América Latina y el Caribe también tiene un potencial envidiable. Según la FAO, la región tiene las reservas de tierra cultivable más grandes del mundo (el 28%), y el mundo demandará un 60% más de alimentos para 2050. Actualmente, la agricultura aporta entre el 5 y el 18% del PIB regional.

En el ámbito de las energías renovables, claves para reemplazar a los hidrocarburos y garantizar sistemas de producción más limpios y menos contaminantes, América Latina también tiene un enorme potencial. Por ejemplo, tenemos el 15% del total de la capacidad geotérmica mundial; el 20% de la capacidad hidroeléctrica del planeta (Brasil es el segundo mayor productor global), y hasta el momento solo hemos desarrollado el 23% del potencial hidroeléctrico, algo que nos convierte en uno de los mercados más prometedores. Pero lo más reseñable es que, según el Global Energy Monitor, la región puede convertirse en un líder mundial en energías renovables, con un aumento potencial del 460% en la capacidad eólica y solar.

“Las ventajas competitivas de la región para aportar soluciones al cambio climático deben concretarse y materializarse con movilización de recursos y tecnologías, así como con políticas que promuevan la adaptación al cambio climático, la gestión de riesgos de desastres, las prácticas de agricultura sostenible, las soluciones basadas en la naturaleza, y la protección de los ecosistemas naturales y de la biodiversidad. Esta será una de las principales reivindicaciones de la región en la próxima COP28 de Dubái: es necesaria una nueva mirada al cambio climático desde el potencial que ofrece la región”, dice Alicia Montalvo, gerenta de Acción Climática y Biodiversidad Positiva de CAF.