Las cuatros transiciones justas de América Latina y el Caribe
En un evento de la COP29 de Bakú, Azerbaiyán, CAF hizo un llamado para que América Latina y el Caribe aborde integralmente las grandes transiciones que atraviesan las economías y sociedades modernas, con la finalidad de subirse al tren de la 4ta Revolución Industrial y resolver los retos históricos de la región, como la erradicación de la pobreza, la reducción de las desigualdades y el aumento de la productividad.
“La transformación hacia una economía baja en emisiones debe ocurrir de manera equitativa para todos, garantizando la implementación de tecnologías bajas en carbono y los cambios sistémicos hacia la descarbonización sean inclusivos e integrados con las prioridades de desarrollo en todos los niveles”, dijo Alicia Montalvo, gerenta de Acción Climática y Biodiversidad Positiva de CAF, en un evento del pabellón de España en la COP29 sobre transiciones justas.
Montalvo explicó que la región debe abordar de manera integrada y coordinada las transiciones energéticas, fiscales, productivas y de adaptación al cambio climático, y que “los organismos multilaterales tenemos que ser los catalizadores de estas transiciones, para que no se hagan a costa de los países y no vayan en paralelo de los grandes desafíos históricos de la región. Necesitamos crear modelos resilientes, limpios y equitativos.
Según Montalvo, estas son las 4 transiciones que América Latina y el Caribe debe enfrentar de manera coordinada:
- Transición energética. Para abordar esta transición, la región necesita inversiones de entre 1,5% y 3% del PIB (lo que implica triplicar las inversiones al 2030), y que un tercio de las reservas mundiales de petróleo, la mitad de las reservas de gas y más de cuatro quintos de las reservas de carbón deberían permanecer sin explotar. Para lograr todo esto, será imprescindible incrementar las fuentes de financiamiento públicas y privadas para renovar las redes energéticas con fuentes renovables, innovar en nuevas fuentes como el hidrógeno verde, encontrar fórmulas para reducir los costos de la energía y avanzar progresivamente hacia economías limpias con combustibles de transición como el gas, con el objetivo de no dejar a nadie atrás por el camino.
- Transición fiscal: Esta transición tiene que ver con cómo se reemplazarán los ingresos provenientes de la exportación de combustibles fósiles y de sectores dependientes del petróleo y otras materias primas cuyos ciclos de vida productivos emiten gases de efecto invernadero. También está relacionada con recabar más recursos que permitirán financiar el desarrollo, para lo que es necesario desarrollar nuevos sectores. Además, una transición justa también tiene el potencial de avanzar en el logro de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y de mejorar el PIB mundial en un 2,5% para 2050 en comparación con los niveles actuales (ODS 8), eliminar gradualmente los subsidios al consumo de combustibles fósiles por un valor de 400 mil millones de dólares anuales (ODS 7, 12) y reducir drásticamente los costos sociales y ambientales de estos subsidios a los combustibles fósiles, estimados en 5 billones de dólares por año (ODS 7, 8, 12).
- Transición productiva: Esta transición se basa en la transformación de los mercados y modelos de desarrollo industrial y agropecuario. Hablamos de recursos de América Latina y el Caribe hacia el resto del mundo que no siempre suponen valor añadido en la cadena de suministro y para los que es necesario contar con energía. Es necesario trabajar la economía relacionada con el uso sostenible de la biodiversidad, como la bioeconomía, el ecoturismo, la agricultura regenerativa y la ingeniería genética, entre otros. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 grados podría crear 18 millones de empleos netos en todo el mundo. Desde una perspectiva agrícola, implica mejorar la gestión del paisaje, la agricultura y los sistemas alimentarios para generar resiliencia frente al cambio climático y, al mismo tiempo, reducir las emisiones.
- Transición para la adaptación al cambio climático. Esta transición está relacionada con cómo transitar hacia modelos productivos más resilientes a través, por ejemplo, de la construcción de nuevas infraestructuras de transporte, saneamiento y agua. En este sentido, CAF, un reciente informe de CAF propuso cinco grupos de políticas: prácticas de agricultura sostenible, soluciones basadas en la naturaleza, inversiones en infraestructura de adaptación, acciones de gestión de riesgos de desastres y medidas regulatorias.
CAF está apoyando a sus países accionistas a alcanzar una transición justa a través de una estrategia energética que considera los siguientes aspectos:
- Modernización y expansión de los sistemas de transmisión y distribución, incluyendo interconexiones internacionales.
- Aumento de la capacidad de generación a través de fuentes renovables como hidráulica, eólica, solar, geotermia y biocombustibles.
- Uso de gas natural como combustible de transición.
- Apoyo a iniciativas de hidrógeno bajo en CO2e.
- Promoción de iniciativas de eficiencia energética.
Además, CAF publicó este año el informe “Energías Renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible”. En el informe se destaca la importancia de desplegar una transición justa con una mirada desde América Latina y el Caribe, reconociendo las realidades específicas de cada país y la necesidad de enfrentar, al mismo tiempo, los viejos rezagos del desarrollo entre los que destaca la brecha del PIB respecto del mundo desarrollado y los altos niveles de pobreza y desigualdad. Además, en el informe se incluye una estrategia para descarbonizar los sectores industrial, residencial y de transporte.