Resalta Centro Cultural Banreservas legado Teté Marella
Marella, quien residió muchos años en RD, falleció en Buenos Aires a causa del coronavirus
El Centro Cultural Banreservas se une a toda la comunidad artística y cultural dominicana, tras el lamentable fallecimiento de la destacada artista plástica dominico-argentina María Esther Marrella, conocida como Teté Marella.
Marella se despidió del plano terrenal este pasado miércoles 14 de abril, previo al Día Mundial del Arte, en su natal Argentina, por complicaciones de salud provocadas por el coronavirus.
Su legado artístico está íntimamente ligado a sus años vividos en la República Dominicana, país al que llegó en el 1973. Ella misma afirmó que le debía los colores brillantes de sus obras, entre ellas sus características, vigorosas y coquetas “gorditas”, a los paisajes de esta, su segunda patria.
Pero Marella también fue maestra del dibujo, en cuya categoría fue premiada en la Bienal de Artes Plásticas en 1979, por “El Mago”. En las aulas universitarias se dedicó a enseñar y estimular el crecimiento de sus estudiantes.
Aunque se marchó de esta media isla en 2016, luego del fallecimiento de su esposo, el fotógrafo Wladimir Lerner, nunca se alejó del todo, como tampoco sucederá ahora, ni aquí ni en ningún otro lugar donde dejó plasmada su esencia, que trasciende su producción artística.
Serán imborrables su sonrisa, su calidez humana, su sensibilidad. Su creatividad, la agudeza para descubrir el talento y la valentía de llamar las cosas por su nombre, como cuando se marchó a Buenos Aires porque aquí, tras 43 años, dijo quedarse sola.
Hoy el Centro Cultural Banreservas, en la persona del encargado de Cultura de Banreservas, Mijail Peralta, honra la memoria y el legado artístico de esta distinguida mujer, que nos distinguió como nación al escogernos como su hogar y motivo de su inspiración.
Estaremos siempre en deuda, Teté. Nos dejas el agradable sabor de tus vibrantes colores, los que recordaremos siempre que miremos al sol acostarse entre las boscosas montañas, o colarse en el color azul que se confunde entre el cielo y el mar. “Todo es redondo”.