Latinoamérica, la promesa de la economía digital amenazada por la COVID-19
Latinoamérica ha sido vista por muchos como la eterna promesa de desarrollo, ante la abundancia de recursos naturales, buen clima y una creciente clase media. Según el estándar del Banco Mundial para la categorización de ingresos, la región forma parte de la estadística de los ingresos medios en el planeta desde la década de 1970.
Sin embargo, la aceleración de los cambios en la nueva economía, de la mano de la transformación digital, Latinoamérica tiene el peligro de alejarse aún más y ampliar la brecha de pobreza con el resto del mundo, ante un entorno más competitivo en el ámbito mundial.
Si en Latinoamérica, un inversionista no es capaz de abrir rápidamente un negocio, pagar impuestos competitivos, disponer de una infraestructura que le permita producir de manera eficiente, vender por canales digitales y competir con una logística eficiente de entregas, ese inversionista se irá a la parte del mundo donde puede hacerlo e igual le venderá al mercado latinoamericano.
Desde la década de los 90, varios países entraron al rango de ingresos medio-altos en la escala del Banco Mundial. Para 2019, Brasil, México, Colombia, Argentina, Perú y Chile presentan un PIB per cápita (PPA medido) superior a 13 000 dólares estadounidenses. A este nivel de ingresos se agrega que la región posee un índice de urbanización superior a 80 %, lo que refleja una población latinoamericana con una elevada vida urbana de clase media, donde se satisfacen las necesidades básicas y el consumo se vuelve aspiracional.
El tamaño de esa clase media en América Latina viene creciendo rápidamente, representando alrededor de 30 % de la población en la actualidad; esto es similar al nivel de China, y mucho más significativo que el 3 % de India, según el Banco Mundial. La tradición de las familias latinoamericanas ha tendido a emprender en pequeños negocios y desarrollos, que son una oportunidad si disponen de las condiciones para integrarse al mercado global en condiciones competitivas. Por el contrario, la tendencia a empobrecerse en la nueva economía digital puede venir al no acoplarse al entorno competitivo necesario. El marco regulatorio y de infraestructura es vital para ser competitivo.
COVID-19 y el cambio en el mapa de consumo
La cuarentena generada en el mundo y particularmente con mayor duración en Latinoamérica, induce cambios profundos en la conducta del consumidor que exige nuevas formas de responder al mercado de consumidores. En nuestra opinión hay 4 cambios que cruzan las economías latinoamericanas:
Menos consumo en restaurantes y más servicios de entrega
El distanciamiento social forzado para ajustar a la población a vivir con un virus de fácil transmisión y tasa de mortalidad relevante cambió por completo la vida social y el uso de restaurantes como entretenimiento habitual para unos y como modo de vida para otros. La experiencia de servicios de ¨deliveries¨ constituye la tabla de salvación para el sector restaurantes, sobre la cual McDonald ‘s se venía preparando con la contratación de drones para entrega de pedidos a domicilio. ¿En cuánto tiempo sería aplicable en Latinoamérica?
Mayor seguridad requerida en la Salud Pública
Luego de una pandemia donde está en riesgo buena parte de la población, la implementación del manejo digital de la salud en esquemas de diagnóstico de enfermedades, atención y seguimiento son fundamentales para mantener el bienestar de las economías y evitar impactos como lo ha hecho Corea del Sur. Desde que el presidente Moon Jae-In tomó el gobierno en 2017, las políticas públicas se han centrado en expandir su industria de salud digital con una mayor inversión en el desarrollo de nuevas tecnologías. Por ejemplo, la atención médica digital se ha identificado como un sector de crecimiento clave, con especial énfasis en áreas como Big Data relacionado con la atención médica, Health IT (HIT) e inteligencia artificial (AI). Estos avances en sus políticas públicas de salud, facilitaron al país afrontar la COVID-19 con un aplanamiento rápido de los casos y menos estragos económicos, en virtud de la combinación de pruebas exhaustivas y rastreo de contactos digitales.
¿Está preparada Latinoamérica para desplegar un sistema de salud digital, que facilite la detección, prevención, manejo y seguimiento de enfermedades?
Desplazamiento del consumo a experiencias digitales
En este segmento no hay mucho que agregar a lo obvio, sin canales digitales, el costo de acceder a los productos se eleva, lo que tenderá a aumentar la brecha de precios y poder de compra inferior de Latinoamérica frente a los países desarrollados. Si la experiencia de compra digital por Amazon, Walmart, Nike y otras marcas, no puede extenderse en la región, tanto consumidores como productores que coloquen sus productos en esas redes, verán una menor eficiencia y mayores costos para el consumidor con probablemente menores retornos y acumulación de capital para el productor-vendedor, definida como la típica brecha de la pobreza.
El mundo desarrollado avanza a la estandarización de compras desde teléfonos o dispositivos inteligentes. El consumidor en los países desarrollados estará disfrutando de canales de E-commerce masivos, servicios automatizados a lo largo de toda la cadena de compra, incluyendo servicios al cliente y entrega (drones en camino), con sistema de pagos desde billeteras electrónicas…etc.
