Comercio con Asia: una oportunidad para América Latina
Transportar productos de Bogotá a Beijing o de Santiago a Seúl es mucho más complicado que cruzar un océano. De un lado del Pacífico hay puertos lentos, infraestructura inadecuada y una burocracia costosa. Del otro lado, altos impuestos y regulaciones a la exportación de productos que generan un mayor valor agregado.
Las dificultades del comercio son tales que los costos de exportación para los productores latinoamericanos se elevan hasta un 287% del costo del producto. Por ejemplo, para una empresa chilena que quiera entrar al mercado chino, el envío aumenta sus costos en un 119%; para un productor brasileño, en un 277%. Es decir, si a un cafetalero brasileño le cuesta 1 dólar producir un kilo de café orgánico, lo tiene que vender en al menos 4 dólares en Shanghái para recuperar su inversión.
Los altos costos no han detenido el comercio entre Asia y América Latina. El año pasado, el flujo comercial alcanzó $581.000 millones, una cifra que casi superó el récord existente y que ha crecido de manera consistente de año en año. En 2000, Asia representaba uno de cada diez dólares del flujo comercial de América Latina y el Caribe; en 2018, esa cifra alcanzó uno de cada cuatro.
Interactivo: tratados de libre comercio
Es una cifra positiva, aunque queda mucho potencial por explorar. Más de la mitad de todas las exportaciones de la región con Asia se concentran en cuatro productos y sus derivados: soja, petróleo, acero y cobre. En contraste, los productos que importamos de Asia, la mayoría de ellos manufacturados, son mucho más diversos. Por ejemplo, las cuatro principales exportaciones chinas a la región representan tan sólo un 13% del total de sus exportaciones.
“Esta situación tiene sentido. América Latina es una región con muchos recursos naturales, mientras que Asia, y en particular China, son potencias industriales hambrientas por materias primas”, dice Paolo Giordano, economista comercial principal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “Sin embargo, esta dinámica puede cambiar. Si eliminamos los cuellos de botella en las exportaciones, el comercio entre los países del Pacífico puede alcanzar su verdadero potencial”.
En el informe del BID, Aprovechar la conectividad: Cómo desatar el potencial comercial de América Latina y el Caribe en Asia , Giordano argumenta que la clave está en una combinación entre facilitar la logística y establecer tratados comerciales para el beneficio de ambos continentes.
De acuerdo con la investigación, reducir los aranceles, renovar la infraestructura y bajar los costos logísticos podrían potenciar las exportaciones de América Latina y el Caribe con Asia en un 28%. De hecho, el reporte estima que estas reformas también incrementarían el valor de las exportaciones a otras regiones como la Unión Europa y Estados Unidos, dado que una reducción en los costos de logística y transporte harían a la región más competitiva a nivel mundial. Los países asiáticos también se beneficiarían de estas medidas. Se estima que sus exportaciones a América Latina y el Caribe aumentarían en un 41%.
Reducir los costos comerciales aumentaría el consumo privado – una medida de bienestar económico – en un 1,6% y un 0,7% en las regiones de América Latina y el Caribe y Asia, respectivamente. Brasil, Uruguay y Paraguay serían los más beneficiados del continente. En Asia, China, Corea del Sur y Singapur observarían las mayores ganancias.
El reporte también indica que el crecimiento del flujo comercial cambiará las dinámicas productivas de los países. Se estima que los sectores agrícolas y de alimentos tienen el mayor potencial de crecimiento, donde Brasil podría expandir su producción agrícola en un 4,5%. Otros sectores como el minero, en particular entre los países de la Alianza del Pacífico y Brasil, observarían crecimientos de 4,3% y 3,8%, respectivamente; el manufacturero, por otro lado, aumentaría en la producción de partes automotoras en un 8,3% y de maquinaria en 4% en América Central.