Crece el interés de usuarios de Latinoamérica por las remesas con criptomonedas
En los últimos años el envío de remesas a países de bajos ingresos ha cobrado relevancia en los mercados de varias economías del mundo. Y bitcoin, aunque fuera de los radares, ha contribuido a esta situación.
De acuerdo con las estadísticas del Banco Mundial (BM), 2018 fue el año en que se registró un máximo histórico de remesas, con flujos de USD 529.000 millones. Sin embargo, el organismo prevé que entre 2020 y 2021 se produzca una baja de alrededor de 14% respecto a 2019.
Se estima así una caída de las remesas a USD 508.000 millones en 2020, y a 470.000 millones de dólares en 2021. Esta disminución se atribuye, entre otros factores, a los efectos de la pandemia de coronavirus, que a lo largo de los últimos meses generó escaso crecimiento económico y bajos niveles de empleo en los países que reciben migrantes.
En este panorama, América Latina resultó ser la región menos afectada del mundo. El organismo estima que el flujo de remesas hacia Latinoamérica tendrá una caída del 0,2% en 2020 -con envíos que llegarán a los USD 96.000 millones-, y del 8% en 2021.
Aun así, tras la baja registrada entre abril y mayo, algunos países vieron un incremento de las remesas recibidas entre junio y septiembre.
Según indica el informe del BM, entre los países que experimentaron un crecimiento aparecen Colombia, El Salvador, y República Dominicana; mientras México, que también vio un ascenso, mantiene el liderazgo en la región como principal receptor de remesas.
Los datos previos solo toman en cuenta los envíos que se hacen con dinero fíat a través de plataformas tradicionales. A pesar de que no hay estadísticas, la situación adquiere otro matizcuando se considera el uso de bitcoin y criptomonedas entre la población migrante internacional.
Se trata de una tendencia en alza, que lleva a una mayor adopción de criptomonedas en la región en el marco del interés por los pagos digitales y un menor uso de dinero efectivo.
Un estudio publicado a principios de este año por la organización sin fines de lucro Diálogo Interamericano, expone que las remesas digitales, o transacciones en línea para pago digital, desde 2019 representan al menos el 20% de la participación del mercado de remesas.
Remesas con criptomonedas en América Latina: mercado en auge
Es precisamente dentro de la tendencia a un mayor uso de remesas digitales donde se inserta bitcoin.
El informe geográfico de criptomonedas 2020 de Chainalysys destaca la necesidad de enviar remesas como uno de los impulsores del interés de los latinoamericanos por las criptomonedas, junto a los obstáculos para acceder al sistema bancario tradicional y la inflación que afecta a varios países.
Para los analistas el tema de las remesas es clave en Latinoamérica, tomando en cuenta que representan el 1,7% del PIB total de la región. Al relacionar este hecho con las transacciones detectadas en blockchain, la firma observa una concordancia.
“El 90% de las criptomonedas recibidas por América Latina provienen de fuera de la región”. El flujo de remesas se mueve principalmente desde Estados Unidos.
Se identifican además patrones únicos en el uso de criptomonedas, más allá de la inversión especulativa común en otras regiones. “Estos problemas impulsan a las empresas, no solo a las personas, a realizar transacciones con criptomonedas”, dice Chainalysis.
Este patrón tiene que ver con algunos problemas que se presentan en este mercado de remesas, afectado por altos costos y largos tiempos de espera para la recepción del dinero.
El problema del costo de las remesas tradicionales
En materia de costos, el Banco Mundial calcula que las comisiones por el envío de 200 dólares promedian 6,8%. Este porcentaje, que varía en función del canal utilizado, puede quitar gran parte del dinero a una persona con ingresos limitados (cerca de 14 dólares).
La mayoría de estas cifras se hallan por debajo de la meta establecida en 2010, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Su plan es lograr que el costo máximo sea de 3% para 2030.
Sucede que las debilidades de las infraestructuras financieras, las restricciones legales contra los migrantes, las exigencias de los bancos y las medidas de los gobiernos para controlar el flujo de moneda extranjera generan aumentos drásticos en los costos.
Aparte de elevadas comisiones, la mayoría de las soluciones del sector de las remesas dependen de servicios ofrecidos por terceros. La intervención de múltiples intermediarios suele hacer que el sistema sea ineficiente. No solo porque los servicios son caros, sino porque las transferencias pueden tardar días o incluso semanas.
Es en este escenario de altos costos donde bitcoin y otras criptomonedas hacen su aparición, con unas tarifas de transacción que usualmente cuestan unos pocos centavos.
“Los activos virtuales se pueden mover al extranjero instantáneamente sin las altas comisiones comunes a las transferencias de moneda fiduciaria al extranjero”, expone Chainalysis.
Tal como relata un artículo de CriptoNoticias de abril pasado, son variados los testimonios de migrantes que narran cómo han enviado remesas con criptomonedas de forma más rápida (en minutos) y económica, en comparación con servicios tradicionales.
Las criptomonedas, refugio para los desbancarizados
Otro de los problemas vinculados a las remesas, que también ha encontrado solución con las criptomonedas, tiene que ver con los desbancarizados y sub-bancarizados.
