Crecimiento de la productividad a nivel sectorial y el camino a la recuperación de la Covid-19
La pandemia COVID-19 ha provocado una de las mayores y más complejas perturbaciones económicas de la historia moderna. América Latina y el Caribe, con el 8% de la población mundial, pero con más del 25% de los fallecimientos, se vio especialmente afectada y, por desgracia, la guerra contra el virus continúa.
Sin embargo, incluso antes de que la crisis sanitaria se disipe, hay mucho trabajo por hacer. Mientras que se ha prestado atención a los efectos de las intervenciones de políticas públicas, y a sus impactos en el empleo y en la actividad económica agregada, se han estudiado menos los mecanismos de propagación de los shocks de oferta y de demanda a través de los distintos sectores económicos. Al menos en el caso de América Latina y el Caribe, la evidencia es escasa en cuanto a la magnitud y la naturaleza de los shocks sectoriales. Este vacío se extiende a las perspectivas de recuperación que ofrece la dinámica a nivel de los diferentes sectores. Es necesario cerrar estas brechas de conocimiento para que la región pueda salir más rápido del profundo agujero económico en el que se encuentra.
Para ello se necesita más análisis a nivel sectorial. No todos los sectores económicos se han visto afectados por igual por el shock generado por la pandemia, y algunos sectores, más que otros, pueden ayudar a impulsar la recuperación.
Cómo cerrar las brechas de conocimiento
Un nuevo documento de trabajo del BID busca cerrar las brechas de conocimiento sobre los efectos sectoriales de la pandemia. Uno de los principales problemas es que el alcance mundial de la crisis, sin precedentes, complica la tarea de utilizar puntos de referencia de crisis anteriores. La crisis mundial de 2008-09 se caracterizó por las pérdidas de productividad en el sector manufacturero debido a la interacción de los shocks reales y financieros. Por el contrario, los efectos del shock de la COVID-19 han sido más fuertes en los subsectores relacionados con los servicios, donde la oferta y la demanda se vieron limitadas por los cierres y las medidas de distanciamiento social. Las pérdidas en estos subsectores han tenido impactos directos en la economía —por su peso en el PIB de los países— e indirectos por su efecto en otros sectores.
Si bien el tipo y la magnitud de las perturbaciones a nivel sectorial pueden ser heterogéneos, su transmisión entre sectores puede tener consecuencias duraderas en la productividad. Las economías se vieron afectadas por la pandemia en relación con la magnitud de los shocks que sufrieron y su distribución sectorial. Del mismo modo, los países que pretendan recuperarse más rápido, deben aumentar la inversión en sectores con efectos positivos en otros sectores, a fin de que la productividad pueda aumentar en todos los sectores económicos. Un ejemplo es el de la infraestructura: invertir en ella contribuye a aumentar o mejorar la capacidad productiva de un país, con efectos positivos sobre otros sectores y, por ende, sobre el conjunto de la economía.
Examinando los shocks negativos de la productividad
El documento explota una nueva serie de datos de productividad a nivel sectorial de América Latina y el Caribe (LA-KLEMS) buscando evaluar las repercusiones de los shocks negativos de la productividad en los sectores que se vieron más afectados por la COVID-19 en otros sectores económicos. El estudio concluye que, en conjunto, los efectos en los tres sectores más afectados —el comercio mayorista, el comercio minorista, hospitalidad y turismo; la construcción y la manufactura— suponen una shock negativo del 4,9% en la productividad laboral de toda la economía. Esta pérdida en la productividad laboral es mayor que la experimentada por otras regiones, y por lo tanto coincide con los resultados que muestran que económicamente América Latina y el Caribe fue la región más afectada por la pandemia.
¿Qué tipo de shock positivo para otros sectores y de qué magnitud podría entonces compensar el shock negativo de la COVID-19? El documento encuentra una relación empírica a largo plazo entre la productividad de uno de los sectores más afectados por la COVID-19 (el comercio mayorista, el comercio minorista, hospitalidad y turismo), y la productividad en uno de los sectores relacionados con la infraestructura: el transporte y las telecomunicaciones, que dado el nivel de agregación de los datos, incluye todas las formas de transporte, la digitalización, la logística y el almacenamiento. Esta relación proporciona una elasticidad que puede utilizarse para calcular los posibles efectos compensatorios de la mejora de la productividad en los sectores de infraestructura.
La buena noticia es que una mayor productividad en ese sector puede compensar a otros sectores. En concreto, los resultados muestran que una mejora de la productividad en el sector del transporte y las telecomunicaciones ayudaría a recuperar la productividad perdida en el sector de comercio mayorista, el comercio minorista, hospitalidad y turismo. Teniendo en cuenta el rango de las estimaciones empíricas, la mejora necesaria en la productividad del sector del transporte y las telecomunicaciones para que esto ocurra varía entre el 10% y el 25%.
La necesidad de impulsar el crecimiento de la productividad en sectores clave
La mala noticia es que estas estimaciones son grandes dado el historial de crecimiento de la productividad de la región en los sectores relacionados con la infraestructura. Por ejemplo, la tasa histórica de mejora de la productividad en el sector del transporte y las telecomunicaciones en América Latina y el Caribe es del 2,9%. A ese ritmo, la ganancia de productividad requerida llevaría años. La región debe tomar medidas para hacer frente a este lento crecimiento de la productividad en los sectores relacionados con la infraestructura. Debe explotar el potencial de compensación del sector. No es una tarea fácil, pero es factible. Puede hacerse a través de políticas que mejoren el marco regulatorio de los servicios de infraestructura, un punto en el que se hace hincapié en la edición 2020 del informe Desarrollo en las Américas (DIA): De estructuras a servicios: El camino a una mejor infraestructura en América Latina y el Caribe.
Las vacunas contra la Covid-19 generan optimismos sobre que la crisis sanitaria no será eterna. Pero incluso cuando la crisis sanitaria disminuya, es posible que haya un largo camino por recorrer en materia económica. La batalla por la recuperación económica a través de la explotación efectiva de las dinámicas sectoriales debe comenzar de inmediato. ¡No hay tiempo que perder!