Ayudemos al sector privado a potenciar el recurso más preciado del Caribe
La dependencia del Caribe de los océanos, a menudo la mayor vía de transporte y la principal fuente de empleo local, presenta una clara oportunidad económica, particularmente para el sector privado.
Quizás el vínculo más sólido que une a los 45 millones de personas que viven en el Caribe es el océano.
Esto puede sonar obvio pero, dado que este año celebramos el Día de los Océanos, vale la pena señalar que prácticamente toda esa gente vive a poca distancia de la costa.
Es tentador ver los océanos como una amenaza, dado el cambio climático y el aumento del nivel del mar. De hecho, la dependencia del Caribe de los océanos, a menudo la mayor vía de transporte y la principal fuente de empleo local, presenta una clara oportunidad económica, particularmente para el sector privado.
Si consideramos a los océanos como una economía separada del resto, sería la séptima economía más grande del mundo, con un producto interno bruto anual de más de 1,5 billones de dólares, según una estimación del Foro Económico Mundial.
Esta economía oceánica está creciendo. Un informe que BID Invest lanzó analiza opciones para apoyar un medio ambiente marino saludable y la próxima generación de empleos y medios de vida de alta calidad. Nuestra conclusión es que, con la infraestructura y las inversiones adecuadas, el tamaño de la economía azul en la región podría duplicarse para 2030.
El reporte presenta oportunidades de inversión que pueden respaldar una transición con el fin de dejar atrás las prácticas destructivas y crear nuevas empresas. Buscando marcar distancia con otros enfoques, el nuestro enfatiza la necesidad de tener resultados sociales positivos mientras se logra un retorno financiero, lo que creemos que es clave dados los desafíos de la región.
Todo esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero ya lo estamos haciendo.
En Barbados, BID Invest está brindando servicios de asesoría para garantizar la Evaluación de impacto ambiental y social para el desarrollo de Renewstable Barbados, una instalación de generación solar de 50 MW con almacenamiento de baterías de iones de litio e hidrógeno verde.
La nueva instalación, que extraerá su hidrógeno del agua, proporcionará un suministro de electricidad limpio y estable para la red de Barbados. El proyecto también cuenta con el apoyo de IFC e Hydrogène de France (HDF).
Otro ejemplo de gran ingenio lo brindan las empresas que utilizan algas para crear abono orgánico. En el Caribe, Algas Organics se basa en especies locales, algunas de las algas marinas de más rápido crecimiento en el mundo, para convertirse en la primera empresa de biotecnología agrícola autóctona.
Dichos proyectos muestran al mundo cómo se puede utilizar la tecnología para aprovechar de manera sostenible amplios recursos. Lamentablemente, el Caribe requiere financiamiento para implementar este tipo de proyectos, y este no siempre se obtiene dada la inestabilidad actual en los mercados financieros globales.
Ahí es donde el papel de los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) es clave. Los fondos de inversión internacionales tienen un apetito creciente por activos sostenibles y proyectos como los que ofrece el Caribe, pero a menudo desconfían de invertir en economías pequeñas donde no tienen mucha experiencia y conocimiento local.
Los instrumentos financieros sofisticados, como los “bonos azules”, en los que las empresas emisoras se comprometen específicamente a invertir las ganancias en soluciones comerciales para la salud de los océanos, el agua dulce y/o para mejorar el acceso al agua y el saneamiento, son una forma de vincular a los inversores con empresarios hambrientos de capital: utilizando BMD como intermediario.
Hasta ahora, solo se han emitido un puñado de “bonos azules” en el mundo. En BID Invest hemos emitido dos bonos azules en los últimos dos años para financiar proyectos del sector privado en agua limpia, turismo y transporte marítimo, entre otras industrias relacionadas con el agua. Más recientemente, apoyamos al Banco Bolivariano de Ecuador para emitir el primer bono azul en América Latina y el Caribe, que incluirá las recomendaciones del llamado Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD).
Es importante tener en cuenta que los ingresos “azules” se pueden asignar a proyectos de sostenibilidad que operan cerca del océano, los mares y el agua dulce. Estos incluyen puertos, transporte marítimo, infraestructura, turismo, pesca, acuicultura, manufactura y energía renovable en alta mar.
El potencial de inversión del sector privado es tremendo. En general, se estima que la economía azul aporta entre US$3 y US$6 billones a la economía global y más de US$407.000 millones al PIB de la región. Mantener un océano limpio y productivo, involucrando a tantas industrias y partes como sea posible, es una condición previa fundamental para el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El océano, que cubre el 70% del planeta, ayuda a mitigar el cambio climático al almacenar grandes cantidades de calor y dióxido de carbono y es una fuente esencial para la producción de alimentos, lo que garantiza la seguridad alimentaria y el empleo para las personas en todo el mundo.
La expansión de la economía oceánica sostenible proporcionará alimentos para una población en crecimiento y fomentará el transporte con bajas emisiones de carbono, así como una fuente casi ilimitada de energía renovable. Esta es una oportunidad que no podemos dejar pasar.