El comercio internacional, propulsor de la economía en América Latina
Banco Interamericano de Desarrollo – A medida que avanza la pandemia de COVID-19 en América Latina crece la intensidad del impacto de la crisis económica, así como algunas tendencias hacia un mayor proteccionismo.
La región va encaminada hacia un shock comercial histórico, según datos del BID. Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) tampoco son alentadoras. El FMI rebajó hace un par de semanas las previsiones para el Producto Interno Bruto (PIB) de la región, hasta una contracción del 9,4 % este año y una recuperación del 3,7 % a partir del próximo año.
En este contexto, el BID ha vuelto a poner sobre la mesa de debate el papel del comercio internacional con el informe Desarrollo en las Américas: De promesas a resultados en el comercio internacional, presentado de forma virtual este jueves en Casa América.
Del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que entró en vigor el pasado primero de julio, al tratado de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea, cuyas negociaciones tardaron 20 años, son tan solo dos ejemplos que muestran la importancia del comercio internacional, así como de las duras negociaciones que han implicado.
De acuerdo con el documento realizado por Mauricio Mesquita Moreira y Ernesto Stein, la liberalización trajo muchos beneficios, entre ellos un crecimiento más rápido. La reducción arancelaria del 35 % aceleró el crecimiento del PIB per cápita entre un 0,4% y un 1,9% anual. Los autores destacan que la mayoría de los latinoamericanos están a favor de una integración más profunda.
Sin embargo, el informe reconoce que algunos sectores y trabajadores pierden con el libre comercio y tienen incentivos para bloquear reformas de comercio. Y que los resultados en materia de empleo y desigualdad no estuvieron a la altura de las expectativas. Por ello, destaca que para tener éxito, las políticas comerciales también requieren de medidas complementarias para facilitar la reasignación de factores y proteger a quienes se vean impactados de forma negativa, a fin de aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la integración mundial, atenuando al mismo tiempo los riesgos asociados.
A principios de la década de 2000, el desajuste entre las expectativas y la realidad sentaron las bases para gran parte de la decepción, el escepticismo y la fatiga con respecto a la política comercial en la región, resalta el documento. Al poner el listón excesivamente alto, los gobiernos y los analistas convirtieron las políticas comerciales en un blanco fácil para los intereses especiales que se vieron perjudicados por la liberalización y para aquellos que se oponen ideológicamente al libre comercio.
“Es importante reconocer estas lecciones sobre los límites de las políticas comerciales y de inversión y la necesidad de medidas complementarias, pero la elaboración de una agenda política eficaz para el futuro implica otros desafíos, algunos antiguos y otros nuevos, provocados por los cambios geopolíticos y tecnológicos. El comercio es un tema candente en el mundo de hoy, y este libro ofrece propuestas fundadas sobre cómo América Latina y el Caribe puede hacerle frente a este desafío”, destacan los autores.