¿Estamos preparados para una crisis económica?

Mientras nos preparamos para la desescalada que pondrá fin, presumiblemente, al confinamiento dictado por la pandemia del COVID-19, los expertos alertan acerca de la próxima crisis económica que viene y que, en realidad, ya ha llegado. Los efectos del parón económico al que nos hemos visto abocados por el coronavirus son difíciles de predecir.

La situación actual por el brote del Coronavirus no es la única que tiene efectos devastadores para la economía global, más que nada porque existen otras amenazas a la estabilidad que, agregados sus efectos, contribuyen a que muchos expertos financieros estén en alerta.

Por ejemplo, las caídas de las bolsas, el interminable proceso del Brexit, los perfiles de los nuevos dirigentes políticos a nivel mundial o el incremento de la deuda pública de los gobiernos, son algunos de esos motivos de preocupación.

¿Cómo nos preparamos para una crisis económica?

La realidad es que, como particulares, no podemos hacer mucho para frenar cualquier crisis global. Sin embargo, podemos prepararnos para capear el temporal lo mejor que posible si conseguimos seguir estas cuatro pautas y estrategias básicas que beneficiarán a nuestra economía doméstica.

  1. Librarse de las deudas. Las deudas suponen dos problemas: los intereses y la imposibilidad de conseguir más crédito, superado cierto umbral de deudas. Lo mejor es intentar saldar las deudas lo antes posible y, en caso de no serlo, al menos tratar de cancelar la deuda que implique mayor porcentaje de interés, como puede ser la tarjeta de crédito. Esto lo explicamos cuando hablamos del método de la bola de nieve.
  2. Fomentar el ahorro. El ahorro es algo que nos conviene siempre, en cualquier circunstancia, pero ante una más que probable crisis económica, es inteligente ponerlo en práctica cuanto antes. Por muy pequeño que sea este ahorro, crear el hábito cada mes es fundamental para ir construyendo un pequeño colchón del que poder tirar en caso necesidad. ¿Cuánto ahorrar? Si es posible, al menos un 10% de nuestros ingresos netos. Podemos implicar también a los niños en este hábito tan recomendable.
  3. Planificar para la jubilación. Lógicamente, si estamos lejos de nuestra edad de jubilación estimada, puede parecernos un paso prescindible en este momento porque nos hemos de preocupar por esta nueva crisis que llama a la puerta. Pero nunca debemos descuidar la jubilación, porque llega. Y, nunca se sabe, puede que en ese futuro coincida una nueva recesión económica. Por tanto, disponer de una estrategia de ahorro con la vista puesta en la jubilación es la postura adecuada.
  4. Priorizar determinados gastos. Es inteligente hacer una lista de las necesidades básicas que deben ser cubiertas mes a mes, entre ellas los gastos de alimentación, medicinas o tratamientos, o suministros básicos, y darles prioridad a estos frente a los demás gastos que surjan. Las compras menos prioritarias pueden esperar.