La Argentina pierde participación en el comercio mundial y en 2023 será la más baja de su historia

La Argentina viene perdiendo participación en el comercio internacional. La sequía de este año profundizó la tendencia y el 2023 el país representará alrededor del 0,25% en el total de exportaciones de bienes y servicios en todo el mundo que rondará los US$ 32 billones. Será el ratio más bajo de la historia ya que ese valor fue algo superior a 0,30% en los últimos recientes años mientras que superó 0,40% a inicios de este siglo, alcanzó 0,80% en 1960 y llegó a 2,5% en 1940, según datos de la consultora DNI.

A pedido de LA NACION el Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Bolsa de Comercio de Córdoba , firmado por Ariel Barraud, Martina González y Tania Paladini, que establece que la mayor participación argentina en la exportación de bienes y servicios mundial se registró en los “mejores años de la Convertibilidad” (1996 a 1998) con un máximo de 0,46%.

En la década siguiente cayó a 0,36%; se recuperó hasta 0,43% en la primera presidencia de Cristina Kirchner pero la instrumentación del cepo cambiario, traba a las importaciones y las altas retenciones al complejo oleaginoso desde fines de 2011 vuelve a derrumbarla hasta 0,33% al final de su segunda presidencia. Ese rango en los gobiernos de Mauricio Macri y de Alberto Fernández.

Si se hubiera mantenido el promedio histórico de 0,37% del total mundial, las exportaciones serían este año unos US$13.000 millones superiores a las de 2022 (sin contar la sequía que afectó al resultado esperado para 2023) y US$40.000 millones más si se toma el 0,46%.

En lo que hace a las exportaciones por habitante, en Latinoamérica fue de US$2.272 en promedio el año pasado; en la región los países que mejor resultado exhiben son Uruguay (US$5857) y Chile (US$5044). Después se ubican Panamá (US$3930) y Costa Rica (US$3309). Detrás de los US$1882 de la Argentina están Brasil con US$1617; República Dominicana con US$1372 y Colombia, US$1249.

La consultora Equilibra presenta otro esquema de comparación de la corriente comercial la de la Argentina con países con PBI per cápita similar; también ahí el resultado es magro. Por caso, esa variable en Malasia es de US$17.472 por habitante; en Costa Rica, US$10.848; en Bulgaria, US$18.820 y en Chile, US$ 11.409. Entre los cinco, la Argentina queda última con US$4.408.

El Ieral de la Fundación Mediterránea agrega otros datos contundentes. Desde 1953, para tomar los últimos 60 años, el PBI por habitante de la Argentina pasó de ser el equivalente al 63,3 % del de los Estados Unidos a un 34,7% en 2022. En igual período, las exportaciones argentinas pasaron de capturar 1,34% del mercado mundial a sólo 0,36% también en 2022. Así, tomando como base 1953, la contracción del market share de las ventas externas argentinas fue del 73,5%; ese número se correspondió con una merma de 45,3% en el PBI por habitante del país en relación al de los Estados Unidos.

Lorenzo Sigaut, economista de Equilibra, plantea que la economía argentina es “cerrada” y que aun en años “buenos, sin cepo y con tipo de cambio razonable”, el promedio de participación en el comercio mundial era de 0,4%. “Con el cepo ese valor bajó a 0,3% -añade-. Las importaciones están siempre más marcadas por los ciclos, son un ‘resorte’ y siempre ‘saltan’”.

Grafica con que los “derrumbes” de las importaciones desde el ‘70 se dan en la crisis del ‘74, en la hiperinflación de fines de los ‘80, en el 2001, en la devaluación del gobierno de Cambiemos, en el primer año de la pandemia del Covid. “Se recuperan algo en el 2021 y el año pasado, pero vuelven a caer en el actual. Este año tanto importaciones como exportaciones cerrarán cerca del 0,2% de la participación mundial”, define Sigaut.

“La Argentina siempre fue una economía cerrada, tuvo períodos mejores como el de los ‘90 y la recuperación después de la crisis del 2001 -añade-. Hoy estamos en mínimos cuando el mundo, incluso, exportó más. El país perdió share, perdió mercados en el mundo. Tenemos que aspirar, al menos, a volver al 0,4% de participación para lo que hay que crecer más que el mundo. Estabilizar la economía, sacar el cepo, terminar con la brecha, tener un tipo de cambio real competitivo y sumar nuevos sectores exportadores”.

Marcelo Elizondo, director de DNI, afirma que hay problemas en “múltiples planos” y que el país pierde unos US$20.000 millones al año en exportaciones no concretadas; es el de peor performance exportadora de Sudamérica, después de Venezuela, en lo que va del siglo. Amplía el concepto al relacionamiento económico internacional, lo que incluye la Inversión Extranjera Directa (IED). En ese segmento en el 2001 el país captaba el 0,9% del mundo y hoy es el 0,2%.

