Más digitalización para acelerar la reactivación económica en América Latina
Un nuevo informe de CAF analiza las oportunidades y beneficios de la digitalización de los sectores de energía eléctrica, movilidad y logística, y asegura que América Latina y el Caribe debe acelerar sus procesos de digitalización para no perder el tren de la Cuarta Revolución Industrial.
CAF – banco de desarrollo de América Latina- publicó el estudio “Hacia el desarrollo de infraestructuras eficientes y sostenibles en América Latina”, que aborda los beneficios de la digitalización de las infraestructuras eléctricas, de movilidad y logística, y promueve transformaciones de los procesos de diseño, planificación, gestión y operación en estos sectores con la finalidad de que contribuyan más significativamente a las economías de los países.
El reporte destaca que una de las principales consecuencias de la evolución tecnológica ha sido un costo decreciente en el transporte, almacenamiento y procesamiento de grandes volúmenes de datos, y que esta evolución ha proporcionado capacidades de procesamiento y almacenamiento cada vez mayores, así como tecnologías de acceso y transmisión con velocidades siempre en aumento.
“La digitalización es el habilitador clave de las industrias de la Cuarta Revolución Industrial. Nutre innovaciones como el comercio electrónico, los servicios financieros electrónicos, la economía colaborativa, la automatización y la robotización avanzada, la impresión 3D, los drones y otros tipos de vehículos autónomos, las redes inteligentes y las cadenas de suministro globales”, dice Mauricio Agudelo, coordinador de la agenda TIC en CAF.
Según el informe, los procesos de digitalización de infraestructuras contribuyen a cerrar las brechas en tecnologías tradicionales y, a su vez, generan nuevas tecnologías, aplicaciones y servicios. En ese contexto, la digitalización de las infraestructuras y las tecnologías digitales son un elemento clave para la habilitación, mejora o transformación de los procesos de diseño, planificación, gestión y prestación de servicios, han contribuido a dar continuidad en los negocios y el empleo frente a la pandemia causada por el COVID-19, y desempeñarán un papel importante en la fase de recuperación económica.
Sectores de energía eléctrica, movilidad y logística
El estudio de CAF asegura que la digitalización de las infraestructuras de los sectores de energía eléctrica, movilidad y logística trae consigo importantes beneficios que justifican la incorporación de componentes digitales.
En cuanto a las experiencias internacionales relacionadas con el sector de la energía eléctrica, la digitalización tiene el potencial de generar cambios en la cadena de valor en aspectos vinculados al funcionamiento del sistema eléctrico. Paralelamente, la incorporación de técnicas avanzadas de análisis y procesamiento de los datos recopilados por las redes inteligentes permitirá el desarrollo de nuevos modelos de negocio en este sector.
En cuanto a la movilidad, la digitalización del transporte público requiere de un conjunto de elementos tecnológicos que soporten el control y monitoreo de la flota, el recaudo de los ingresos a través de diferentes medios de pago, los sistemas de información y servicio al usuario y las herramientas de analítica. Estas herramientas permiten, por ejemplo, utilizar los registros de teléfonos móviles o tarjetas inteligentes utilizadas en el pago del transporte público para analizar los comportamientos de desplazamiento y elaborar modelos de demanda que apoyen el diseño de las rutas.
Del abordaje de prácticas en el sector logístico se concluye que la digitalización tiene el potencial de transformar los servicios de información y logísticos, las capacidades de entrega de mercancía ampliadas (drones, vehículos terrestres autónomos e impresión 3D) y las capacidades de compartición (plataformas digitales para compartir recursos de la cadena logística, como el transporte y el almacenamiento).
Por otra parte, CAF advierte las dificultades de medir la digitalización de los tres sectores económicos analizados en América Latina porque no hay un estándar en las metodologías utilizadas para evaluar el estado de avance y los que existen no estudian de forma específica el estado de digitalización de los sectores analizados.