FMI insta gestionar solución a inflación para facilitar un aterrizaje suave de las economías
Las expectativas influyen cada vez más en la dinámica de la inflación. Las mejoras en los marcos de política monetaria pueden ayudar a orientar mejor las expectativas de la gente acerca de la inflación y contribuir así a reducir la inflación con menos merma del producto.
El año pasado, la inflación en el mundo tocó máximos no registrados en varias décadas. Aunque la inflación general se está reduciendo de manera constante, los indicadores subyacentes —que excluyen los alimentos y la energía — están resultando ser más rígidos en muchas economías, y el crecimiento salarial ha repuntado.
Las expectativas sobre la inflación futura son determinantes para la evolución de la inflación, ya que influyen en decisiones de consumo y de inversión que pueden incidir en los precios y los salarios actuales. La cuestión de cuáles son las mejores estrategias para orientar la opinión de los ciudadanos acerca de la inflación adquirió aún más importancia cuando la escalada de los precios de la energía avivó el temor a que la inflación se afianzara.
En un capítulo analítico de la última edición de Perspectivas de la economía mundial, examinamos cómo afectan las expectativas a la inflación, así como el margen de maniobra que tiene la política monetaria para influir en esas expectativas con miras a lograr un “aterrizaje suave”, es decir, un escenario en el que el banco central logre que la inflación vuelva a su meta sin causar una fuerte desaceleración del crecimiento y el empleo.
Mayor incidencia de las expectativas inflacionarias
Las encuestas a analistas profesionales han puesto de manifiesto que las expectativas de inflación a 12 meses (expectativas a corto plazo) iniciaron un ascenso sostenido en 2021 tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes, y que el año pasado se aceleraron al cobrar impulso las subidas de los precios reales. En cambio, las expectativas de inflación a cinco años se mantuvieron estables, y sus niveles medios permanecieron, en general, anclados en torno a los niveles fijados como meta por los bancos centrales.
Más recientemente, parece que las expectativas de inflación a corto plazo han alcanzado un punto de inflexión y han entrado en una trayectoria de descenso gradual. Más allá del mundo de los analistas profesionales, observamos patrones de expectativas de inflación similares en las empresas, las personas y los inversionistas en los mercados financieros, en promedio.
La evolución de las expectativas a corto plazo es importante en términos económicos para la dinámica de la inflación. Según nuestro nuevo análisis estadístico, desde que los shocks inflacionarios de 2021 y principios de 2022 empezaron a remitir a finales del año pasado, la trayectoria de los precios ha estado determinada cada vez más por las expectativas a corto plazo.
En la economía avanzada media, dichas expectativas constituyen ahora el principal factor determinante de la dinámica de la inflación. En la economía de mercados emergentes media, las expectativas han adquirido mayor importancia, pero la inflación histórica sigue teniendo más peso, lo que hace pensar que, posiblemente, en estas economías los ciudadanos se formen las expectativas de forma más retroactiva. Esto podría reflejar, en parte, la experiencia de una inflación históricamente más elevada y más volátil en muchas de estas economías.
De hecho, observamos que la inflación en las economías avanzadas aumenta típicamente en alrededor de 0,8 puntos porcentuales por cada ascenso de 1 punto porcentual de las expectativas a corto plazo, mientras que la transmisión es de tan solo 0,4 puntos porcentuales en las economías de mercados emergentes.
Un factor al que podría atribuirse esa diferencia es la proporción, en los distintos grupos de economías, de personas con un estilo de aprendizaje retrospectivo y personas con un estilo más prospectivo. Cuando la información sobre las perspectivas de inflación es escasa y la comunicación de los bancos centrales no es clara o carece de credibilidad, las personas tienden a formarse opiniones sobre la evolución futura de los precios a partir de su experiencia presente o pasada en relación con la inflación; se dice que estas personas tienen un estilo de aprendizaje retrospectivo. En cambio, calificamos como personas con un estilo de aprendizaje más prospectivo a las que forman sus expectativas a partir de una gama más amplia de información que podría ser pertinente para las condiciones económicas futuras, incluidas las actuaciones y la comunicación de los bancos centrales.
Implicaciones para las políticas
Estas diferencias tienen importantes consecuencias para los bancos centrales. Como muestran las simulaciones realizadas con un modelo que tiene en cuenta las diferencias en el aprendizaje y en la formación de expectativas, el endurecimiento de la política monetaria tiene un efecto atenuador menor en las expectativas de inflación a corto plazo y en la inflación cuando un porcentaje mayor de la población de una economía tiene un estilo de aprendizaje retrospectivo.
Esto se debe a que las personas que se centran más en el pasado no interiorizan el hecho de que las subidas de tasas de interés actuales frenarán la inflación al reducir la demanda en la economía. Por lo tanto, si la proporción de personas con un estilo de aprendizaje retrospectivo es más elevada, el banco central tendrá que endurecer más su política para lograr el mismo descenso de la inflación. Dicho de otro modo, las reducciones de las expectativas de inflación y de la propia inflación tienen un costo más elevado en términos de producto cuando existe una proporción más alta de personas con un estilo de aprendizaje retrospectivo.
Mejorar la eficacia de las políticas
Los bancos centrales pueden ayudar a que las expectativas se formen de una manera más prospectiva mejorando la independencia, la transparencia y la credibilidad de la política monetaria y comunicándose de forma más clara y eficaz. Esos cambios ayudan a las personas a entender las medidas de política del banco central y sus efectos económicos, y contribuyen así a que aumente la proporción de ciudadanos con una visión prospectiva en la economía.
Las simulaciones realizadas con el nuevo modelo muestran cómo las mejoras en los marcos y la comunicación de la política monetaria pueden contribuir a que la merma del producto necesaria para rebajar la inflación y las expectativas de inflación sea menor, con lo cual es más probable que el banco central logre un aterrizaje suave.
Una de las estrategias que los bancos centrales pueden utilizar para mejorar su comunicación es emitir mensajes sencillos y reiterados sobre sus objetivos y sus medidas, que estén adaptados al público al que se dirijan.
Sin embargo, mejorar los marcos de política monetaria y formular nuevas estrategias de comunicación acordes con las circunstancias para mejorar la dinámica de la inflación son tareas que pueden llevar tiempo o ser difíciles de ejecutar. Y dichas tareas son un complemento de las medidas más tradicionales de endurecimiento de la política monetaria, que seguirán siendo cruciales para que la inflación retorne a su meta en un plazo razonable.