Importancia de la integración y fortalecimiento regional de Latinoamérica y el Caribe
La integración económica regional es sin duda una de las alternativas más prometedoras para asegurar la recuperación económica de América Latina y el Caribe.
La región de América Latina y el Caribe observa con interés la idea de convertirse en un vecindario de puertas abiertas.
Las bondades de la integración comercial, según los expertos, podrían ser clave para un futuro con crecimiento positivo y sostenible. Así lo establece un nuevo informe insignia del Banco Mundial “Mejores Vecinos: Hacia una renovación de la integración económica en América Latina” el cual analiza el cambio del entorno mundial y resume las ventajas de convertirse en una región abierta e integrada comercialmente.
Pero el concepto no es nuevo para la región; existieron y existen cada vez más iniciativas para fortalecer las economías regionales. De hecho, antes del año 2013, el país promedio latinoamericano mantenía acuerdos comerciales preferenciales con cerca de cuatro socios regionales, mientras que para 2020 esta cifra se elevó a cerca de 10.
Sin embargo, estos no siempre demostraron una gran apertura hacia una real integración regional.
En el mundo, la mitad de los flujos comerciales ocurren entre socios regionales. Sin ir más lejos, en la UE15 + (Unión Europea 15 ampliada) y la región de Asia Oriental y el Pacífico, las exportaciones intrarregionales representaron el 60% y el 50% del comercio total, respectivamente. En el otro extremo, regiones como Asia Meridional, África Subsahariana y Oriente Medio y Norte de África, las exportaciones intrarregionales significaron un escaso 10% a un 15% del comercio total.
A pesar de los esfuerzos latinoamericanos por integrase comercialmente, el volumen de las exportaciones intrarregionales en relación a las exportaciones totales se han mantenido a través de los años en un promedio del 20%.
Pero ¿Por qué América Latina debe fortalecer la integración comercial? Según el estudio, estas son algunas razones:
- Es una fórmula ya probada. El impulso actual hacia la integración regional ha sido influenciado por el éxito de la región de Asia Oriental y el Pacífico, donde el comercio intrarregional y las exportaciones al resto del mundo han aumentado significativamente los ingresos. A primera vista, esto sugiere que perseguir acuerdos políticos formales para fortalecer los lazos económicos dentro de la región podría impulsar el crecimiento en Latinoamérica y Caribe.
- Es clave para mejorar la conectividad. Una mayor integración regional podría impulsar políticas que mejoren la calidad de la infraestructura y conectividad. En la actualidad, los costos logísticos de la región están dentro de los más altos del mundo. Los obstáculos geográficos hacen que la región enfrente costos mayores que otras regiones. De hecho, la calidad de las rutas de transporte es relativamente pobre con respecto al resto del mundo: casi el 70% de las carreteras no están pavimentadas, un porcentaje bastante alto en comparación con Asia Oriental y el Pacífico y Medio Oriente y Norte de África (menos del 30%).
- El gusto está en la diferencia. El estudio establece que mientras más diversos son los países que pactan acuerdos comerciales, más se pueden complementar y mayores son las ganancias, ya sea comprando o vendiendo productos que componen una misma cadena de valor o intercambiando tecnología, conocimientos y talentos. Una integración más profunda entre pequeños y grandes países de Sudamérica, Centroamérica y México sería mucho más beneficiosa.
- Menores costos aduaneros y menos barreras. Bajar las barreras arancelarias es otra manera de abrirse a la regionalización. De esta manera, se podría facilitar la capacidad de la región para conectarse entre los países, ser más eficientes y mejorar el aprendizaje mutuo.
- La integración regional es clave para integrarse al mundo. Una estrategia comercial puede hacer una región mucho más eficiente y poderosa. Permite compartir conocimientos; tener tarifas más competitivas entre los socios que abaraten el costo de los productos; generar más negocios; y, en última instancia, ser económicamente más competitiva con el resto del mundo. Una regionalización abierta permite que el intercambio de bienes clave para la competitividad regional como la electricidad y el transporte terrestre, sean mucho menos costosos.
En conclusión, se necesita una región competitiva para hacer una economía competitiva. El desafío ahora está en crear una agenda conjunta que lleve a mayores ganancias para toda la región, concluye el estudio.