Este es un sector integrado no solo por aquellos que no tienen una cuenta bancaria, sino por quienes no poseen tarjetas de crédito, cuentas en divisas extranjeras, o ven restringido el acceso a servicios financieros.
Muchos no reciben los servicios por no poder cumplir con los requisitos KYC (conozca su cliente) o no contar con fondos suficientes, acorde a los umbrales que exigen los bancos. Se incluyen en este grupo numerosos migrantes, quienes ven limitadas sus opciones para enviar remesas.
Las cifras del Global Findex señalan que el 54,4% de los latinoamericanos tiene acceso a una cuenta bancaria; mientras solo 113 millones de personas, de una población de aproximadamente 650 millones, tienen tarjetas de crédito.
Al mismo tiempo, el número de usuarios de Internet en la región supera los 400 millones. Se calcula que más del 70% de la población latinoamericana tiene un teléfono móvil. Eso se traduce en aproximadamente 450 millones de usuarios móviles, un número que alcanzará los 484 millones en 2025.
Con los datos anteriores se deduce que resulta más fácil acceder a una cartera de criptomonedas que ingresar al sistema financiero tradicional.
Este planteamiento es confirmado por Sebastián Villanueva, gerente de operaciones del exchange SatoshiTango, quien comentó que muchas personas en América Latina, cuyos ingresos provienen de trabajos independientes, recurren a las criptomonedas porque usarlas les resulta más fácil que solicitar una cuenta bancaria.
Con un teléfono inteligente o una computadora portátil y una conexión a Internet, cualquiera puede usar criptomonedas para enviar y recibir dinero.
Aunque no hay datos que lo precisen, se infiere que gran parte del interés por bitcoin proviene de los desbancarizados. Desde hace varios años se vienen publicando estudios que citan el potencial de bitcoin y las criptomonedas para la inclusión financiera.
En 2015, el Centro de Finanzas, Derecho y Política de la Universidad de Boston analizó el potencial de las nuevas tecnologías financieras y las criptomonedas. Las presentó como alternativa viable para los sistemas de remesas, tomando en cuenta las tendencias a la innovación social y tecnológica, la regulación y la política.
Las stablecoins como solución ante la volatilidad de bitcoin
Recientes estudios corroboran los planteamientos previos. El Informe Latam Fintech 2020 de KoreFusion, refiere la adopción del comercio electrónico y la insatisfacción con los bancos, como fundamentales en el mercado latino.
Tomando en cuenta estos factores, se instalan en la región diversidad de empresas con nuevas soluciones financieras para las remesas, y no solo con dinero fíat, sino también con criptomonedas.
Muchas de estas plataformas operan con servicios entre pares (P2P) y permiten ejecutar transacciones con distintas criptomonedas e intercambiar a fíat. Suelen incorporar interfaces amigables para principiantes, con bajo nivel de exigencias KYC.
Varios son los actores del ecosistema cripto que prestan estos servicios en varios países de Latinoamérica. LocalBitcoins, una plataforma P2P para la compraventa de Bitcoin lidera el sector en algunos países de la región. La empresa Bitso en México ha logrado tomar una parte importante de la torta de las remesas desde los Estados Unidos, mientras otras plataformas globales, como la de Obsidiam en Costa Rica, incursionan con grandes expectativas y variados productos.
De esta forma, gana terreno la idea de poseer activos virtuales que se mueven sin intermediarios y a bajo costo. Pero, justamente por tratarse de un mercado de necesidad y no de especulación, también se cree que la volatilidad de los precios de bitcoin juega en contra de las remesas.
Algunos expertos se enfocan en el hecho de que las personas que envían remesas no deben manejar un activo que puede depreciarse en horas. Se cree que nada se hace al disminuir los costos de la comisión, si el valor del activo es inestable.
No obstante, los usuarios recurren a otras opciones. Una de ellas es cambiar rápidamente el activo a la moneda fíat del receptor de la remesa. En caso de que esta moneda tenga un alto nivel inflacionario, se recurre a plataformas de dólares digitales o a las criptomonedas ancladas o stablecoins.
Es así como, además de bitcoin (BTC) y ether (ETH), en Latinoamérica aumenta el uso de tether (USDT) o USD Coin (USDC). Estas criptomonedas mantienen un valor estable con paridad 1:1 respecto al dólar estadounidense, por lo cual sirven como mecanismo para contrarrestar los cambios de precio.
También se expande el mercado de criptomonedas con plataformas enfocadas en pagos transfronterizos, como Stellar o XRP de Ripple. Las ventas de esta última se impulsaron este año por los pagos de remesas a través de su plataforma de liquidez bajo demanda (ODL).
Con todas estas prácticas se moldean ventajas que colocan a las criptomonedas como alternativa de pago internacional más viable. Se dan las condiciones para que se implementen en una porción considerable de los flujos de pagos transfronterizos.
En el futuro se espera que esto se traduzca en varios cientos de miles de millones de criptomonedas al año, dentro del mercado total de remesas. Se está ante un sector floreciente, pues a pesar de la baja que registra la industria en 2020 y 2021 (por la pandemia), el Banco Mundial calcula que los flujos por remesas se duplicarán en más de 1.400 millones para 2025.