¿Cómo los bionegocios podrían formar parte de una nueva agenda verde latinoamericana?
La biodiversidad es crucial para la salud y la funcionalidad de todos los ecosistemas y sus “servicios”; sin embargo, se degrada y tiende a perderse a nivel global a un ritmo creciente y sin precedentes. Los principales impulsores son la demanda de la humanidad por alimentos, nuevos espacios, servicios de agua y de recursos naturales.
Su pérdida, por las actividades humanas para satisfacer esa demanda, es tan severa que la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES por sus siglas en inglés) informa que más de un millón de especies de insectos, animales y vegetales se enfrentan a la extinción.
Cada año, miles de millones de plantas y animales silvestres se comercializan ilegalmente para satisfacer una irresponsable demanda mundial en rápida expansión, estimada en el orden de los US$ 8.000 a 21.000 millones de dólares por año, , lo que la convierte en una de las actividades comerciales ilegítimas más grandes del mundo.
Para controlar esta severa amenaza al desarrollo sostenible producto de la descontrolada pérdida de biodiversidad se necesitan soluciones que aborden simultáneamente otros objetivos globales relevantes que están interconectados entre sí, tales como propiciar seguridad alimenticia para todos, abastecer a ciudades en crecimiento, mitigar el cambio climático y adaptarse mejor para lo inevitable, proteger la naturaleza terrestre y marina y conservar las fuentes de agua dulce. Nuestro presente podría verse sustancialmente beneficiado de una responsable gestión de la exuberante biodiversidad con la cual nuestra región ha sido bendecida. Pero, fundamentalmente, nuestro futuro depende de ello.
Para alcanzar múltiples objetivos de sostenibilidad requerimos una rápida transición hacia la energía limpia, un continuo aumento de la conservación biológica, la restauración a gran escala de ecosistemas degradados y la transformación de las cadenas productivas para reducir la extracción de recursos y sus severos impactos ambientales. Los cambios necesarios para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible mencionados requieren soluciones innovadoras que transformen las estructuras económicas y políticas, así como las normas sociales.
Una de las formas de impulsar la adopción de estas soluciones innovadoras es que el sistema financiero ofrezca incentivos efectivos, conozca mejor este nicho y desarrolle productos financieros específicos para bionegocios, lo cual implica propiciar actividades de uso sostenible de los recursos biológicos nativos a través de la promoción de estrategias y actividades productivas que apoyen el uso y la conservación sostenible en áreas con alto grado de biodiversidad, generando beneficios económicos y distribución equitativa con comunidades locales e indígenas y con toda la cadena de valor.
Los bionegocios también son reconocidos como uno de los mecanismos más efectivos e importantes para incrementar la resiliencia al cambio climático, debido a la inclusión de prácticas sostenibles de manejo que respetan las dinámicas ecosistémicas, evitando la conversión de hábitats naturales a sistemas productivos, y fomentando la gestión sostenible de los bosques y modelos agroforestales.
Es así como el impulso de cadenas de valor de bionegocios cobra singular importancia en el contexto de adaptación al cambio climático y conservación de una alta biodiversidad de la región, haciendo frente a la pobreza rural y a la coyuntura de tendencias de consumo por productos de origen ambiental y socialmente sostenibles.
Durante mucho tiempo se ha reconocido que la biodiversidad es un recurso estratégico para Latinoamérica. La biodiversidad nativa ha sostenido durante mucho tiempo los sistemas económicos y sociales. Por ejemplo: (1) las papas nativas y las raíces y tubérculos andinos han mantenido durante mucho tiempo el sustento de las comunidades rurales, (2) el cacao (Theobroma cacao), fue la base de un auge económico a principios de 1900 en Ecuador, y (3) el cultivo y la exportación de camarones nativos representan actualmente alrededor de US$ 3.000 millones por año en este mismo país.
CAF, desde el 2019, apoya una iniciativa del gobierno ecuatoriano en el desarrollo de un Proyecto para crear las condiciones habilitantes para negocios sostenibles, basados en otras cadenas de valor de la biodiversidad nativa. El proyecto, por intermedio de CAF como agenda implementadora, contará con apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés) que destinará una donación de US$ 3,7 millones de dólares.
Los planes de recuperación económica después de la epidemia de COVID-19 requerirán grandes cantidades de recursos, lo que aumentará la ya alta deuda de la región. La incorporación de soluciones sostenibles nunca ha sido más importante que ahora para mejorar la resiliencia de las sociedades latinoamericanas y estar preparados de la mejor manera posible para el futuro. Nuestros países deben integrar la sostenibilidad en sus planes de recuperación post-COVID-19, en este nuevo marco de acción, los bionegocios se tornan entonces en una oportunidad para impulsar el desarrollo sostenible de Latinoamérica.