Comercio para alimentar el mundo, una agenda estratégica para América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe (ALC) tiene una oportunidad única para atender el crecimiento esperado de la demanda agroalimentaria a nivel mundial. La región representa el 14% de la producción mundial de alimentos y el 45% del comercio agroalimentario internacional neto[1]. Su importancia para sus propias economías es indiscutible: los sistemas agroalimentarios explican entre el 9% y 35% del Producto Bruto Interno de los países de la región y contribuyen al 25% de las exportaciones.
En ese sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha sido pionero en identificar el potencial de la región en materia agroalimentaria. Al mismo tiempo, ha sido consciente de los desafíos globales que significan el cambio climático, el crecimiento demográfico, la degradación de recursos naturales, la pérdida de biodiversidad. Además, existen nuevos riesgos en materia de sanidad, inocuidad y seguridad que ponen en peligro de manera creciente el necesario balance entre oferta y demanda agroalimentaria. Todo ello tiene un impacto en la evolución alcista de los precios y la seguridad alimentaria mundial[2].
Como muestra la evidencia económica, el comercio internacional juega un rol fundamental e impacta positivamente a las cuatro dimensiones claves de la seguridad alimentaria: disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad[3].
No por nada la Agenda de Desarrollo 2030 reconoce al comercio como motor central de un crecimiento inclusivo y para cumplir la meta del “hambre cero”. A su vez, se acepta su papel decisivo para compensar los efectos adversos del cambio climático y/o riesgos geopolíticos mundiales.
Hay tres grandes tendencias globales del comercio de agroalimentos, reflejadas en el periodo 1995-2020:
- Existe una menor concentración de las redes comerciales agroalimentarias a nivel internacional, un aumento del número de hubs[4] y la aparición de nuevos jugadores internacionales;
- Mayor comercio a nivel intrarregional y el desarrollo de clusters comerciales[5] que reflejan una verdadera regionalización del comercio agroalimentariodeterminados por la proximidad geográfica y los acuerdos comerciales;
- Un comercio agroalimentario más balanceado a nivel global, con respecto al pasado: más países conectados con una variedad mayor de mercados, lo que sin duda fortaleció la resiliencia a nivel mundial.
No obstante, es justo reconocer que un grupo concentrado de países sigue explicando una alta proporción del valor de los intercambios. Y, por otra parte, la liberalización comercial se encuentra estancada, lo que perjudica la construcción de un sistema comercial agroalimentario más justo y libre de barreras.
¿Puede ALC aprovechar las oportunidades que se abren al comercio por la demanda mundial de alimentos? Creemos que sí, definitivamente puede hacerlo.
En ese sentido, hay tres factores determinantes:
- La reducción de los elevados costos del comercio, en particular en un sector con bienes de naturaleza perecedera y que además está regulado por medidas no arancelarias, ligadas al cumplimiento de estándares sanitarios y fitosanitarios. Para hacerse una idea de su magnitud, estos costos representan una tarifa ad-valorem equivalente de al menos 150% del valor de tales mercancías. [6]
- La necesidad de ampliar las políticas comerciales para promover una integración más profunda entre los países de la región. De este modo, es posible atender las nuevas demandas de acceso a mercado (por ejemplo, el Reglamento de Productos Libres de Deforestación (EUDR) de la Unión Europea), al tiempo de que se promuevan convergencias regulatorias en materia de sanidad, inocuidad y seguridad alimentaria.
- La mejora de la productividad agrícola potencia las ventajas comparativas de la región, así como los beneficios del comercio.
En el marco de su involucramiento en este tema, el BID, a través del Sector de Integración y Comercio y su División de Comercio e Inversión, impulsa una agenda estratégica de comercio de alimentos para dar respuesta a los desafíos del comercio agroalimentario.
Por esta razón, los próximos días 6 y 7 de diciembre, inauguraremos en la Ciudad de Panamá el primer Diálogo Regional de Políticas sobre comercio agroalimentario. Este evento contará con la participación de destacadas autoridades en los ámbitos de comercio, la agricultura y el sector privado.
El encuentro constituirá un entorno ideal para analizar oportunidades que fortalezcan el comercio agroalimentario intrarregional. Además, nos brindará la oportunidad de anticipar las tendencias en la demanda mundial de alimentos y explorar las perspectivas estratégicas que tiene la región en ese ámbito.
Asimismo, no podemos pasar por alto la importancia de cuestiones como el acceso a mercados, las políticas que facilitan el comercio y la convergencia regulatoria en materia de sanidad, inocuidad y seguridad alimentaria. Estamos convencidos de que abordar estos temas será de vital importancia en el marco de este diálogo. Si bien el Diálogo Regional de Políticas es un encuentro cerrado, posterior a su realización divulgaremos los hallazgos más relevantes que surjan de esta sesión.
El BID está comprometido como socio estratégico de ALC para apoyar reformas y programas innovadores en materia de comercio de agroalimentos, con especial enfoque en la sostenibilidad socioambiental y atento a los países más vulnerables.
Hay una sólida evidencia empírica de que el comercio es un instrumento eficaz y esencial para dar una respuesta contundente a la demanda mundial de alimentos.
Es ampliamente respaldado por la evidencia que el comercio desempeña un papel fundamental en equilibrar la oferta y la demanda, al optimizar el funcionamiento de los mercados y el fomento de las inversiones. En todas estas esferas, únicamente percibimos posibilidades prometedoras.
Si quieres saber más sobre los temas relacionados al comercio agroalimentario, te invitamos a leer algunas de las publicaciones del Grupo BID en esta materia:
- ¿Cómo puede la política comercial ayudar a evitar una crisis de seguridad alimentaria?;
- Panorama y perspectivas de la seguridad alimentaria en Centroamérica, Panamá, República Dominicana (CAPARD) México y Haití;
- Apoyo a la promoción de la agenda de comercio para la internacionalización de agronegocios sustentables: el caso de Centroamérica;
- Los sistemas de trazabilidad como herramientas de diferenciación para la inserción internacional de cadenas de valor agroalimentarias; y
- Fortalecer las exportaciones agroalimentarias por medio de una logística robusta de la cadena de frío.
Competitividad en los países en el mercado alimentario y agrícola mundial, 2018
[2] Nótese que en ALC la agricultura utiliza importantes recursos naturales (un tercio de las tierras disponibles, dos-terceras partes del agua fresca) y genera casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero
[3] El comercio moviliza los alimentos desde donde es producido a menor costo a donde se necesita, promoviendo por tanto una mayor seguridad alimentaria y dietas más sanas en términos de cantidad y diversidad de productos por encima de su capacidad domestica de producción de cada país. Puede al mismo tiempo ayudar a la agricultura a nivel mundial a utilizar los recursos naturales (tierra y agua) de manera más eficiente.
[4] Centros neurálgicos o nodos clave en las redes de comercio agroalimentario
[5] Agrupaciones geográficas de empresas, proveedores y entidades asociadas en un sector específico que fomentan la colaboración y la eficiencia, permitiendo a las empresas competir de manera más efectiva
[6] Caso del comercio bilateral agroalimentario entre Argentina y Brasil, según FAO 2022 (Figura 2.7)
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