Latinoamérica se debate en colocar impuestos a las grandes empresas de E-commerce y declarar empleados, en lugar de contratistas independientes, a los prestadores de servicios que se benefician de plataformas para manejo de clientes y entregas como UBER, Rappi o Glovo. Una decisión que, no sólo restringirá el crecimiento de los servicios y que ahuyentará las nuevas inversiones para la transformación tecnológica de la región.
Movilidad eficiente a la par de la nueva economía.
La movilización de la población es probablemente el cambio más sustancial que veremos en los próximos meses en los países desarrollados. Desde la micromovilidad impulsada por bicicletas eléctricas, los scooters y nuevos transportes autónomos (sin conductores) que estarán transformando el mapa de las ciudades en los países desarrollados en los próximos años. En Latinoamérica han comenzado tímidamente ciertas medidas en esta dirección, como por ejemplo un servicio de bicicletas compartidas en Buenos Aires pero que su gratuidad justamente afecta el servicio como medio de transporte, mientras que en Ciudad de México comienzan a verse en las esquinas los scooters esperando por los usuarios.
Las iniciativas en movilidad implicarán en el ámbito global de una menor necesidad de estacionamientos cediendo estos espacios para la recreación, áreas verdes o nuevas edificaciones, lo que también repercutirá en una menor contaminación derivada del uso de combustibles fósiles.
El estado de California, la sexta economía mundial, acaba de prohibir uso de autos de combustibles fósiles a partir de 2035. Las ciudades con sistemas de transporte autónomo y eléctrico tendrán una enorme ventaja en promover el desarrollo de su economía, desde una población más enfocada en producir y dejar problemas centrales del pasado atrás, una mejora en la logística y menores costos, así como una menor preocupación de la población de tener un medio de transporte propio.
¿Está preparada Latinoamérica para soportar conectividad 5G o superior en sus ciudades, con la seguridad para los dispositivos autónomos? ¿Entiende la sociedad y los gobernantes los modelos de negocio donde hay plataformas que permiten al emprendedor desarrollarse, en lugar de buscar regular para convertir al empresario en empleado?
Algunos números para ilustrar punto de partida de la transformación digital
El deterioro en los precios de las materias primas en el ámbito global deteriora los ingresos de Latinoamérica de forma sustancial, al igual que el poder de compra de sus monedas. Esto erosiona los ingresos de la región y la capacidad de acometer inversiones para impulsar la transformación digital.
Pese a la desventaja financiera de la región, aún existe una alta penetración de la telefonía móvil y de Internet que constituye una base para el cambio digital. Por ejemplo, la penetración de Internet es de 57 % en América Latina. Esta cifra es mucho más alta que en el sudeste asiático, el sur de Asia o África. El 70 % de la población tiene servicios de suscripción móvil; La penetración de Internet móvil es más del 51 % y se espera que crezca a una tasa compuesta anual de 6,2 %;
En el caso de los teléfonos inteligentes, la penetración alcanza el 55 % y se espera que crezca a más del 70 % para el cierre de 2020, todo esto según datos de la encuesta Digital de Accenture 2018.
La alarma está en el rezago de la entrada de nuevas inversiones a Start-up tecnológicos en la región
Latinoamérica necesita más emprendimientos como Rappi, Loggi, Glovo y Mercado Libre que pudieron lograr un crecimiento exponencial en la región aprovechando la tecnología y la demanda existente de conveniencia y servicios personalizados. Sin embargo, América Latina ha carecido históricamente de fondos de capital de riesgo, tanto en el ámbito regional como mundial.
De acuerdo con un reporte de CB-Insight, empresa especializada en desarrollo y medición de emprendimientos y capital de riesgo en el ámbito mundial, el dinero total de capital de riesgo invertido en toda la región era de sólo 500 millones de dólares a 2017; eso es equivalente a la cantidad de dinero que una empresa de tecnología China recaudaría en una sola ronda.
Si bien los inversores han mostrado un interés creciente en la región desde entonces, el capital invertido también se está duplicando en los últimos dos años. Al mismo tiempo, las mega rondas también comenzaron a materializarse con una mayor participación de los principales inversores internacionales y gigantes tecnológicos como SoftBank, Sequoia, Andreessen Horowitz, Accel Partners, así como los chinos Tencent (dueño de Tik Tok) y Didi Chuxing, el incremento de regulaciones por incomprensión de la nueva economía puede espantar este deseo de inversionistas de mayor calibre, en un 2020 donde los inversionistas son mucho más cuidadosos en la asunción de riesgos.
¿Cómo están las inversiones en Latinoamérica?
En América Latina tenemos 2 unicornios (empresas valoradas sobre los 1 000 millones de dólares) como Rappi en Colombia y Nubank en Brasil. Desde 2009, se han invertido más de $ 12 000 millones en 1 800 acuerdos para nuevas empresas de tecnología en América Latina. El año pasado marcó un año récord para la región, con empresas de tecnología que recaudaron un récord de más de $ 5 000 millones en más de 360 acuerdos, según los datos de CB-insight.
A parte de Rappi, Nubank y UALA en Argentina, la región no supera startup tecnológicas con más de $ 100 millones en rondas de financiamiento de capital privado, lo cual da cuenta de la poca profundidad financiera y atracción de capitales en Latinoamérica.