Tecnologías digitales y distribución de vacunas: oportunidades y desafíos en Latinoamérica
La pandemia de COVID-19 ha alterado la vida de miles de millones de personas de todo el mundo: ha causado más de 1,8 millones de muertes y ha provocado graves dificultades económicas con impactos enormes sobre los pobres y los trabajadores con empleos precarios. Pero la puesta en marcha de las campañas de vacunación en todo el mundo ahora alimenta las esperanzas de una recuperación global.
Sin embargo, la distribución de las vacunas (lo que incluye su transporte y aplicación) conlleva desafíos tales como los retrasos en la fabricación, la disponibilidad de cadenas de suministro ultrafrías o su confiabilidad, el riesgo de demoras en los envíos transfronterizos de vacunas, la priorización de los distintos grupos de población, la complejidad de armar el calendario de vacunación, la verificación de la calidad de las vacunas, el seguimiento de quienes las han recibido y los esfuerzos por garantizar que la mayoría de las personas se movilicen y se vacunen.
En vista de la escala y la velocidad que se prevé tendrá el proceso de distribución de vacunas, las tecnologías digitales pueden desempeñar un papel fundamental para respaldar la planificación, la distribución, el seguimiento y la gestión de los programas de vacunación. De hecho, se están considerando numerosas herramientas para apoyar los esfuerzos de distribución de vacunas en todo el mundo. En algunos casos, los países están probando nuevos sistemas de registro o de apoyo a la toma de decisiones, incluido el uso de plataformas de código abierto (i). Las herramientas digitales existentes también podrían aplicarse rápidamente en apoyo de las iniciativas de vacunación. Países como India tienen previsto reutilizar las plataformas digitales empleadas en los programas de inmunización ya vigentes (i) para rastrear el movimiento de las existencias de vacunas contra la COVID-19.
En el diseño y la aplicación de estas herramientas digitales deberán tenerse en cuenta la infraestructura y el entorno regulatorio de cada país. Estos varían significativamente tanto entre los diversos países como dentro de ellos, y por lo general será necesario diseñar las intervenciones específicamente para el contexto en el que se llevarán adelante.
Por ejemplo, el éxito de las aplicaciones informáticas de logística que utilizan redes móviles dependerá de la cobertura y la calidad de dichas redes en cada país. De modo similar, las herramientas digitales de registro y seguimiento de la vacunación pueden complementarse con el uso de los sistemas de identificación para determinar la elegibilidad de los pacientes y realizar su seguimiento entre dosis , si tales sistemas están digitalizados y proporcionan una identificación única fiable de la población. Estos sistemas también deben estar protegidos para evitar el acceso no autorizado y la manipulación de datos, y para proteger la privacidad de los pacientes y el personal. Asimismo, la capacidad de los Gobiernos para utilizar los datos personales a fin de priorizar los programas de vacunación y realizar el seguimiento correspondiente también dependerá del marco legal y regulatorio que rija el uso de datos personales, así como de las plataformas de gestión e intercambio de datos empleadas para compartir y comparar información.
Lograr el equilibrio
Por lo tanto, el uso de herramientas digitales para actividades como estas, de gran escala y alto perfil, también representará desafíos y riesgos para los Gobiernos. Entre los desafíos se incluyen la identificación e implementación de las herramientas apropiadas, en vista de las diferencias en el grado de preparación digital de los países, la cobertura y capacidad de las redes de comunicación, la capacidad de los Gobiernos para diseñar e implementar soluciones digitales, y el nivel de las competencias informáticas de los trabajadores de la salud y la población.
Los riesgos surgen de las deficiencias en las normas que regulan las tecnologías digitales, la posible exclusión de personas o lugares debido a fallas en el diseño o la escasa capacidad institucional. Por ejemplo: ¿cómo podrían diseñarse programas nacionales de vacunación en países con niveles marcadamente distintos de capacidad digital (por ejemplo, entre las zonas urbanas y rurales)? ¿Cómo deben gestionar los países los problemas de seguridad y privacidad de los datos o responder a niveles de confianza bajos? También se deben considerar los riesgos a la ciberseguridad, puesto que ya hay piratas informáticos que tienen en la mira (i) la cadena de suministro de vacunas contra la COVID-19 y roban datos (i) relacionados con el desarrollo de vacunas.
Los países deberán asegurarse de contar con los elementos facilitadores y las salvaguardias imprescindibles para permitir el uso de las herramientas digitales apropiadas. Estos serán específicos de cada país, dada la multitud de combinaciones entre el grado de preparación digital, el tipo de vacunas que se suministrarán y el conjunto de herramientas informáticas que resulten apropiadas para el contexto social y económico.
Según nuestro análisis inicial, los elementos facilitadores y las salvaguardias imprescindibles incluyen una amplia cobertura de las redes de telecomunicación, capacidad de almacenamiento de datos e interoperabilidad, medidas de ciberseguridad, marcos sólidos de protección de los datos y privacidad, sistemas de identificación inclusivos y confiables, y estándares sobre datos y marcos de interoperabilidad.
También podrían extenderse, ampliarse o aplicarse rápidamente algunos elementos facilitadores de las tecnologías digitales para apoyar este esfuerzo. Por ejemplo, se podría fortalecer y ampliar la cobertura de los sistemas de identificación fundamentales, trabajar con Gobiernos y proveedores privados a fin de ampliar el acceso a Internet y el suministro de dispositivos móviles para la implementación de los programas, o ampliar rápidamente las capacidades del sistema de información existente a través de proveedores de servicios privados seguros basados en la nube.
Las tecnologías digitales podrían desempeñar un papel fundamental y valioso en un momento en que la humanidad se embarca en la que probablemente será la mayor campaña de salud pública. El desarrollo de vacunas contra la COVID-19 ya ha exigido un esfuerzo científico gigantesco pero cuidadoso. A medida que los países de todo el mundo suministren una innumerable cantidad de vacunas para proteger la salud física de su población, también deben procurar aprovechar las tecnologías digitales, gestionando a la vez los riesgos y desafíos conexos mediante la combinación adecuada de elementos facilitadores y salvaguardias.