Cepal reivindica ingreso básico ante crecimiento de la pobreza en América Latina

La secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcenas, estima que la pobreza en América Latina va a aumentar de 186 millones a 215 millones de personas» y para combatir esa realidad propone, en primer lugar, «la provisión de un ingreso básico de emergencia».

El ex presidente de Ecuador Rafael Correa, emite periódicamente en Youtube un programa de entrevistas con personalidades políticas del mundo, “Conversando con Correa”. En una reciente entrega el diálogo fue con Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

En la charla se habló de distintos temas, pero con foco en la economía de América Latina, en este contexto marcado por la pandemia de coronavirus y por un aumento de la desigualdad y de la pobreza extrema sobre toda la región.

«Esta pandemia, en realidad, debería ser un punto de inflexión para la región, para que repiense nuevamente su desarrollo a profundidad», indica Bárcena, señalando que América Latina, a día de hoy, «es el continente más desigual del mundo». «No el más pobre, pero el más desigual».

América Latina «no tiene o no ha desarrollado los instrumentos para realmente tener una política fiscal más redistributiva», lo cual, a su modo de ver, tiene su raíz sociocultural en el hecho de que en la región ha prevalecido «la cultura del privilegio, esa cultura que naturaliza las desigualdades, que naturaliza la discriminación, que la hace ver como si fuera algo normal, natural», explicaba Bárcena.

Correa tomó esas expresiones para referirse a la situación que se vive en su país: «Enfrentamos realmente una crisis: en el caso del planeta, la más grande del último siglo; y en el caso de países como Ecuador, yo considero que la más grande de la historia». Seguidamente Correa se preguntó: «¿qué hacer para proteger a los más vulnerables?».

Como respuesta Bárcena delineó tres líneas claras de acción, en el entendido que “la pobreza va a aumentar de 186 millones a 215 millones de personas» y para combatir esa realidad propone, en primer lugar «la provisión de un ingreso básico de emergencia». En segundo lugar, «complementar este ingreso básico de emergencia con vouchers alimentarios o con un ingreso adicional, sobre todo para los que están en extrema pobreza, que son los que no alcanzan ni siquiera al mínimo nivel de alimentación». Y por último, «un apoyo a la pequeña y mediana empresa», para «mantener también el tejido productivo».

La pregunta que surge antes estos planteos es cómo se financian estas prestaciones. La representante de la CEPAL explica que por un lado, será necesario disponer de «espacio fiscal suficiente», y por otro, recurrir a soluciones internacionales tales como «detener el pago de los intereses» de la deuda en algunos países, y en otros directamente «hacer una quita» de esa deuda.

«El problema que yo veo – dijo Bárcena – es que nuestra región está muy desunida». «No hemos sido capaces de unir posiciones y voces ante la comunidad internacional, y eso me parece muy importante, porque si cada país cree que va a resolver sus problemas individualmente, eso no va a ser así»…

De alguna forma, directamente relacionado con este tema el Director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, Alfredo Serrano Mancilla, habla de la reforma tributaria necesaria en América Latina .

A grandes rasgos plantea que América latina “necesita actualizar cuanto antes su obsoleta matriz de tributos en relación a los siguientes ejes”:

En primer lugar considera inadmisible que las tasas legales de impuestos que deberían pagar las empresas difieran tanto de lo que efectivamente vuelcan al Estado. Los ejemplos que proporciona en ese sentido son contundentes: “en Argentina, la tasa legal es del 30%, pero a la hora de la verdad, el tipo impositivo efectivo sobre sus beneficios es del 7,6%; en México, esta relación es de 30% a 7,4%; en Perú, de 29,5% a 8,8%; en Colombia, de 33% a 9,8%. ¿Por qué ocurre esto? Porque la mayoría de las empresas usan múltiples mecanismos para reducir la base imponible sobre la que se aplica el tipo impositivo. Ante esta brecha efectiva en la recaudación, es urgente implementar un marco legal no tan elusivo”.

En segundo lugar se refiere a las empresas trasnacionales de alta tecnología (cita los casos de Google, Apple, Facebook y Amazon) que apenas pagan tributos en América Latina. Existe un gran vacío, deliberado, para que estos gigantes facturen y puedan, así, trasladar sus beneficios a guaridas fiscales evadiendo impuestos.

También plantea que las grandes fortunas deben contribuir en relación a su capacidad económica, un tema en el que hace referencia a nuestro país en los siguientes términos: “Según el último estudio hecho por Celag, aplicando un impuesto aproximado al que tiene Uruguay en el resto de países de la región se lograría recaudar un extra de algo más de 51.000 millones de dólares; si aplicáramos el vigente en Colombia, se obtendrían casi 26.000 millones de dólares”.

Como cuarto y último punto plantea que “las actividades económicas ficticias, las no reales, en su mayoría especulativas en el campo financiero, han de ser penalizadas tributariamente”.

A estos cuatro puntos le agrega la necesaria lucha contra la evasión fiscal, para culminar afirmando que “no hay estado de bienestar sin un sistema tributario que lo haga sostenible”.