Datos abiertos: más que solo publicar datos.
¿Qué entendemos por datos abiertos?
Considerando las diversas interpretaciones que existen sobre el concepto de datos abiertos, podemos concluir que estas, en mayor o menor medida, coinciden en que los datos abiertos son aquellos datos que se publican bajo ciertas características técnicas (pueden ser leídos por máquinas) y jurídicas (cuentan con una licencia que permite su libre uso, reúso y difusión). Sin embargo, más allá de lo conceptual, las iniciativas de datos abiertos no se limitan únicamente al acto de publicar datos, ni debe ser entendido ese como su fin último. Al contrario, publicar los datos es tan solo el punto de partida, tomando en cuenta que el valor se genera del uso y reúso de estos datos.
Históricamente, la promoción de datos abiertos ha seguido un enfoque que prioriza la apertura desde la oferta, bajo una orientación de transparencia en el acceso a la información. Esta perspectiva, sin embargo, se ha ampliado con el tiempo y actualmente los datos abiertos se alinean no solo con principios que garantizan su calidad, relevancia y accesibilidad, sino también con aquellos que aseguran su rol como una herramienta de innovación y conocimiento.
¿Datos abiertos por defecto o datos abiertos con propósito?
Como parte de la constante evolución que ha experimentado la apertura de datos y de la mano de la necesidad de que los datos abiertos actúen como auténticos impulsores de innovación y desarrollo, surge una disyuntiva entre la “apertura de datos por defecto” y la “apertura de datos con propósito”, que, aunque podrían pensarse como conceptos contrapuestos, en la práctica se ha evidenciado que no es así.
El proceso previo a la apertura de datos, especialmente para los gobiernos, puede ser una travesía que, aunque necesaria, puede volverse sumamente compleja, requiriendo la inversión de tiempo y recursos significativos por parte del sector público. Es por eso que, con frecuencia, cuando finalmente se abren los datos, se tiende a considerar esto como la concreción del objetivo último de la apertura de datos, en lugar de reconocerlo como el punto de partida de lo que representan los datos abiertos.
Una alternativa para atender este problema es enfocar los esfuerzos de apertura en bases de datos estratégicas, que tengan mayores posibilidades de uso y reúso. Para ello, el enfoque de “apertura con propósito” representa una aproximación que podría considerarse más adecuada, determinando la prioridad sobre aquellos datos que tienen el potencial de generar valor desde un enfoque de demanda.
Esto, por supuesto, no debería excluir la necesidad de continuar trabajando hacia un esquema de apertura de datos por defecto, que, siendo un concepto más amplio, engloba también un objetivo mayor de la agenda los datos abiertos, como lo menciona el Open Data Charter (ODC) a través del principio número 1 que rige la apertura de datos:
“La apertura por defecto representa un cambio real en la forma en que opera el gobierno y en cómo interactúa con la ciudadanía. A menudo tenemos que pedir a los funcionarios la información específica que deseamos. La apertura por defecto da un giro a esto y sostiene que debería existir una presunción de publicación para todo” (traducido del inglés).
¿Cómo abrir datos bajo un enfoque de apertura con propósito?
Según el reporte “OURdata Index – Open, Useful and Re-usable data Index” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Corea del Sur se sitúa nuevamente en el 2023 como el país con el mejor puntaje en este ranking, habiendo alcanzado previamente esta posición en 2015, 2017 y 2019.
Este índice evalúa los esfuerzos emprendidos por los gobiernos para diseñar e implementar políticas nacionales de datos abiertos en el ámbito gubernamental, considerando tres variables fundamentales: i) Disponibilidad de Datos; ii) Accesibilidad a los datos; y, iii) Apoyo del gobierno para el reúso de los datos.
¿Por qué Corea del Sur se posiciona como líder en la gestión de la apertura de datos?
Desde el 2013, Corea del Sur cuenta con un Consejo Estratégico de Datos Abiertos, el cual es co-liderado entre el Primer Ministro del país y un experto del sector privado. Además, el 50% de los miembros de este consejo pertenecen al sector privado, con el propósito de captar de manera efectiva aquellos datos requeridos por las industrias, empresas y emprendimientos de este país, así como por parte de la sociedad civil.
Siguiendo la misma lógica, Corea del Sur ha invertido durante varios años en un proyecto denominado “National Core Data Project“. A través de este proyecto, se establecen mecanismos para determinar aquellas bases de datos de alta prioridad que deberían ser abiertas. Hasta el 2024, el portal de datos abiertos de Corea refleja la existencia de 158 bases de datos abiertas bajo esta iniciativa, considerando siempre las necesidades del sector privado y la sociedad civil.
Además, el número de descargas del total de bases de datos abiertas en este país se han multiplicado por 814, pasando de alrededor de 13,000 descargas en 2013 a más de 12 millones de descargas en 2020 de acuerdo con la National Information Society Agency, evidenciando la importancia que el uso y reúso de los datos tiene desde la perspectiva coreana.
Este caso es un ejemplo de arreglos institucionales y esquema de gobernanza para una apertura de datos eficiente, bajo un enfoque que también considera la demanda. Esto debido a que incluye de manera efectiva las necesidades de quienes van a consumir los datos, bajo un esquema de propósito en la apertura.
¡Una mejor gobernanza para mejores datos abiertos!
América Latina y el Caribe ha avanzado de manera importante en torno a la promoción de la apertura de datos, pero aún existen ámbitos de mejora, particularmente en el fortalecimiento de la gobernanza y los arreglos institucionales que gestionan esta agenda.
Herramientas para apoyar a los países de la región de cara a la generación de Estrategias de Datos, o para propiciar sus flujos, como las colaboraciones de datos, han sido importantes para la promoción de de esta agenda, sin embargo, aprender de experiencias internacionales puede proporcionar perspectivas valiosas para optimizar los esfuerzos generados a nivel institucional, donde el rol del sector privado resultará fundamental para abordar un enfoque de apertura desde la demanda, permitiendo a su vez que este sector sea partícipe en la toma de decisiones sobre qué datos deberían abrirse, o no, si consideramos que todos los datos deberían estar abiertos por defecto.
La gobernanza necesaria para los datos abiertos requiere arreglos institucionales sólidos que atraviesen los diferentes niveles y agencias gubernamentales. Esto implica una coordinación interinstitucional para establecer políticas que determinen cómo se abrirán los datos, asegurando calidad, pertinencia y oportunidad para su uso y reúso.
Además, es crucial identificar los problemas intrainstitucionales que enfrentan las agencias gubernamentales para tal efecto. La gestión interna de los datos, desde la comprensión de qué datos se están produciendo hasta quién, cómo y dónde se almacenan, representa un paso importante para lograr una apertura de datos adecuada.
Entender los datos abiertos como un proceso que no termina con el acto de publicarlos, sino que otorga igual importancia a la estrategia para fomentar su uso y reúso una vez publicados, permitirá una mejor aproximación desde una gobernanza eficiente para la promoción de esta agenda.
Para América Latina y el Caribe, esto puede constituir un punto de quiebre en las posibilidades que tiene la región de extraer el valor potencial que sus datos encierran y que, derivado de su uso adecuado, son un catalizador de desarrollo para todas las personas de la región.
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