Por: Lic. Jose E. De Pool Dominicci
jdepool@hotmail.com
Empresario sector Inmobiliario.

La condición fallida en que las últimas administraciones sumergieron al Estado dominicano es grave, pero aun así queda una brecha por la que podemos penetrar la tumoración y llevar hasta su raíz el necesario antídoto y comenzar a dar vida a una situación producto de la inexperiencia, y mas que ello, de la corrupción que campeo en los últimos 16 años de gobiernos.

La oportunidad de recuperación se hace visible por la experticia que se asigna a las nuevas autoridades, comenzando por el presidente que ha asumido las riendas del Estado, Luis Abinader, a quien se le reconocen dotes de educador y, más que de maestro, de economista de profesión probado en la materia, y cuyos éxitos se palpan en la conducción de sus empresas y de su familia.

No es el presente el inicio de una administración en manos inexpertas ni de gentes ávidas de recursos, a los que no importó la manera de conseguirlos. La gran deuda externa encontrada por Abinader Corona no es aquella la que se supone invertida en bienes para la superación social, sino producto del despilfarro y del robo al erario público.

Pero no podemos quedarnos de pie frente a la denuncia, porque el momento nos da la oportunidad de iniciar jornadas que coloquen el país por sendas de segura recuperación social y económica, y con ello sentemos las bases para dar a nuestros hijos y a todos los que vengan detrás un país por el que no solo se pueda caminar con pie firme, sino en donde florezcan las oportunidades.

En el ayer reciente, a los expertos financistas se nos hizo cuesta arriba darnos a entender, principalmente porque aquellos gobernantes no tenían interés en escucharnos, o a lo mejor –démosle el favor de la duda, por su condición de políticos de profesión, no tenían la capacidad de entender a quienes nos hemos formado en las cátedras de la economía.

Ahora que corresponde gobernar a un hombre a quien se le reconoce experticia en el manejo económico, por tanto, entendemos que sería menos difícil hacernos entender en las alturas del gobierno.

Al mismo tiempo tendremos un congreso de gran lucidez y lleno de juventud, en donde se vislumbran cambios en la estructura de un Estado atrofiado, que hay que modernizar o hacerlo más eficiente y menos costoso.

Por estas razones y otras que demanda la sociedad, nos enfocamos hacia el desarrollo de una gestión necesaria.

Dicho esto, pasamos revista de manera sucinta a las diversas manifestaciones sobre el efecto de la pandemia Covid-19 y cómo ha afectado la economía mundial y la de nuestro país.

Para ello el gobierno anterior, a través de los organismos financieros ha implementado varios programas de facilidades financieras, encaminadas a fortalecer el aparato económico del sector productivo.

El último de los cuales fue la disposición de unos 60 Mil Millones de pesos, los cuales ya están disponibles a través del sistema financiero, conocido por los diferentes sectores que pudieran beneficiarse.

Ha sido una sabia decisión del actual gobierno, el ratificar al gobernador del B. C., porque esto da mayor seguridad a la política monetaria, y con esta decisión, dicha política seguirá apegada a las normas internacionales de buena administración financiera.

Ya en el segundo trimestre de este año, se observa una merma en la recaudación fiscal y que proyecta para todo lo que resta del año 2020.
Ante esta terrible realidad, las nuevas autoridades deben abocarse a hacer magia financiera y desde el proceso de transición se anuncia la eliminación de varias instituciones del Estado, así como fusiones de otras.

Otra labor titánica que tendrán que enfrentar las nuevas autoridades entrantes, es buscar facilidades encaminadas a aumentar las recaudaciones fiscales, así como la creación o mantenimiento de los empleos en el sector privado y racionalización del empleo en el sector público.

En todas esas facilidades financieras ya iniciadas y otras que ya se han anunciado, hay que transformar la de la industria de la construcción, que es la actividad que más multiplica la generación de empleos y todo el aparato económico se pone en movimiento, por su efecto multiplicador en la economía en todos sus renglones.

La vivienda ha sido siempre un tema de campaña, a través del tiempo. Sin embargo, todas las promesas y ejecuciones de planes de viviendas se han quedados cortas.

Los representantes del sector construcción han hecho sugerencias al pasado y al nuevo gobierno sobre la creación de un ministerio de la vivienda y hasta se ha sugerido que dentro de la eliminaciones o fusiones de instituciones han señalado al INVI, como posible de ser transformada, al igual que sucedió en el 2014 con la famosa cuarta mesa de la vivienda, en presencia del entonces presidente Medina. Este mismo sector solicitó la creación de un organismo único que agrupe todas las instituciones y creación de la tan esperada ventanilla única. En aquella ocasión sugerimos que fuera el entonces Banco Nacional de la Vivienda (BNV), transformado en BANDEX, hoy como banco de la exportación.

Las funciones del Banco de Exportación, pueden resolverse con un departamento que se cree en el Banco de Reservas, con un costo de administración de no más de un 10% de su costo actual y con una mayor eficiencia.

Estamos a tiempo de aprovechar esta ola de transformación y recomendar que el actual BANDEX se transforme en el Ministerio de la Vivienda y aprovechar “la mística” de la experiencia acumulada de más de 50 años, de lo que fuera el Banco Nacional de la Vivienda y agrupar aquí todas las instituciones relacionadas al sector de la construcción.

Finalmente, para lograr un efectivo plan de desarrollo de viviendas para los sectores más necesitados del país, cualquier iniciativa debe de ir acompañada de un plan que incluya los elementos siguientes:

  1. Plan Nacional de Titulación Público-Privada;
  2. Aprovechar, una vez lograda la titulación, el iniciar un plan de transformación de esos mismos barrios necesitados (Villa Juana, La Barquita, etc.);
  3. Exigir a las autoridades judiciales, una más efectiva solución de los conflictos, ante la Jurisdicción Inmobiliaria, los cuales tardan años y años o atrofiado cientos de millones de pesos o dólares de inversionistas locales y extranjeros; y
  4. Con el sector construcción (ACOPROVI), Cámara de la Construcción, Agentes Inmobiliarios, entre otros, lograr una alianza público-privada y de seguro se podría lograr la meta que se propongan.

Dicho esto, solo nos queda confiar en que el presidente que estrenamos los dominicanos tome unos minutos y poniendo oído en el sentir nuestro, proceda de acuerdo con lo que las circunstancias aconsejan, primordialmente hacia la necesaria recuperación económica y la reparación de los daños, que aquellos echados al zafacón de la historia, infringieron a quienes hemos dedicados décadas de trabajo para bienestar familiar y del país.

De usted la última palabra, Señor Presidente.-.