En el 2000 la Argentina perdió 19% de su peso en el total de Latinoamérica. Si la comparación se hace por país, en el 2000 Brasil exportaba más que la Argentina pero no llegaba a duplicarla, mientras que en 2022 la triplicó. En el caso de Chile, hace dos décadas vendía afuera la mitad que la Argentina y el año pasado fue 13% superior.

Pérdida de posiciones

“Por donde se mire hay caídas”, sostiene Elizondo y detalla que a ese fenómeno aportan aspectos como la desinstitucionalización, el no respeto de los contratos, la falta de estabilidad, la “inexistencia” de moneda, la “imposibilidad de acudir a la Justicia porque hay intervención de otros poderes”, inflación, tasas “intervenidas”, falta de financiamiento, una macro “inestable, desordenada”. Enfatiza que las empresas que exportan o quieren invertir “compiten con otras que se mueven en donde todos esos factores existen. Exportar implica previsión, poder pensar a mediano plazo”.

El experto insiste en que la Argentina “construyó un sistema regulatorio rígido, intervencionista, que hace muy difícil participar en las cadenas internacionales de valor” y a ese contexto general le suma que el país no tiene acuerdos internacionales. Ejemplifica que los vinos chilenos entran a China, a la Unión Europea o a Estados Unidos sin aranceles porque hay convenios, mientras que los argentinos pagan aranceles.

Soledad Pérez Duhalde, economista de la consultora Abeceb, ratifica que una macroeconomía “descontrolada” dificulta “cualquier planificación y determina que haya caídas” en las comparaciones con economías más sentadas. Enumera, por ejemplo, que Brasil expandió su frontera agrícola y sumó tecnología, y “no solo produce lo que antes importaba de la Argentina, sino que la adelantó en algunos productos”.

Sobre Paraguay indica que gana terreno en la exportación de carnes porque “hay más libertad para producir e hizo una mejora genética de su rodeo”; en Chile “hay más disponibilidad de recursos para la minería; más acuerdos comerciales” para los vinos. “Es decir, en todos esos casos a la estabilidad macro le sumaron aspectos puntuales que despiertan el interés inversor -añade-. Primero ordenar la macro y, después, ir hacia lo sectorial pero con sustentabilidad en el tiempo, que no cambien las reglas de juego”.

Pérez Duhalde enfatiza que mencionar “reglas de juego” no es una forma de decir: “¿Si los vinos argentinos pagan un arancel del 14% para entrar a un mercado y los chilenos 0, cómo se compite? ¿Con cupo para exportar carne, cómo competir con Paraguay? Uruguay y Costa Rica tienen un apolítica agresiva en economía del conocimiento, tienen talento y un marco estable. La Argentina fue pionera pero cuando se vencía el régimen no se definió a tiempo, se modificó el contexto, hay un dólar paralelo, ¿cómo competir? El problema también es la institucionalidad; incluso en sectores donde se puede dar el paso adelante se traba”.

Comparaciones sectoriales

En 1984 la Argentina ocupó el puesto 11 en el ranking mundial de exportadores de agro, mientras que Brasil era sexto. Diez años después se movió entre esa posición y la 16, pero en los últimos cinco “cayó de manera importante; en el 2021 perdió cinco ubicaciones y llegó al puesto 18 y Brasil, tercero”. Es el segundo país que menos creció en relación con el promedio de los últimos 10 años, sólo por detrás de Venezuela.

El relevamiento del IIE muestra también un estancamiento importante en la relación comercial con Brasil; en 2011 el valor de las exportaciones netas alcanzaba US$ 86.390 millones y en 2021 esa cifra ascendió a US$ 111.086.

“El panorama global de exportaciones del agro muestra que el país quedó rezagado en su crecimiento respecto a otros -dice Barraud-, aunque hay potencial para recuperar el terreno perdido y también para liderar el abastecimiento mundial de agro alimentos sustentables”.

Enfatiza que el hecho de que la Argentina se “haya ido cerrando por políticas de no firmar acuerdos, poner trabas, cepos” se hace más evidente porque los otros países cambiaron. Por ejemplo, Brasil que orientó su política a la apertura del comercio, a integrarse al mundo.

“Para recuperar mercados hay que crecer más que el resto, está la capacidad -añade-, pero el problema es la macro. Hay que cambiar la visión mercantilista de que las importaciones son malas; si se rompe la cadena de pagos a los importadores, se rompe toda la cadena. Hay que salir a competir en el mundo; el país va perdiendo reputación”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/