Ciencia para garantizar la seguridad hídrica en América Latina
Ciencia y política para garantizar la seguridad hídrica es el objetivo del Programa Hidrológico Intergubernamental que esta semana reúne, al amparo de la Unesco, a gobiernos, autoridades y expertos de América Latina y el Caribe, para tratar los avances y temas pendientes en la gestión del agua de la región.
La seguridad hídrica es cada vez más compleja y urgente debido al aumento poblacional en las últimas décadas, la concentración en ciudades, la degradación de la calidad del agua, los cambios del uso del suelo, y el creciente impacto de las inundaciones, sequías y otros efectos hidrológicos relacionados con el cambio climático. Situaciones que requieren identificar respuestas viables para encontrar soluciones sostenibles en el futuro.
En América Latina y el Caribe se vieron grandes avances en las últimas décadas en materia de acceso al agua, Sin embargo, desde Unesco señalan que existen áreas que necesitan atención urgente. Los recursos hídricos están bajo importantes presiones debido al cambio climático, el avance demográfico y el tipo de uso de suelo, que afectan la disponibilidad y calidad del recurso.
En la región existe el gran objetivo de alcanzar la seguridad hídrica, es decir, la capacidad de tener acceso al agua, y de proteger eficazmente la vida, ecosistemas y bienes materiales, en el contexto de la Agenda 2030 de ONU El Programa Hidrológico Intergubernamental (PHI), el programa de la UNESCO que realiza aportes para la investigación educación y creación de capacidades relativas a la gestión del agua. Desde la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO en América Latina y el Caribe (LAC), el PHI LAC implementa acciones regionales y locales, en diálogo con los países de la región.
Según los datos del Banco Mundial, en Latinoamérica y el Caribe se concentra casi una tercera parte del agua dulce del planeta a pesar de contar con apenas el 18% de la población total. Además, de acuerdo con esta misma fuente, es la zona del mundo que tiene un mayor número de países con una cantidad de recursos de agua dulce internos renovables superiores a los 40.000 metros cúbicos, con hasta siete países en lo alto del ránking: Guyana, Surinam, Perú, Chile, Colombia, Belice y Brasil. De hecho, este último país, el más extenso de América Latina, es también el que tiene mayores reservas de agua dulce del mundo, con un total de unos 8.233 kilómetros cúbicos (km3).
Se calcula que cerca del 50% del agua disponible en la región se concentra en la cuenca del Amazonas, una situación que conocen muy bien en Colombia y Perú, donde gran parte de su riqueza acuática proviene también proviene del sistema amazónico, que permite a ambos países tener una reserva de casi 46.000 metros cúbicos y 52.000 metros cúbicos por persona, respectivamente.
En el caso de Chile, sin embargo, la mayoría de su reserva hídrica se encuentra en su zona sur, donde la gran cantidad de precipitaciones, los numerosos lagos, lagunas y ríos y, sobre todo, uno de los mayores sistemas de glaciares del mundo, permiten que el país andino tenga un total de 47.914 metros cúbicos de agua per cápita.
Esta disponibilidad de agua esconde importantes desequilibrios territoriales. Países como Argentina o México han presentado episodios de alto desabastecimiento en sus grandes ciudades y, paradójicamente, grandes reservorios como Brasil, Chile o Perú, también han sufrido problemas de estrés hídrico en algunas de sus urbes.
La cara y la cruz del agua en América Latina
Latinoamérica es una de las regiones más vulnerables al cambio climático y sus aguas están en la primera línea de fuego.
Según un estudio de World Resources Institute, se espera que para 2040 Perú y Chile formen parte del grupo de 33 países que enfrentarán estrés hídrico severo, junto a EEUU, Sudáfrica, Australia, India y regiones como Medio Oriente o la costa norte de África. Pero el aumento de las temperaturas también implicará que varias ciudades de la región tendrán grandes problemas de abastecimiento de agua, especialmente en las temporadas de sequía pero también en la época de lluvias cuando las crecientes e inundaciones afectan la calidad del líquido disponible. Y también hay consecuencias sobre la biodiversidad, como demuestra el hecho de que la región latinoamericana es la que ha experimentado la mayor reducción de sus humedales naturales a nivel mundial en los últimos 50 años, con un declive del 59% de su superficie.
Pese a los avances de los últimos años en Latinoamérica en materia de acceso al agua potable y al saneamiento, la región tiene por delante importantes retos que abordarán durante la XIV Reunión de Comités Nacionales y Puntos Focales del Programa Hidrológico Intergubernamental de la UNESCO para América Latina y el Caribe (PHI-LAC), que reunirá esta semana a gobiernos, autoridades y expertos de América Latina y el Caribe, para tratar los avances y temas pendientes en la gestión del agua de la región.
En el encuentro, al amparo de la Unesco se analizará la seguridad hídrica desde la perspectiva de los desastres relacionados con el agua y cambios hidrológicos; agua subterránea en un entorno cambiante; abordar la escasez y la calidad del agua; agua y asentamientos humanos del futuro; ecohidrología, armonía de ingeniería para un mundo sostenible; y educación sobre el agua, clave para la seguridad hídrica.
Al poner en juego métodos y herramientas innovadores, multidisciplinarios y respetuosos con el medio ambiente, al tiempo que fomenta y capitaliza los avances en las ciencias del agua, el PHI actúa en el nexo ciencia-política para ayudar a hacer frente a los desafíos mundiales del agua en la actualidad.
El Programa Hidrológico Intergubernamental (PHI) es el único programa intergubernamental del sistema de las Naciones Unidas dedicado a la investigación y gestión del agua, y la educación relacionada y el desarrollo de capacidades. El PHI comenzó en 1975 como un programa de investigación hidrológica coordinado internacionalmente.
Desde entonces, ha evolucionado para facilitar un enfoque interdisciplinario e integrado de la gestión de cuencas y acuíferos, incorporando la dimensión social del agua, y apoya la cooperación internacional en ciencias hidrológicas y del agua dulce y en la interfaz con los responsables de la formulación de políticas, y refuerza las capacidades institucionales e individuales.
El Programa Hidrológico Intergubernamental estimula y fomenta la investigación hidrológica y ayuda a los Estados Miembros en actividades de investigación y formación