Hacia un 100% de inclusión financiera a través del transporte público
El transporte en todas sus modalidades nos conecta. Nos permite movernos de un lugar a otro y es uno de los canales más potentes para fomentar la inclusión social[1] de los ciudadanos más vulnerables.
¿Cómo lograr, además, una economía de escala que ayude a incluir estos segmentos de población en el sistema financiero de la manera más eficiente? Hay una solución, un factor en común que todos utilizan y que es clave para incluirlos al sistema financiero: El transporte público.
El uso del transporte público (TP) es una actividad fundamental para la mayoría de la población, en especial la de menores ingresos, siendo el medio principal de acceso al empleo y a otros servicios básicos como la educación y la salud.
Empecemos por hablar del éxito de Costa Rica en la tarea de lograr las tasas más altas de Bancarización.
Costa Rica es uno de los países de Latinoamérica y el Caribe con la más alta tasa de bancarización: cerca de 78% de la población tiene al menos una cuenta bancaria y sus ciudadanos están ampliamente familiarizados con el uso de tarjetas de crédito y débito.
Según los datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR) cada año se hacen casi 2.200 millones de operaciones de pagos en el país. De estas, cerca del 50% son por vías electrónicas, ya sea a través de pagos con tarjetas de crédito o débito o por transacciones bancarias en un mismo banco o entre diferentes entidades.
La bancarización fortalece la economía e incrementa el Producto Interno Bruto (PIB) de un país, a la vez que mejora los mecanismos de fiscalización y detección del fraude tributario, entre otros.
Y lo más importante, la bancarización es la puerta a la seguridad financiera de cada ciudadano: maximiza las oportunidades para mejorar la calidad de vida de la población al disminuir los costos por transacciones y materializa el primer requisito para acceder a créditos personales o para empresas, y además acceder a un sistema de ahorro.
El logro de las tasas de bancarización no ha estado exento de retos. En Costa Rica, cerca de la mitad de las transacciones financieras aún no están bancarizadas y se hacen en efectivo (cerca de 1.100 millones de operaciones). Aunque mucho de esto es atribuible a una precepción de inseguridad por parte de los usuarios respecto a los canales digitales, un análisis del Banco Central identifica que estas transacciones (en moneda y papel) son realizadas principalmente por las personas fuera del sistema financiero con elevados perfiles de vulnerabilidad y pobreza.
En 2019, el BCCR estimó que, dentro del total de las operaciones no digitalizadas, un poco más de la mitad eran pagos en el transporte público (55%, cerca de 550-600 millones de operaciones). Transacciones diarias por menos de un dólar constituyen un enorme parte de la necesidad de efectivo que prevalece en Costa Rica.
El SINPE-TP: pagos digitales para mejorar vidas
El logro del nuevo Sistema Nacional de Pago Electrónico en el Transporte Público (SINPE-TP) no se limita a la incorporación de una solución digital al transporte, sino en su capacidad de generar externalidades positivas que contribuyan a la inclusión financiera a través de un modelo innovador, que utiliza un sistema de pago de circuito abierto que permite el uso de tarjetas débito y crédito y dispositivos móviles sin contacto.
Esto es clave para asegurar que la digitalización del SINPE-TP juega un rol en asegurar aquellos beneficios de cultura y hábito de pago. De hecho, a diferencia de las tarjetas personalizadas emitidas por las autoridades de tránsito o los operadores de transporte (e.g. Oyster card), las tarjetas de transporte de circuito abierto se pueden usar en todas las industrias y sectores, representando la mejor opción para aumentar la accesibilidad de los sistemas de transporte y un movimiento hacia la inclusión financiera para una mayor parte de la población[2].
Desde principios de septiembre de 2021, el SINPE-TP es una realidad en Costa Rica, donde el primer grupo de usuarios utilizó el servicio del tren a través del pago electrónico (Alajuela/San José). Lo importante es que SINPE-TP avanza a pasos agigantados desde abril del 2022 con la incorporación del pago electrónico en 200 unidades de buses, acercándose cada vez más a la meta de un sistema interoperable.
Hacia una cultura de pagos electrónicos
Lograr digitalizar un elevado porcentaje de las transacciones de pago en el transporte acercaría a millones de costarricenses a la formalidad financiera. Esto representaría también un importante ahorro en términos de los costos que el BCCR y la sociedad en general enfrentan para la gestión y la circulación del efectivo, que algunas estimaciones indican equivalen al 1% del PIB del país.
El nuevo instrumento de pago para el sistema de TP ofrece a las personas sin servicios bancarios una puerta de entrada a servicios financieros más amplios.
La población no bancarizada —en la coyuntura actual— no deja ningún registro de sus operaciones, al ser en efectivo; y, por lo tanto, contar con algo tan sencillo como una cuenta bancaria contribuiría a generar registro de sus transacciones diarias y formalizaría su situación financiera. Las personas podrían aplicar eventualmente a créditos en las instituciones financieras y acceder a los productos de pago, ahorro, crédito, en otros.
Esto sería particularmente importante para las mujeres, que por brechas estructurales tienen hoy menos probabilidades de tener el control de sus vidas financieras y utilizan en mayor medida productos financieros informales, en especial de crédito[3].
Asimismo, las personas pueden crear hábitos de pagos y contribuir a una cultura de pago digital en un contexto totalmente familiar, al utilizar todos los días su tarjeta bancaria en autobuses y trenes. Se ha demostrado que el hábito de utilizar una tarjeta de débito o crédito en el transporte público, puede aumentar en 10% a 20% el uso del medio de pago en el comercio formal, dependiendo de la tasa de bancarización presente en el país. Este acercamiento al mundo financiero representa el paso necesario para mejorar la capacidad de las personas —y sus empresas— para entender conceptos básicos de alfabetización financiera.
El SINPE-TP es más que un proyecto de transporte, o de digitalización, es también un canal efectivo de educación financiera y acceso al crédito por parte de personas y pymes. El SINPE-TP es un ejemplo contundente de un mandato común, integrado y ambicioso, como lo que nos transmite la Visión 2025, la hoja de ruta del Grupo BID para alcanzar un crecimiento sostenible e inclusivo en América Latina y el Caribe.